LA TRAGEDIA DE TULTEPEC

El día de ayer se registró en el mercado de San Pablito, municipio de Tultepec, en el estado de México, una explosión en cadena de grandes dimensiones que dejó como saldo, hasta el momento, por lo menos 32 muertos y 69 heridos. Por desgracia, los hechos de Tultepec no son inéditos. En 2005 y 2006 hubo explosiones de gran magnitud, pero cada año tienen lugar hechos similares, si bien usualmente han sido menos trágicos.

Debe preocupar a toda la sociedad mexicana que los protocolos de protección civil, especialmente para este tipo de establecimientos, sean suficientemente rigurosos en su diseño y aplicación. Se trata de una responsabilidad de gobierno que se ha mostrado insatisfecha, a juzgar por la tragedia, por la imposibilidad de reducir los daños y, más aún, de evitar la recurrencia de episodios similares.

Las explosiones tuvieron lugar incluso después de que, hace apenas ocho días, el gobierno estatal considerara más que satisfactorias las condiciones de seguridad y protección civil en el establecimiento, haciendo hincapié en las previsiones para evitar una explosión en cadena, que se mostraron claramente insuficientes.

Pero no estamos solamente ante un problema de gobierno, sino también de legislación. Deben revisarse las disposiciones correspondientes de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, de manera que el uso festivo de estos últimos se reduzca a su expresión más inofensiva posible, favoreciendo así, que también las condiciones de almacenaje y comercialización sean más seguras para quienes se ganan la vida en esa actividad económica.