top of page

¿QUÉ SE SIENTE MAMÁ?


Un día de tantos, como tantos días tiene el tiempo. Me encontraba arreglándomelas como siempre con Doña Rutina y pretendiendo ganarle la batalla al tiempo. Cuando de pronto, uno de mis hijos me interrumpió, después de largo rato de observarme sin que yo me percatara conscientemente. Solo percibía una mirada de esas, que te ven pero no te ven. Que te observa y la confundes con esas miradas de niño que en realidad no están ni aquí, ni allá y mas bien están, atrapados entre su tenues pensamientos y dilucidando o tratando de comprende el juego de la existencia. -Mamá- : Me dijo interrumpiendo mi rutina. -¿Qué se siente tener tu edad?, ¿todo es diferente?. Un pequeño soplo de aire se quedó sostenido entre mi razón y mi corazón y luego hizo eco en mis recuerdos mas profundos. En un instante recorrí mi vida y vinieron a mi mente miles de recuerdos, sensaciones e imágenes. Y le contesté: - Pues...mira hijo son cosas que uno deja a veces de pensar o recordar porque...: Me interrumpió; -si mamá, ya se, tienes muchas cosas que hacer y no tienes tiempo-. Ammm -pues sí-, -le contesté-, -a veces uno no se detiene a pensar, cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que fui niña o joven o llegas a mi edad. Pero... haber déjame recordar-. -Dice mi madre, que yo siempre fui una niña muy soñadora. Desde el vientre como buena maestra de preescolar, me leía cuentos y me cantaba canciones, y yo pienso: que eso contribuyó a que eso del soñar se me hiciera un deporte-. -Recuerdo entre sueños, que yo me acurrucaba junto a ella y ponía mi cabeza en sus piernas-. -Ella se recargaba en la cabecera de la cama o en la banca de piedra que había en el patio de mi abuela, y me leía, me contaba historias, a veces... tantas veces, como a "Caperucita Roja o Los Tres Cochinitos", que ya me los sabía a mis cortos dos, tres años. Ya de memoria-. - Me cambiaba los finales y yo volteaba a verla a los ojos y le decía: no mamá el cuento no termina así. Y ella se reía y me decía: -¿no? ¿entonces?- Y yo resolvía el enredo con el final correcto. Dice que pasaba horas mirando al gran árbol que había en el terreno de la casa. Que mi imaginación viajaba como un cohete a la luna, y miraba por horas como se mecían sus ramas secas en la punta y como silbaban con el viento que las atravesaba. Creaba grandes historias de aventuras, entrando en las selvas de grandes girasoles que crecían en la casa. Caminaba por caminos secretos y miraba como "Alicia en el país de las maravillas", como yo era pequeñita entre las grandes flores que estaban llenas de abejas y abejorros. Platicaba con los caracoles que en su lenta marcha, y los acompañaba a su casa. Y me contaban sus historias. Observaba las competencias de cochinillas que se hacían bolita y bajaban por las laderas del pavimento cuando intentaba tocarlas. Aprovechaba los instantes antes de que me llamaran por que ya estaba lloviendo para ver como los miles de soldaditos de agua, me caían en la cara y abría la boca para comerme algunos cuantos. Soñaba con la princesas de los cuentos de los grandes libros que tenía mi abuela, en los libreros de la sala. Y pasaba horas de panza tirada sacando los libros de la abuela de "Time Life" observando hoja por hoja, cada unos de los peces, dinosaurios, cuerpo humano, universo, maquinas y mil temas que contienen. Corría con mis amigos los perros y lloraba con ellos cuando las ambulancias o los bomberos pasaban. Me dolían los raspones por subirme a los árboles, y me sorprendía el nacimiento de los perritos, cochinitos y cuanto animalito había en la casa. Disfrutaba el encanto especial que era sentarme junto al abuelo a escuchar una y otra y otra vez las historias que contaba y soñaba con los mundos que Cricri en su canciones me contaba. Hoy después de 42 años, me sigue gustando soñar y no encuentro diferencia mas que el poco tiempo que puedo dedicarle. Me sigue causando un adorable adormecimiento el escuchar el sonido que causa el viento cuando atraviesa los árboles. Me eriza la piel como decía Cricri "el rayo que gira cambiando de luz". Mi piel sigue sintiendo los mismo alfileres y temperatura cuando cae la lluvia en mi cara. Sigo soñando con los cuento de hadas, aun en mi recuerdo hasta que la vejez y la vida los borre de mis recuerdos. Sigo ayudando al caracol que se cruza con lenta marcha en mi camino, para no pisarle. Levanto a mi paso los bichos que me encuentro, para lo que mis hijos me dicen mamá estas loquita te van picar. Continuo salvando abejas y arañas patonas que caen en mi ventana. Me sigue admirando el nacer de la vida y doliendo el maltrato y la violencia. Me siguen gustando los libros llenos de imágenes y poco texto. Admiro al silencio que me cuenta mas secretos que el bullicio. Quizás con mucho mas que hacer y mas responsabilidad pero creo que sigo siendo la misma. Mas gordita, mas arrugada, mas cansada: pero sigo siendo la niña que se acurrucaba en las piernas de mamá para que le contara un cuento. La edad avanza, la vida pasa, el cuero se arruga, pero el corazón, la esencia no cambia. Quizás viejo, quizás lastimado por la vida. Dentro de uno lo mismo, la esencia de tu alma es la misma. Las situaciones no te hacen dejar de ser lo que eres: Un ser humano. Mi hijo se levantó, y me dijo: -ay mamita estás "reloquita" y ya se, que me vas a decir: "No hay nada que la vida no te haga entender, tarde o temprano". Pero si, creo que se sigue sintiendo lo mismo.


DIRECTORIO

Lic. Fernando González Parra

Director General

Mtra. Graciela Ornelas Prado

Directora

Edmundo Olivares Alcalá

Subdirector

Karen García Hernández

Jefa de Redacción

Héctor Manuel Serna Ornelas.

Juridico

Pablo Gómez

Articulista 

Ernesto Olmos Avalos.

Alitzel Herrada Herrera.

Garnica Muñoz José Antonio.

Reporteros

Adonay Samoya H.

Lic. Andrés Aguilera.

Roberto Chavez.

Renato Corona Chavez.

Javier Méndez Camacho.

Gustavo Santos Zúñiga.

Blas. A Buendía

Lic. Alicia Barrera Martínez

Columnistas

  • Icono social Twitter
  • Wix Facebook page
bottom of page