Elsabueso Mexiquense
Ejército mexicano leal.
Los derechos humanos viven horas bajas en México. La administración del presidente Enrique Peña Nieto no solo se ha mostrado incapaz de controlar la crisis derivada de la guerra contra el narcotráfico orquestada por su antecesor, sino que la situación ha empeorado en diversos renglones desde el arranque del sexenio; por ejemplo, desaparición de personas, tortura y ejecuciones extrajudiciales. Por si fuese poco, ni siquiera se han podido articular respuestas institucionales contundentes frente a casos emblemáticos, como el del ataque y desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, ocurrido en Iguala en septiembre del 2014.
En el marco de violencia, crimen e ineficacia institucional que envuelve al país, el más reciente informe elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), Situación de derechos humanos en México 2015, no es el primero ni seguramente será el último que llame la atención sobre las “deficiencias” de las instituciones del Estado mexicano para dar respuesta al deterioro en la materia, así como “la profunda brecha entre el andamiaje legislativo y judicial y la realidad cotidiana que viven millones de personas en el país, en su acceso a la justicia, prevención del delito, y otras iniciativas gubernamentales”.
Pero lo más llamativo del informe de la cidh no fue su contenido sino la airada, estridente y dura respuesta del gobierno mexicano: “Si bien en el informe la cidh da cuenta de algunos desarrollos en materia de derechos humanos, desafortunadamente no refleja la situación general del país y parte de premisas y diagnósticos erróneos, que no se comparten.”
La cidh está lejos de ser la única organización que ha documentado y señalado la grave crisis de derechos humanos que se vive en México desde hace casi una década. A finales de enero pasado, para no ir más lejos, Human Rights Watch (hrw) presentó su informe 2015 para América Latina. A decir de José Miguel Vivanco, director de la organización para la región, México resultó el principal “ejemplo” de las “situaciones dramáticas”: “No puedo ignorar la situación de derechos humanos que aflige a México, un país que ha sufrido gravísimas violaciones a derechos humanos, especialmente en el contexto de la lucha contra las drogas (…) Y sobre todo con unos índices de impunidad realmente alarmantes. El caso de los 43 estudiantes desaparecidos (en Iguala) es, creo, un ejemplo de la gravedad de la situación que afecta a México y sobre todo de la falta de competencias por parte de las autoridades internas para garantizar investigaciones profesionales y serias.
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