Elsabueso Mexiquense
Autoridad, competencia y buen ejemplo
Retomando algunos fragmentos de la espléndida colaboración de Francisco Rodríguez en su Índice Político de hoy, es muy importante poder transmitir lo que se piensa se debe hacer ahora que el corporativismo está rebasado, el neoliberalismo ha fracasado, en la voz de sus mismos inventores y operadores del Imperio, y la “estrategia” exportadora reventó. Dice bien el charlista amigo del escribidor, que “utilizar el poco parque que nos queda para invertirlo en el capital humano, a través de eficaces políticas sociales, que puedan unir los esfuerzos de los necesitados, que hoy somos todos –menos el uno por ciento de la población–, para abandonar la indolencia y el engaño de los mequetrefes, títeres de los dictados ajenos”.
También habla con mucha certeza de rescatar la dignidad de la persona, la integridad de la familia, el interés general de la sociedad en la preservación de la igualdad de derechos y obligaciones. Superar el paternalismo, que desalienta la participación comunitaria en la toma de decisiones.
Conceptos sin duda urgentes y necesarios para que el Estado se conduzca con credibilidad y brinde la certeza jurídica y económica que tanto anhelamos los mexicanos. Es decir, el gobierno en todos sus niveles debe llevar la administración con autoridad, competencia y buen ejemplo.
El término "autoridad" tiene origen romano y era comúnmente concebido como parte de una trilogía que incluía la religión y la tradición. El vocablo autoridad --autoritas-, proviene del verbo augure que significa aumentar (Arendt 1968, p. 121-5). En este primer significado, se considera "que los que están en posición de la autoridad hacen cumplir y confirman una línea de acción o de pensamiento". En el sentido moderno del término, la autoridad se ha definido de varias formas: como atributo de una persona, cargo u oficio que otorga una responsabilidad para cumplir la Ley; como una relación entre los cargos y la sociedad; como una cualidad que hace que una orden se cumpla, y como base de un comportamiento. Los principios del buen gobierno son decisivos para la viabilidad, competitividad y supervivencia de sus representados, sin importar su tamaño, naturaleza, o la estructura de propiedad accionaria. Las técnicas del buen gobierno muestran con transparencia cómo deben ser manejadas las finanzas públicas e informadas las sociedades participativas, las prácticas sanas de gobierno corporativo ayudan a estas a atraer inversión, crecer, formar alianzas comerciales internacionales estratégicas y competir exitosamente en la economía global. En otras palabras, el bienestar económico de un país depende, en gran escala, en si el gobierno poseen buenas prácticas o no. Una herramienta para crear confianza y eficiencia en el manejo societario es el sistema de Gobierno incluyente, transparente y competitivo, que promueva al país al través de programas nacionales e internacionales de cooperación, que promueva los valores y sin dificultad alguna, dejando de lado los intereses personales por los de la Nación, tome decisiones que beneficien a todos los mexicanos, en especial a los que menos tienen.
elsabuesomexiquense@gmail.com 11092015