GUERRA DE PAPEL
En materia del Derecho, la traición se refiere a un conjunto de crímenes que engloban los actos más extremos en contra del país de cada quien.
Familiarmente, la traición consiste en defraudar a todo un conjunto de personas y organizaciones, ya sea entre familias, amigos, grupos étnicos, religiones, u otro grupo al cual pueda pertenecerse, haciendo lo contrario a lo que los otros esperan.
A menudo, cuando se acusa de traidor a alguien, tales acusaciones son controvertidas y disputadas, cuando la persona no puede identificarse con el grupo del cual es miembro, o de lo contrario está en desacuerdo con los líderes del grupo que hacen el cargo.
En la ley inglesa, la alta traición era castigable por hanged, drawn and quartered (hombres) o quemado en la hoguera (mujeres), aunque la decapitación podía ser sustituida por el mando real (por lo general por la realeza y la nobleza). Estas sanciones fueron suprimidas en 1814, 1790 y 1973, respectivamente.
La pena fue utilizada por monarcas posteriores contra personas que razonablemente podrían llamarse traidores, aunque la mayoría de los juristas modernos lo llaman excesivo.
En la obra de William Shakespeare, El rey Lear (1600), cuando el rey se entera de que su hija Regan le ha deshonrado públicamente, dice: "No podían, no harían, es peor que asesinar". Una actitud convencional en ese tiempo.
En el Infierno de Dante Alighieri, el noveno círculo más bajo del Infierno está reservado para los traidores; Judas Iscariote, que traicionó a Jesús de Nazaret, sufre los peores tormentos de todos: es constantemente roído por una de las tres bocas de Lucifer. Su traición se considera tan notoria que su nombre ha sido durante mucho tiempo sinónimo de traidor, un destino que comparte con Benedict Arnold, Vidkun Quisling, Marco Junio Bruto (que también se representa en el Infierno de Dante, sufriendo el mismo destino que Judas junto a Cayo Casio Longino).
De hecho, la etimología de la palabra traidor se origina con la entrega de Judas a los principales sacerdotes, capitanes del templo y ancianos (Lucas 22:52): la palabra se deriva del traditor latino que significa "el que entrega".
La teología cristiana y el pensamiento político hasta después de que la Ilustración consideró la traición y la blasfemia como sinónimo, ya que desafió tanto el estado y la voluntad de Dios. Los reyes eran considerados elegidos por Dios, y traicionar el país era hacer la obra de Satanás.
Muchas leyes de las naciones mencionan varios tipos de traición. "Delitos relacionados con la insurrección" es la traición interna, y puede incluir un Golpe de Estado.
"Delitos relacionados con la agresión extranjera" es la traición de cooperar con la agresión extranjera de manera positiva independientemente de la nacional dentro y fuera.
"Delitos relacionados con la inducción de agresión extranjera" es el delito de comunicarse con los extranjeros en secreto para causar agresión extranjera o amenaza. Dependiendo de un país, la conspiración se agrega a éstos. En Japón, la aplicación de los "crímenes relacionados con la insurrección" fue considerada sobre el culto de Aum Shinrikyō que causó el terrorismo religioso.
De hecho, la etimología de la palabra traidor, es aplicable tanto a hombres como a mujeres, y en un proverbio se advierte que “quien traiciona una vez en su vida, traicionará por el resto de sus días”. Por lo menos, en la antigüedad “a ese mal ser” se “ganaba” el linchamiento, la hoguera, la decapitación hasta llegar a los extremos, el descuartizamiento para que quedara como un ejemplo de sentencia popular, que la traición se castiga allende.
Tras este preámbulo, gran revuelo causó la abierta traición de uno de los miembros del Partido Revolucionario Institucional, cuando el coordinador de la bancada priista en San Lázaro, César Camacho Quiroz, reclamó la presencia de un priista en el mitin de Andrés Manuel López Obrador en el Monumento de la Revolución, y de quien se advierte, es el pro claro Jefe de la Mafia de la izquierda rebelde de México y uno de los principales traidores al Revolucionario Institucional de su época y de su preciso momento.
Era la gran referencia de un diputado traidor quien, sin medir consecuencias, firmó un supuesto Acuerdo de Unidad que había convocado López Obrador, para lo cual, César Camacho Quiroz, reprobó la presencia de su correligionario Alejandro Armenta Mier en el mitin que el pasado domingo encabezó el político tabasqueño en el Gran Monumento de la Colonia Tabacalera, y haber secundado con su firma una posición política de Morena, por tratarse de una organización antagónica al partido tricolor.
En breve pronunciamiento, Camacho Quiroz exhortó al diputado federal por el estado de Puebla, a retirar su firma del llamado Acuerdo por la Unidad y Prosperidad de México, impulsado por Morena y su dirigente López Obrador, y a refrendar públicamente su militancia y compromiso con el Revolucionario Institucional.
Además, advierte que solo de esta forma se podrán “evitar las consecuencias naturales que sus actos podrían traer consigo, y seguir mereciendo el respeto de sus correligionarios”.
A Armenta Mier no sólo se le vio arriba en el templete del mitin con López Obrador, sino que incluso, él mismo, a través de un comunicado, informó haber firmado el “Acuerdo de Unidad”.
Explicaba que el “Acuerdo” se abrió a todos los partidos y que es acorde a su postura crítica de lo que pasa actualmente en Puebla, pero que ello no signifique su salida de las filas priistas.
Desde hace varios meses, el diputado federal ha dejado abierta la posibilidad de dejar las filas del PRI para irse al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) –que es el auténtico basurero del quehacer político mexicano-, y qué mejor ocasión para que, luego de andarle jugando al traidor, en breve el Comité Ejecutivo Nacional priista, determinará su fulminante expulsión del partido de Insurgente, que ha sido el instituto político padre de todos los partidos políticos de México.
blasalejo@yahoo.com