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PARTICIPACIÓN CIUDADANA, CLAVE PARA ATENDER CRISIS DE APRENDIZAJES


En el mundo existe un estimado de 250 millones de niños y adolescentes que no pueden leer, escribir ni realizar operaciones matemáticas básicas, y ante los diagnósticos de la calidad del sistema educativo mexicano, es necesario un modelo de aprendizajes inclusivo en el que todos aporten en sus mejoras.

El investigador Felipe de Hevia dijo que una experiencia en la India llamada Annual Status of Education Report (ASER), ciudadanos de manera voluntaria visitan casa por casa a niños para realizarles una evaluación de sus aprendizajes con el fin de aportar soluciones al problema.

Este sistema, dijo, nació en México en 2013 Medición Independiente de Aprendizajes (MIA), dirigida a niños y adolescentes de cinco a 16 años, un modelo similar al indio, cuyo objetivo es involucrar a los ciudadanos en dos aspectos de educación básica: comprensión lectora y operaciones matemáticas básicas.

La primera encuesta MIA se llevó a cabo en Veracruz en 2014 con el apoyo de 480 voluntarios, se visitó más de 2 400 viviendas en 187 localidades urbanas y rurales, y se entrevistó a 3 100 niños y adolescentes inscritos y no inscritos en el sistema escolar.

El ejercicio se ha realizado también en Quintana Roo, Puebla, Tabasco, Campeche y Yucatán con el apoyo de universidades y organizaciones interesadas en colaborar.

A fines de 2016 habrán participado más de 2 000 voluntarios y se habrán entrevistado a más de 10 000 niños y jóvenes en sus hogares, con la participación de más de 25 organizaciones y universidades.

“El proyecto busca ampliar la discusión del tema educativo a otros aspectos del aprendizaje como el contexto económico, social, ambiental y cultural en el que se da la enseñanza.

La información obtenida es una excusa para la participación y el involucrarse de padres, maestros, niños y estudiantes en el tema.

Más que señalar culpables queremos demostrar que es posible involucrarse de otras formas en la educación y que todos tenemos responsabilidad para modificar la realidad”, explicó Felipe Hevia de la Jara, responsable del proyecto MIA.

La iniciativa se gestó con investigadores del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Unidad Golfo bajo el liderazgo de Hevia de la Jara y la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana donde el actor fundamental es la sociedad civil sin la cual el trabajo no tendría sentido.

Es un experimento de investigación participativa que busca abordar temas menos explorados como la motivación que tienen los niños para ir a la escuela y la utilidad que creen que esta tiene.

Una vez que se ha realizado la encuesta y se tienen los resultados, el antropólogo señaló que se actúa en dos frentes: “En la escuela, fortaleciendo los consejos escolares de participación social que hoy en día no tienen una función muy clara y con trabajo extracurricular con el apoyo de los mismos maestros; y al exterior de la escuela, trabajando en la instalación de bibliotecas y con organizaciones civiles que nos ayudan a generar información e innovación en la implementación de nuevas metodologías de aprendizaje y enseñanza”.

La idea es que se amplíe la discusión más allá de evaluaciones tales como el Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA), dirigido a alumnos de sexto de primaria a tercero de secundaria o el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para alumnos de 15 años.

Alrededor del mundo un estimado de 250 millones de niños y adolescentes no pueden leer, escribir ni realizar operaciones matemáticas básicas; una vez que salen de la escuela, unos 200 millones de jóvenes llegan al campo laboral sin saber habilidades básicas, de acuerdo con la People's Action for Learning, una red compuesta por nueve países, México incluido a través de MIA.

De ahí que asociaciones civiles y voluntarios en naciones como Pakistán, Uganda, Kenia, Tanzania, Mali, India y Senegal realicen mediciones independientes de aprendizaje que después convoquen a la sociedad a formar parte de estrategias para mejorar la calidad educativa.

México fue el primer país de América Latina en adoptar esta metodología, resaltó el investigador, y hay interés de Guatemala y Brasil en implementarla. “La educación está en crisis en los países del Sur y nosotros también podemos hacer algo al respecto. Estamos colaborando, además, con colegas de Paquistán, India, Kenia, Uganda, Senegal que tienen problemas tanto o más graves que nosotros, juntos podemos pensar en alternativas comunes”.

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