DESÉRTICO, EL PANORAMA DEL TEATRO CIENTÍFICO EN MÉXICO

El panorama del teatro científico en México es desértico, ya que hay muy poco y no se estimula, y aunque las metáforas y las analogías son recursos que se utiliza, en las obras científicas e infantiles existen “grandes dolencias”.

El actor y director teatral, Eduardo Castañeda, dijo que los que hacemo teatro de ciencia es porque somos muy necios o porque hay una institución que hace un requerimiento específico.

“No hay proyectos reales que impulsen y conjunten a la comunidad teatral con los temas científicos”, dijo en entrevista el dramaturgo Eduardo Castañeda.

Lamentó que a pesar de su eficacia, las obras con temas científicos no forman parte de las agendas políticas: “Creo que es porque existe un miedo, no han sabido abrirse o tal vez tampoco nos hemos sabido relacionar, pero en todos los niveles, tanto empresas privadas, como instituciones tendrían que haber programas públicos, convocatorias de concursos que estén estimulando este tipo de teatro”.

Para escribir una obra de teatro de ciencia, el dramaturgo explicó que la metodología que utiliza está basada en un lenguaje sencillo, claro y concreto, y a partir de ahí, añade la estructura dramática al texto.

Hizo hincapié en la importancia de que los actores que participan en la obra comprendan los conceptos científicos para lograr una mejor interpretación y transmisión del mensaje.

“Al primero que vamos a involucrar en la divulgación de la ciencia es al artista, hay que estimularlo, apasionarlo para que él por su parte siga investigando sobre el tema para que lo maneje mejor. Si va a hablar de la bomba atómica y el proyecto Manhattan, no solo es hablar del momento histórico sino también es entender de qué era la discusión, si el uranio tenía que tener más o tenía que tener menos.

“Hay que utilizar un lenguaje claro y para ello, hay que lograr sintetizar el conflicto humano con el concepto científico. Los payasos tienen una técnica en la que mientras más sencillo y claro, más va a impactar al espectador”, explicó el escritor.

El uso de las metáforas y las analogías son recursos que se utiliza en el teatro, sin embargo, en las obras con temáticas científicas e infantiles existen “grandes dolencias”, reconoció Eduardo Castañeda.

“Pareciera que le tenemos miedo a la metáfora, a la imaginación, entonces recurrimos a la cultura televisiva, ese simplismo reduccionista del conocimiento, y si vamos a hablar de ciencia entonces vemos en el escenario a un científico cuando no es necesario, puedes hablar desde una metáfora, si le das un giño a alguien, si le das una pincelada y dejas que el espectador construya todo lo demás, haces que se imagine y que genere un lenguaje escénico”.

Por ejemplo, para ejemplificar el tiempo, explicó que no es necesario poner a una persona representando a un reloj, sino como una persona que está tejiendo constantemente.

Al preguntarle si la divulgación científica a través del teatro debe llegar a los niños como una actividad adicional en la escuela -a partir del kínder- el actor dijo que sería un “sueño dorado” que la Secretaría de Educación Pública la insertará en su plan de ciencias y artes.

Agregó que una alternativa es fomentar la cultura del teatro científico entre las familias, y después de ver la obra, pueda discutirla y de esta forma, generar conocimiento.

“No se debe estigmatizar que las ciencias o las artes escénicas con la perspectiva científica es solo para los niños porque debe ser para todos, para que sea parte de tu vida, la idea es pensar a ‘la científica’”, finalizó el actor de teatro que tiene más de una década de experiencia en este gremio.