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Elsabueso Mexiquense

Pésima calidad de viviendas en México


El derecho a la vivienda tiene en nuestro país profundas raíces históricas. La Constitución de 1917, en su artículo 123, fracción XII, estableció la obligación de los patrones de proporcionar a sus trabajadores viviendas cómodas e higiénicas. Posteriormente, el país se abocó a construir la infraestructura de seguridad social para atender las diversas necesidades de la población. En 1943 se creó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para brindar seguridad social a los trabajadores, aunque en sus inicios, también proporcionó vivienda a sus derechohabientes.

En febrero de 1972, con la reforma al artículo 123 de la Constitución, se obligó a los patrones, mediante aportaciones, a constituir un Fondo Nacional de la Vivienda y a establecer un sistema de financiamiento que permitiera otorgar crédito barato y suficiente para adquirir vivienda. Esta reforma fue la que dio origen al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), mediante el Decreto de Ley respectivo, el 24 de abril de 1972.

Hasta la década de los ochenta, el eje de la política de vivienda había sido la intervención directa del Estado en la construcción y financiamiento de vivienda y aplicación de subsidios indirectos, con tasas de interés menores a las del mercado. En la primera mitad de la década de los noventa, se inició la consolidación de los organismos nacionales de vivienda como entes eminentemente financieros.

En México, lamentablemente aún no puede ser catalogada como adecuada o aceptable la calidad de la vivienda, ya que hay deficiencias en términos de materiales, servicios e incluso de espacio o de casas nuevas, señaló el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados. Agregó que la actual política habitacional ha concentrado sus acciones en la asignación de créditos para la adquisición de vivienda nueva o usada, y muy poco hacia programas de mejoramiento y extensión. En Nuestro país menos de la mitad de las viviendas se pueden considerar de una calidad adecuada o buena; 24 por ciento tiene muchas carencias; 17 por ciento presenta más de una insuficiencia en las dimensiones de construcción, instalaciones, servicios y disposición del espacio en la unidad doméstica, y 7 por ciento sufre condiciones inadecuadas en todos sus servicios. Hoy en día existe una gran demanda insatisfecha, tanto de vivienda nueva como de reparación y restauración de la ya deteriorada, así como incertidumbre respecto de los daños que dejarían los desastres naturales provocados por el cambio climático. Sume Usted amigo lector los problemas que enfrentan quienes compran viviendas en México, que a la ceguera de las autoridades, deben pagar exorbitantes cuentas de adeudos que dejan las empresas constructoras en materia de agua, luz y otros servicios.

La corrupción e impunidad que se da en el Sector, así como la falta de atención de la autoridad y de los directivos de Organismos de Agua, Comisión Federal de Electricidad y otros, violentan la economía, de por sí precaria, de quienes buscan un patrimonio para sus hijos y solo encuentran problemas al adquirir sus viviendas.


elsabuesomexiquense@gmail.com

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