MUJERES, JÓVENES Y MAESTROS, SÉPTIMA FUERZA POLÍTICA NACIONAL
El proceso electoral federal 2014-2015 confirmó que las mujeres jefas de familia, los jóvenes urbanos con nivel de escolaridad superior a la media nacional –estimado en 8.6 años- y los maestros, son quienes forman parte de la fuerza turquesa que posicionó a Nueva Alianza como la sexta fuerza política de México.
Para Luis Castro Obregón, presidente nacional de Nueva Alianza, las elecciones del siete de junio y 19 de julio dejaron varias lecciones:
Que el electorado mexicano tomó la decisión de fomentar la pluralidad y el multipartidismo, pese a la existencia de leyes electorales que fomentaban el bipartidismo. El arcoíris político pasó de seis a siete colores distintos.
Que por primera vez en la historia política y democrática de nuestro país, ningún partido político obtuvo más del 30 por ciento de los sufragios.
Que una creciente proporción del electorado abandonó a los partidos del “siglo pasado” y prefirió opciones políticas diferentes.
Que se castigó a los gobiernos considerados corruptos. Y en una muestra de la nueva realidad política en el México de hoy, no bastó que algunos partidos políticos desplegaran sus mejores esfuerzos para mantenerse en el poder, pues la sociedad les exigió más y mejores resultados.
A 10 años de nuestra fundación y en el proceso federal más complejo de nuestra vida democrática, expresó, obtuvimos el 3.74 por ciento de la votación válida emitida en todos los distritos electorales federales y ganamos una diputación federal por mayoría relativa, la de Ángel García Yáñez en el distrito 5 con sede en Yautepec, Morelos, con lo que conservaremos un Grupo Parlamentario de 10 diputados en la LXIII legislatura de la Cámara de Diputados.
Luis Castro destacó que hasta el momento el partido que lidera no ha conversado con alguna fuerza política para formar mayorías plurales en la Cámara de Diputados; pero que será mediante el diálogo y acuerdos estables, transparentes y recíprocos como Nueva Alianza buscará privilegiar temas y agendas legislativas que atiendan verdaderas preocupaciones sociales; que enriquezcan y den certeza a las decisiones que se tomen en el Pleno; pero que también permitan que se respete el espíritu que dio origen a las reformas estructurales que el país necesita.