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Dos mil 15, elecciones por consigna

Se dice que estas elecciones serán concurridas porque la gente está cansada de fraudes y corruptelas impulsadas desde las esferas del poder sin importar el color de dónde provengan los políticos de uñas largas.

Lo mismo Enrique Peña Nieto que algún presidente municipal, regidor o síndico tienen las manos llenas de lodo. Lo mismo sucede con los empresarios nacionales y extranjeros, ni para dónde mirar sin lastimarse con la viga del ojo ajeno. Se fusionan los pricolores con los blanquiazules y los rojos, amarillos con los naranjas, los verdes con los turquesa donde sólo resalta la pillería y el atraco.

Edgardo Buscaglia, visitó hace poco un plantel educativo en donde resaltó ante estudiantes y acarreados que el germen de la corrupción brota desde las propias bases de la sociedad.

Desde el seno familiar se dan los primeros bosquejos de quién o quiénes serán presa de la corrupción hasta llegar a los cargos públicos o de mando en alguna empresa.

Siendo así, dándole el beneficio de la duda a Buscaglia. La madre, permisiva, por miedo a perder su estatus de abnegación permite los chantajes e impulsa la impunidad de sus vástagos; el padre, autoritario, impone sanciones corporales o económicas, quien seducido por la ama de casa retira los castigos bien ganados por los hijos ladillas.

Al paso del tiempo los retoños se revelan o abandonan el hogar con la experiencia de la impunidad, el soborno sentimental para no caer en manos la justicia punible. Para pagar los favores o agilizar los mismos, se requieren de recursos; si son ninis, la única opción es robar, secuestrar, narcomenudear, prostituirse o de plano salir por la puerta falsa del consumo de las drogas y ausentarse de la realidad.

El resultado es el descrédito y la falta de respeto a las leyes; los mexicanos rechazamos acatar las normas que nos parecen injustas, elegimos la legalidad a conveniencia… pero, al mismo tiempo, somos hipócritas.

Según el INEGI, 80% de los mexicanos negamos burlar las normas, sin embargo, 41% admitimos estar dispuestos a saltarnos las trancas, porque nuestras leyes resultan trampas diseñadas para facilitar mordidas, moches, cohechos, cochupos y transas…

Se estima que el impacto de la corrupción puede ser hasta de 10% del PIB, pero el impacto en la competitividad y la productividad es incalculable.

Así las cosas, el electorado ya está hasta la madre de tanta pinche transa como lo acuñara Andrés Manuel López Obrador, quien dentro de su administración al frente de la ciudad de México engendró el mal.

Primero, en un trasnochado concepto republicano-juarista-convenenciero ordenó bajar los sueldos de sus funcionarios orillándolos a prácticas insanas para completar la chuleta; su administración fue la más corrupta de la izquierda capitalina.

Segundo, a capricho ordenó desaparecer instancias gubernamentales necesarias para evitar desastres impulsados por la naturaleza; áreas de investigación urbana, porque dentro de su soberbia y locura él sabía más que los expertos y le dio en la madre a los servicios especializados que se ofrecían a SACMEX, al STC-Metro, a la secretaría de Obras, entre otras, al retirar de la nómina a los científicos calificados.

A decir verdad, le estorbaban para concretar sus corruptelas como la adjudicación de contratos para las construcciones del Segundo Piso, las redes Metrobús, la venta de espacios publicitarios en las mismas redes; las concesiones a los camioneros de la RTP, que cobraban pasaje, además del subsidio que recibía de su gobierno, permisos para la construcciones de desarrollos urbanos en zonas de riesgo o ecológicas.

Engendró a Marcelo Luís Ebrard Casaubón, a Martí Batres, a René Bejarano y a tantos más que le chuparon la sangre al erario capitalino y que siguen pegados a las ubres y no sólo eso, ahora, al mismo tiempo, ellos quieren dar de topes.

La gente está harta, tanto que el 91 por ciento de la población ya no cree en los partidos políticos, pero no obstante, irá a votar más de 50 por ciento del electorado capitalino, resulta ser una paradoja. Pero todos sabemos que estas elecciones intermedias definirán varias cosas.

Perfilarán candidatos a la presidencia de la República, al gobierno capitalino, a los gobiernos delegacionales y la consolidación de tres bloques de poder: Atlacomulco, empresarios nacionales y extranjeros y los pobres.

Los tres arropados por la misma cobija; la corrupción. En ese sentido, la inducción al voto, a través de estímulos, se dará por consigna. Donde la teoría cromática nos dice que la mezcla de todos colores nos da un matiz blanco. Y si usted saca la cuenta dará lo mismo votar por Chana que por Juana porque el pastel ya se repartió y todo quedará igual o peor y lo que le sigue.

Cuando amanezca, además de una cruda espantosa y se dé la ausencia de colores todo será negro, obscuro, tal como lo desean algunos grupos en el poder. ¿Héctor, Serrano Cortés, sabes algo de esto? ¿Tú eres la mano que mece la cuna? ¿El puente o pasadizo entre el Ayuntamiento y Palacio Nacional?




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