Tributo a todas las Mujeres
Con motivo de los festejos del el Día Internacional de la Mujer, nuestro Tribunal Laboral ha preparado el presente ciclo que condensa tres temas polémicos por su propia naturaleza: Mujer, Trabajo y Migración.
Difícil hablar de ellos sin caer en lugares comunes, visiones simplistas, denuncias iracundas y muy especialmente, sin sentirnos víctimas de nuestras propias circunstancias cuando todas ellas parecen alineadas para favorecer nuestro sentir afligido.
Nada más lejano a ello. Lo que queremos lograr con esta serie de eventos es precisamente lo contrario, se trata de brindar un homenaje, un tributo a todas las mujeres trabajadoras: madres, hijas, amigas, compañeras, hermanas… al aproximarnos a una realidad que no es tan conocida en nuestra vida cotidiana, o no de manera clara: el trabajo de las mujeres migrantes.
Este primer acercamiento a un tema tan complejo busca concientizarnos de la situación precaria de la lucha diaria de estas mujeres no para sentir lástima sino para acercarnos y trabajar en conjunto por condiciones dignas de trabajo.
Son temas complicados porque la realidad no deja de sorprendernos:
En México hay 61.4 millones de mujeres y representan más de la mitad de la población nacional.
La participación femenina continúa siendo menor a la masculina: 78 de cada 100 son hombres de 15 y más años pertenece a la población económicamente activa.
Para el tercer trimestre de 2016, la suma de mujeres ocupadas de 15 y más años en el país es de 19.9 millones; en su mayoría, 8 de cada 10, están ocupadas en el sector terciario de la economía, principalmente como comerciantes
De las mujeres ocupadas, 23.3% trabajan por cuenta propia, 2.3% son empleadoras y 7.5% no recibe remuneración por su trabajo.
Dos de cada tres mujeres ocupadas (66.9%) son subordinadas y remuneradas y de ellas: 37.7% no cuenta con acceso a servicios de salud como prestación laboral
En materia de trabajo de mujeres migrantes, es decir, personas que cambian su lugar de residencia a otro sitio debido a múltiples factores y donde el motivo del movimiento se asocia a la búsqueda de mejores condiciones de vida y de trabajo, la situación se complica aún más ya que las violaciones a los derechos humanos laborales que viven en lugares ajenos es innumerable, los más evidentes son: la falta de habitaciones cómodas e higiénicas; la carencia de sistemas de salud; transporte inseguro; discriminaciones, entre otras tantas, y que, seguramente, serán temas fundamentales en el ciclo que hoy inicia.
Los datos siguen siendo implacables: de las mujeres que emigran, la mayor parte de ellas realizó su desplazamiento en edad joven, esto es, por cada dos mujeres que emigran, una lo hizo entre las edades de 15 a 29 años.
Referente al país al que se van a vivir los emigrantes internacionales, en el 86.3% de los casos el destino es Estados Unidos de América.
Diferenciado por sexo, esta situación cambia para las mujeres emigrantes internacionales, ya que por cada cuatro movimientos, tres de ellas se fueron a vivir a la Unión Americana y la mayoría (73.7%) ingresó a dicho país con documento de forma legal. En contraste, de los hombres emigrantes internacionales solo el 50.8% ingresó a ese país con documento de forma legal.
Aunado a ello, el entorno político con nuestro vecino del norte no pinta un buen escenario, es difícil imaginar los sentimientos de las más de 840 mujeres, de casi 23 mil que fueron repatriadas de Estados Unidos, que tuvieron que dejar a sus hijos y familias en 2016.
¿Para qué saber? ¿De qué sirve repasar situaciones de dolor e injusticia?
Porque no podemos seguir como si no existiera esa realidad, hacernos ciegos y sordos sólo hará más grande la desigualdad y el agravio.
Porque no podemos perder la capacidad de asombro, ese asombro que genere la búsqueda de soluciones realizables.
Porque al saber nos concientizamos y al hacernos conscientes rompemos las barreras que nuestras compañeras migrantes han roto desde tiempo atrás.
Porque al no haber fronteras somos una y seguimos sumando conciencias y propuestas, porque pasamos a ser de estatua a puente entre la realidad y lo que queremos lograr
Por lo que no sólo el 8 de marzo lo continuemos conmemorando, sino sigamos todos y todas en pie de lucha por la igualdad y respeto irrestricto de los derechos de las mujeres