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Espino Arévalo, cárcel


Si en 2002 Fernando Espino Arévalo “salvó su pellejo” para no ir a parar a la cárcel, él y todo su comité ejecutivo por el paro loco que hizo de dos líneas argumentando falta de refacciones, en esta ocasión, el sempiterno e “intocable” cacique del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo-Metro de la Ciudad de México, está a punto de ir a parar a chirona por la afectación patrimonial de la sociedad y la capital en su conjunto.

El peor cáncer que ha tenido el Metro de la Ciudad es la existencia de ese gremio sindical que se ha convertido en una cofradía y caterva de desalmados “dirigentes”, ya que en un auténtico conflicto de intereses que hasta ha amenazado a ultranza al gobierno de la ciudad, pareciera que a su titular, el doctor en derecho Miguel Ángel Mancera Espinosa, le tiemblan más que las corvas…

La afectación patrimonial de esa junta de notables líderes sindicales en contra de la sociedad, está tipificado como un delito federal porque transgrede el desarrollo sociopolítico de la gran capital, que bravuconamente Fernando Espino Arévalo ya se contagió con el espíritu de rebeldía al muy estilo de Andrés Manuel López Obrador, solo que, con la salvedad que son dos caminos diferentes: el primero haciendo creer que al Metro “le faltan refacciones, mantenimiento y salarios dignos”; y al segundo, sus ataques sistemáticos en contra de la Mafia del Poder oficial.

Entre Fernando Espino Arévalo y Andrés Manuel López Obrador no hay a quién irle, aunque hay que dejar en claro que están cortados con el filo de la misma navaja. Afortunadamente, México se gobierna a través de sus estrictas leyes que prohíben que ese tipo de organizaciones sindicales atropellen a la corporación social.

¿Cómo sería la Ciudad de México sin la funcionalidad del transporte naranja?, infinidad de personas se preguntan a diario cuando el Metro es el brazo de transportación masiva más importante de cualquier ciudad.

En principio, un caos de los mil demonios; para muestra un botón...

Se registró de manera parcial algo similar el jueves 11 de mayo, 24 horas después del Día de las Madres, cuando Espino Arévalo -sin tener progenitora- ordenó a 70 conductores del Metro no asistir a sus labores en un afán protagonista y revanchista, a todas luces gansgteril, pretendiendo doblegar a la administración del gobierno de la Ciudad de México, chantajeando por el pago de horas extras a conductores, y la falta de refacciones para el Metro.

Tampoco es la primera, ni segunda, ni tercera ocasiones que chantajea Espino al gobernante en turno, sino que lo ha hecho infinidad de veces, que para no ver afectada la reputación de los Jefes de Gobierno, acceden a las presiones del que ahora tachan como el jefe de la gavilla sindical espinista.

Ahora, sin el fuero constitucional que le permitía a Don Fernando “Corleone” Espino Arévalo actuar con toda impunidad, el gobierno mancerista tiene la más grande de las oportunidades para que, con base a las leyes laborales, desconozcan al Sindicato Nacional de Trabajadores del Metro de la Ciudad de México, flaco favor le harían a los cerca de nueve mil trabajadores que se mantienen secuestrados por una gavilla sindical que ha hecho y deshecho la unidad de los trabajadores del Metro.

Pero se observa un abierto desafío de tipo político-laboral porque Don Fernando “Corleone”, sin convicciones y menos ideología, busca ser diputado por “cualquier partido”, y si es con Morena, mucho mejor; ahí se aglutina la ilegalidad de traidores y resentidos partidistas. No obstante de ello, a Espino ningún otro partido político lo quiere proteger otorgándole el manto de impunidad que integra el fuero constitucional.

Para el actual director del Metro, Jorge Gaviño Ambriz, la inasistencia de más de 70 conductores provocó un desquiciamiento por un claro conflicto de intereses político-intergremial (https://angeldelaciudademexico.com/2017/05/12/metro-desquiciado-por-conflicto-de-poder-jorge-gavino-vs-fernando-espino/), que frenó la operación de trenes en la Línea 7 del Metro que corre de Barranca del Muerto a El Rosario, originando la desesperación de cientos de usuarios que se trasladaban hacia sus centros de trabajo. “Sigue su ineficiente servicio en la línea 7, no importa la hora. No sirven para nada. Es una pena lo que pasa con el transporte”, se quejaba twiteros en redes sociales.

Encontrados ánimos hubo entre los usuarios del STC. Por ejemplo, se halló el enardecimiento al exigir que no solo presentara su renuncia Jorge Gaviño Ambriz a quien no lo bajan de “ratero e ineficiente”, sino también al dirigente sindical ya que detrás de todo esto, como un supuesto acto de defensa, los espinista han habilitado a twitteros que envíen mensajes subliminales por las redes en contra de las autoridades. “¡Que salga el Director del Metro, que deje de robar, jamás se ha subido a un vagón del metro!”, sentenciaba una usuaria de la tercera edad.

