Elsabueso Mexiquense

Renovación por la navidad

La Navidad no es una fiesta que lucha contra la desesperanza o el desánimo. No es un medio de denuncia contra la envidia, la rivalidad o la codicia como a veces aparece retratada en el cuento de Navidad de Charles Dickens, publicado hace ciento setenta y un años. La Navidad no rompe la cotidianidad, sino la alimenta y conduce a un mutuo encuentro y nos mantiene unidos. Quienes pretenden alejarse de esta oportunidad de renovación y reestructuración nacional, olvidan sus pasos y pretenden fortalecer una posición individualistas y escéptica que proclaman una mística basada en acentuar la irrupción de nuevas manifestaciones de cultura. Los problemas de todo el año y sus vicisitudes solo permiten pensar en la necesidad de reclamar la unidad nacional para remontar las dificultades.

La Navidad nos trae de vuelta a nuestros ojos con toda su plenitud la oportunidad de retomar la política y la justicia social como el camino más certero para la gobernabilidad y la paz social. Como bien lo dijo el senador Robledo “Porque México varias veces ha querido levantarse, ha querido volar, pero justamente ha habido mucho sobrepeso”. Bien por Robledo de recurrir a la autocrítica en la coyuntura actual: “Nuestra clase política, en la que nos incluimos los integrantes de todos los Poderes de la República, que pocas veces ha estado a la altura por diferentes circunstancias. Nuestra clase política que ha ido acumulando intereses que, como los dulces y las frutas de don Chico, constituyen una carga pesada que es necesario, y que es urgente, eliminar”.

Es cierto, los problemas sociales se convierten en problemas políticos, pero también hay un México que reclama ya la necesidad de crecer, transformarse, reducir la pobreza, la desigualdad para dar paso a una vida más digna y justa para todos los mexicanos. Para ello, debemos aceptar que el contexto actual da cuenta de una realidad compleja, pero también la oportunidad de unir esfuerzos para que los ciudadanos seamos el contrapeso dando paso a una oferta electoral confiable, con experiencia, transparente y eficiente en el quehacer público.

Como dijo el papa Francisco en su mensaje de navidad “El pesebre y el árbol de Navidad son signos navideños siempre sugestivos y queridos en nuestras familias cristianas: ellos recuerdan el misterio de la encarnación, el hijo de Dios hecho hombre para salvarnos y la luz que Jesús ha traído al mundo con su nacimiento”, “Pero el pesebre y el árbol tocan el corazón de todos, también de aquellos que no creen, porque hablan de fraternidad, de intimidad y de amistad, llamando a los hombres de nuestro tiempo a redescubrir la belleza de la sencillez, del compartir y de la solidaridad”.

En fin, estos son tiempos pues de aprovechar los símbolos de la Navidad como una invitación a la unidad, a la concordia y a la paz, brindemos nuestro apoyo y respaldo al presidente Enrique Peña Nieto para que a todos nos vaya bien. Hagamos un espacio en nuestra vida personal y social, para reflexionar que es lo que más conviene a nuestra grande y bella nación.

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