ANTIGUA ACADEMIA DE SAN CARLOS, MUSEO Y PUNTO DE REFERENCIA EN EL CENTRO HISTÓRICO
Aunque no es museo, la Antigua Academia de San Carlos, plantel origen de la actual Facultad de Artes y Diseño (FAD), cumple esa función con visitas abiertas al público.
El emblemático sitio, enclavado en el Centro Histórico, exhibe esculturas del arte griego-romano clásico y renacentista, además de impartir clases, cursos y diplomados de diversas manifestaciones artísticas.
Sede de la Coordinación de Estudios de Posgrado de la FAD, donde se cursan maestrías y doctorados en Artes y Diseño, brinda enseñanza incluso desde antes que la nación adquiriera el nombre de México. Recientemente cumplió 234 años (4 de noviembre) de funcionar como punto neurálgico de la cultura y en su larga trayectoria sólo cerró sus puertas 36 meses, durante el imperio de Iturbide.
Al entrar al recinto centenario, lo primero que ve el visitante es la copia de la Victoria de Samotracia, la diosa griega Niké, la de la victoria, cuyo original, carente de brazos y cabeza, fue rescatado del fondo del mar. En la antigüedad fue la preferida de marineros para colocarla en la proa de todo tipo de embarcaciones, sobre todo de guerra.
Como otras de gran formato que están en el patio central de la Academia, la también llamada victoria alada es una reproducción en yeso; las originales fueron trabajadas en mármol y se encuentran en museos europeos, como el Louvre de París. Antaño era permitido sacar copias de estatuas originales, fue así que llegaron a México, para fines de enseñanza.
Arribaron a territorio nacional en tres lotes. El primero en los años iniciales de la Academia, alrededor de 1791. Así, brazos, manos y pies, en formatos pequeños, fueron utilizados por Manuel Tolsá como modelos para impartir clases.
El segundo, de esculturas en gran formato, como la de Baco, dios del vino (también en el patio central), llegó a mediados del siglo XIX, época que coincidió con el auge económico de la Academia, en gran parte por las rentas de la Lotería Nacional. Esa bonanza permitió a algunos alumnos estudiar en Europa y que profesores foráneos vinieran a compartir sus conocimientos.
El tercer y último lote fue traído a principios del siglo XX por el arquitecto Carlos Lazo, profesor de esa entidad y colaborador cercano del director de entonces, Antonio Rivas Mercado, personaje que terminó la columna de la Independencia.
Las últimas reproducciones en yeso son conjuntos funerarios que se pueden observar en el patio central; tres de un lado, e igual número del otro. Son copias de las esculturas de Miguel Ángel, cuyos originales se hallan en la Basílica de San Lorenzo, en Florencia, Italia.
Las copias de yeso son sometidas a mantenimiento permanente. Requieren de limpieza especial para que luzcan, aunque los trabajadores del recinto tienen el compromiso de cuidarlas. Con numerosa asistencia, están pendientes de que las personas no maltraten las piezas, pues cualquier daño puede ser de consecuencias graves.
La técnica para hacer las estatuas es el vaciado en yeso. Este mineral de alta dureza se vierte en moldes de la pieza original, luego recibe tratamiento apropiado, como la pátina, para que permanezca lo más estable posible.
Durante los recorridos abiertos al público, los visitantes muestran mayor interés por las estatuas. Afuera del recinto, en la ventana del extremo izquierdo, se ubica la de San Jorge.
El santo del dragón es una reproducción, pues vendedores ambulantes se colgaron de la original hasta que la decapitaron. Hubo que bajarla, repararla, vaciarla en bronce y hacer una copia para ser expuesta.
También cuenta con una copia del Moisés, con cuernos. Es una representación del siglo XVI, a partir de la traducción del hebreo al latín que San Jerónimo hizo de la Biblia, en el siglo V d.C.; por error en el traslado, Moisés apareció con cuernos en el texto latino. Los artistas de la época, fieles a las sagradas escrituras, lo interpretaron de esa forma.
Obra de Miguel Ángel, este Moisés es una reproducción del original que está en la Basílica de San Pedro, en Roma, y es una de las que más llama la atención.
Los recorridos en la Academia de San Carlos se realizan los últimos miércoles de cada mes, por la noche. Están a cargo del historiador Dante Díaz Mendieta. Iniciaron en junio de 2012, integrados al programa gubernamental Noche de Museos, en recintos del Centro Histórico.
Las visitas guiadas para todo público incluyen actividades como sesiones de arte sonoro-visual y conciertos de guitara y piano, entre otras; cada una con diferentes tareas por desempeñar.
Además de mostrar las características del edificio, se relata la historia de la escuela. Salen a relucir datos como la fecha de fundación, forma en que se daban las clases, la visión artística inicial y cómo ha evolucionado.
En un paseo por el interior del patio, Díaz Mendieta muestra los principales aspectos arquitectónicos, el domo francés que lo cubre y las esculturas, que no están ahí con fines decorativos, sino pedagógicos