Calentamiento global
Actualmente 50 por ciento de la población mundial vive en áreas urbanas y la proporción aumentará durante este siglo, destacó Francisco Estrada, del Centro de Ciencias de la Atmósfera
Para 2050 se espera que las grandes metrópolis se calienten alrededor de dos grados adicionales al calentamiento proyectado por el cambio climático global
En los últimos 65 años alrededor del 60 por ciento de la población urbana del planeta ha experimentado un calentamiento local de 1.2 grados, que equivale al doble de lo que se ha calentado nuestro mundo (calentamiento global) por el cambio climático en ese mismo periodo: 0.6 grados, destacó Francisco Estrada Porrúa, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
Al hablar sobre el artículo Evaluación económica global y las políticas de ciudades para reducir los impactos del cambio climático, publicado en la revista Nature Climate Change el pasado 29 de mayo, el especialista indicó que uno de los hallazgos encontrados como parte de su investigación fue que “los impactos económicos producidos por la urbanización a través de la denominada isla de calor serían 2.6 veces mayores a aquellos que se obtendrían midiendo únicamente el cambio climático global”.
Por ejemplo, se gasta más energía para enfriamiento, aumentan las emisiones de contaminantes y los riesgos para la salud humana son mayores.
Si no se toman en cuenta estos factores, subestimaríamos de manera importante los costos que las ciudades enfrentarían ante el cambio climático, alertó.
En dicho estudio, elaborado por un equipo internacional de economistas liderado por un investigador de la UNAM, por primera vez se evalúan los impactos económicos del cambio climático global y local en las grandes ciudades del mundo; los resultados muestran que podrían sufrir enormes impactos económicos durante este siglo, reiteró.
Asimismo, hicimos una evaluación de los impactos económicos del cambio climático en 1692 en urbes del mundo con más de 300 mil habitantes.
Isla de calor y sus impactos económicos
Estrada Porrúa mencionó que las metrópolis tienen características particulares que las pueden hacer potencialmente vulnerables al cambio climático. “Por ejemplo, actualmente 50 por ciento de la población mundial vive en ellas y esta proporción va a aumentar durante este siglo; además, producen 80 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, sin olvidar que también en estas urbes convergen otros problemas ambientales importantes”.
Nos enfocamos en un problema particular que se llama isla de calor, que ocurre con el proceso de urbanización. “Si comparamos un área rural con una ciudad, esta última tiene una temperatura más elevada porque al urbanizar se cambia vegetación y cuerpos de agua por otros materiales como concreto y asfalto, que tienen una capacidad térmica mayor; es decir, almacenan calor y luego lo emiten”, explicó.
Esto lleva a que tengan una temperatura más elevada y presenten cambios en los patrones de precipitaciones y de vientos. La situación debe ser considerada porque en el futuro este calentamiento por isla de calor será más fuerte.
Por ejemplo, para 2050 se espera que las grandes urbes se calienten alrededor de dos grados adicionales al calentamiento proyectado por cambio climático global, y para finales de este siglo una cuarta parte de las grandes metrópolis del planeta se podrían calentar siete grados o más por efecto del cambio climático local y global, detalló.
El incremento de temperatura en una ciudad también trae consigo repercusiones económicas. “Se gasta más energía para enfriamiento, aumentan las emisiones de contaminantes del aire y los riesgos para la salud; el confort humano se reduce, la calidad del agua puede disminuir y las olas de calor pueden volverse más frecuentes, lo cual afecta la productividad de los trabajadores”, expuso.
El especialista señaló que en el estudio también se analiza qué se puede hacer a escala de ciudad y los beneficios que se podrían obtener a partir de acuerdos internacionales para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero.
Por ejemplo, una de las ventajas importantes de las acciones locales es que son políticamente más fáciles de llevar a cabo porque su implementación sólo depende de cada ciudad, como el uso de techos blancos o verdes y de pavimento reflectante o claro.
Estas medidas además de ser económicamente eficaces, mejorarían la calidad del aire, la salud, y proporcionarían un ambiente urbano más agradable.
Indudablemente, apuntó, estas opciones locales pueden ayudar si no hay un acuerdo global para la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, porque si se implementan, aunque no haya acuerdo podríamos aminorar de manera importante los impactos en las grandes ciudades.
Una de las aportaciones importantes del artículo (en el que también colaboran investigadores del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Libre de Ámsterdam en los Países Bajos y la Universidad de Sussex en Reino Unido) es que muestra que se debe actuar a nivel global y local para llevar los impactos del cambio climático a un rango manejable.
Además, abre la puerta para que se realicen estudios más específicos y saber qué acciones se pueden implementar de manera concreta en ciudades como la de México.
Finalmente, afirmó que la publicación en una revista internacional de gran impacto es un reconocimiento a la investigación sobre cambio climático que se hace en México y en la UNAM.