Hubo escenas de pánico, desesperación y angustia dentro de los vagones, pues bebés en brazos de sus madres, adultos mayores, mujeres embarazadas y discapacitados, se sentían sofocados, los trenes tardaban más de 10 minutos en llegar, donde no cabía ni un alfiler. Y para ingresar era un caos descomunal. Las filas en pasillos y escaleras eran interminables. El Metro nunca se había visto de esa manera, con ríos de gente exasperada y encolerizada para llegar a sus destinos.

Cerca de las 8 horas del viernes 12 de mayo, se reportó falta de servicio en la estación El Rosario principalmente, atendiéndose la afluencia de usuarios en L-7 con el envío de trenes en vacío. Los primeros reportes señalaban que el problema en la operatividad se debió a que al personal sindicalizado que labora en diferentes áreas les redujeron las horas extras. Ante ello, algunos conductores manifestaron su inconformidad al no atender el manejo de los convoyes. Algunos de los trenes estuvieron resguardados debido a la falta de personal.

Los reproches de los usuarios tuvieron lógica, sobre todo acusando al gobierno capitalino por la falta de servicio a pesar del incremento que en meses pasados se le aplicó a la tarifa del Metro, sin recapacitar que la gente de Espino es la ejecutora para hacer funcionar los convoyes del STC. “Es una mafia que se ha enquistado en todo este sistema y no hay autoridad ni local ni federal que ponga orden. Espino debería estar purgando una condena en la cárcel desde hace mucho tiempo”, afirmaron.

En entrevista con la prensa, Jorge Gaviño Ambriz explicaba que no se comprometía, a agilizar el servicio pues el Metro no tiene vagones nuevos y la sección 5, del Sindicato de Fernando Espino, ha expresado que, no aceptando la administración en el pago de horas extras, presionarían al director del Metro en sus peticiones, pero dijo en un acto protagonista y de reto abierto: “No seré rehén del sindicato”.

En tanto, en las afueras de las estaciones del Metro, los taxis de servicio público y los UBER hicieron su “agosto” en pleno mes de mayo pues a los sacrificados capitalinos les cobraron sobreprecios hasta en un 50 por ciento para llevarlos a su destino y jocosamente bromeaban los choferes de combis, taxis, microbuses y UBERS: “¡Qué bueno que está Gaviño, ya salió lo del Día de las Madres!”; “¡Gracias Gaviño, ya me llegó mi aguinaldo adelantado!”

A su vez, los trabajadores sindicalizados del Metro, aseguraron que ellos no tienen la culpa de que les falten todos los implementos para trabajar por el retraso de las horas extras de los aviadores que hay, es decir, desde que llegó Jorge Gaviño Ambriz como director, en la nómina secreta tiene más de 350 aviadores cobrando sueldos sin trabajar que redundan hasta en los 50 mil pesos mensuales a cada uno.

Le exigieron al Jefe de Gobierno realice cuanto antes, una auditoría urgente, pues los sobreprecios y entres de los proveedores, hacen que el servicio sea cada vez peor y por último solicitaron a los Diputados de MORENA, al líder parlamentario César Augusto Cravioto y al dirigente Martí Batres, que apoyen a los trabajadores del Metro porque no tienen cómo ganar esta lucha frente a un funcionario “inepto, necio y represor”, que siempre los amenaza con quitarles las horas extras o cambiarlos de horario para que dejen de hacer “grilla” barata.

La sociedad está fastidiada de ser rehén de los conflictos de intereses de ambas partes, lo que sería pertinente, que las autoridades correspondientes finquen responsabilidades judiciales al líder sindical porque forma parte de toda una estructura llena de hamponerías y cochupos con los propios personajes que llegan a envestirse como directores generales.

Gaviño no es la excepción, diputados locales acusan que tiene muchísima cola que le pisen desde cuando era diputado local de Nueva Alianza y quien al encabezar la Comisión Investigadora de la Línea Dorada que estuvo cerrada por más de un año sin dar servicio al cien por ciento, el sistema gubernamental capitalino lo premió al convertirlo en el funcionario más importante del STC.

De tal suerte, se detecta un abierto desafío de tipo político-laboral porque Don Fernando “Corleone” Espino Arévalo, dentro de esta burbuja de crisis, sin convicciones y menos ideología, busca ser diputado por “cualquier partido”.

Y si es con Morena, advierten sus antagonistas, mucho mejor, porque ahí se agrupa la ilegalidad de traidores y resentidos partidistas. No obstante de ello, al charro sindical ningún otro partido político lo quiere proteger extendiéndole la patente de corso y el manto de impunidad que representa el fuero constitucional.

En la víspera, si no logra conseguir a como dé lugar fuero constitucional, conforme a sus acciones ilegales que ha venido cometiendo por años, Fernando Espino Arévalo está a punto de pisar la cárcel, junto con todo su comité ejecutivo sindical, por atentar sistemáticamente en contra de patrimonio de la sociedad y ataques a las vías generales de comunicación, delitos que no prescriben.

“Sus paros locos en el servicio del Metro, ya tienen hasta la madre a la sociedad y a Mancera no se le deben caer los pantalones, sino actuar con apego a la ley, por eso es Doctor en Derecho”, concluyeron.


blasalejo@yahoo.com

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