DETECCIÓN A TIEMPO DE BACTERIA QUE GENERA CÁNCER GÁSTRICO
Desarrollan en el IPN y especialistas del IMSS, una investigación para obtener biomarcadores efectivos para la detección temprana de la bacteria Helicobacter pylori causante de gastritis, úlcera péptica y duodenal y, en algunos casos, de cáncer gástrico.
Investigadoras egresadas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), estiman que la bacteria coloniza el estómago del 85 por ciento de los mexicanos mayores de 20 años; 20 por ciento de niños de dos años y 50 por ciento de infantes de cuatro años.
Esta investigación que dirige el doctor Javier Torres López, Jefe de la Unidad de Investigaciones Médicas de Enfermedades Infecciosas y Parasitarias del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, con la colaboración de la científica politécnica Silvia Giono Cerezo, quien tiene casi tres décadas dedicada al estudio de la bacteria.
También participan las doctoras politécnicas Margarita Camorlinga Ponce, adscrita a la citada Unidad de Investigación del IMSS, y María del Carmen Maldonado Bernal, cuyo laboratorio se localiza en la Torre de Hemato-Oncología e Investigación del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”.
Silvia Giono Cerezo, quien ha desarrollado diversos proyectos en el IPN en torno al microorganismo, además de formar y brindar asesoría a estudiantes de maestría y doctorado, indicó que no todas las personas infectadas por la bacteria desarrollan una enfermedad que llegue a evolucionar a cáncer gástrico.
No obstante, la también integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel I, señaló que al menos el uno por ciento, del 85 por ciento de la población mayor de 20 años que tiene la bacteria, podría desarrollar cáncer y “entonces el número de casos es considerable”.
Los especialistas estudian a la bacteria, sus mecanismos de acción y genes de virulencia, además de los procesos inflamatorios que se presentan en el paciente, los receptores que detectan al microorganismo, la expresión de los receptores y las modificaciones genéticas que pudieran tener.
Los biomarcadores que investigan permitirán identificar la respuesta del hospedero de forma temprana, es decir, se trata de encontrar si hay una asociación entre el daño que genera la bacteria en la mucosa gástrica y los productos circulantes en torrente sanguíneo de las personas infectadas.
Corresponde a la doctora Margarita Camorlinga Ponce realizar la detección temprana de la bacteria y sus genes de virulencia. “Me he enfocado específicamente al estudio de los genes de virulencia cagA, vacA y las adhesinas (moléculas que unen las bacterias a la célula del hospedero) babA1, babA2; además he detectado la presencia de anticuerpos contra la bacteria”, apuntó.
“La respuesta inmune que tienen los pacientes con gastritis y con cáncer contra la bacteria es diferente, además la cuantificación serológica de anticuerpos varía dependiendo de la magnitud de la respuesta inmune”, indicó.
A su vez, la doctora María del Carmen Maldonado Bernal explicó que como respuesta a la invasión bacteriana, la mucosa gástrica produce diferentes moléculas, entre ellas quimiocinas (pequeñas proteínas que secretan las células del epitelio gástrico), una de ellas denominada IL-8, proteína atractante de neutrófilos (glóbulos blancos).
“Así se atraen al sitio de infección otras células del sistema inmune que circulan por el torrente sanguíneo, como los macrófagos, los linfocitos B y T que generan una respuesta inmune innata y adaptativa, para tratar de eliminar la infección”, agregó.
Todas esas células empiezan a secretar diversas moléculas como: citocinas (TNF alfa, IL-1beta, IFN-gama) y moléculas como óxido nítrico y radicales de oxígeno.
Maldonado Bernal indicó que como parte de la respuesta inmune se establece inicialmente un estado proinflamatorio para tratar de erradicar a la bacteria y posteriormente se desencadena un mecanismo antiinflamatorio para evitar que se dañe el tejido gástrico.
De acuerdo con estudios realizados por la científica politécnica, se estima que los reactivos del oxígeno y del nitrógeno dañan la mucosa gástrica y generan mutaciones en el ADN que ocasionan que las células se transformen y generen cáncer gástrico; también que la respuesta inflamatoria crónica contribuye al daño de la mucosa gástrica.
Las investigadoras refirieron que actualmente el índice de mortandad por cáncer gástrico se debe a que éste se diagnostica en su etapa tardía, pero la idea es contar a mediano plazo con biomarcadores que detecten el daño de la mucosa gástrica en sus primeras etapas para poder revertirlo.