Camisa de fuerzas
}Como una “camina de fuerzas” ha sido calificada la posible alianza que podrían conformar las fuerzas de izquierda de centro progresista y la recalcitrante de Andrés Manuel López Obrador, quien a nivel mundial ha sido reconocido el político de ser el más popular y con mayor convocatoria del país después de 12 años de campaña ininterrumpida por la presidencia de México.
Pero se vuelve a dejar en claro que al político ex priista tabasqueño no le importa México ni los mexicanos, que sólo le preocupa él mismo y, si acaso, el futuro político de sus hijos, alertó el líder del PRD-CDMX, Raúl Flores, quien enfatizó que cuando el presidente de Morena descarta una alianza de izquierdas para el 2018 lo único que hace es darle nuevos bríos al PRI (en su peor momento) y a toda una estructura de lo negativo que representa.
“Con dicha decisión, el tabasqueño se convierte en el verdadero aliado del PRI al negarse a sumar la fuerza que tiene para destruirlo y en cambio la usa para seguir intentando destruir al PRD”, alertó.
Flores García señaló que resulta un tanto lógico que López Obrador no quiera aliarse con el PRD, porque el dirigente de Morena ya no es un político de izquierda, si es que alguna vez lo fue. Es decir, entre la vox populi se advierte que “avala” la serie de ilegalidades que viene cometiendo sistemáticamente, y esto lo desarrolla porque México vive un Estado fallido y es gobernado, en consecuencia, por una pasmosa mimetización.
Para el diputado Flores García, “por más que quiera monopolizar dicha ideología, la de la izquierda, mediante una postura supuestamente contestataria y de oposición, lo que verdaderamente promueve Obrador es una restauración del conservadurismo, del presidencialismo, del autoritarismo y del nepotismo, que nada tiene que ver con los postulados perredistas democráticos y de reconocimiento pleno a los derechos humanos que están en favor del empoderamiento de las mujeres y sus derechos reproductivos; de las libertades sexuales, de la moderación de las ganancias desorbitantes de los mega capitales y, sobre todo, a favor de la Reforma del Estado para acabar con la estructura de dominación del modelo priista y de paso con su mayor cimiento: la presidencia omnímoda".
El conservador dirigente perredista agregó que es claro, a la luz de sus declaraciones del primer fin de semana de junio, que la obsesión de Andrés Manuel López Obrador por obtener la presidencia solamente compite con su obsesiva intención de monopolizar la oferta política de la izquierda y destruir al PRD y a todo los postulados perredistas que en su momento le incomodaron y que ahora simplemente no soporta.
Y como una alerta más, el diputado Flores avizora: “Andrés no pudo y no puede con la horizontalidad de las decisiones del PRD, le parece poco práctico y se inclina por ‘dictar línea’ y apelar a la ‘fe’ y a la obediencia como método antes que la discusión entre pares y buscar el consenso en la diversidad. A Andrés no le interesan los derechos humanos ni las libertades de consciencia; él no quiere reformar al Estado porque su figura mesiánica sólo tiene sentido en un Estado antidemocrático, injusto y desigual. Él, como el PRI, también necesita un país con millones de pobres que le crean, le rindan y lo mantengan".
El líder perredista añadió que efectivamente el Sol Azteca también ha cometió errores al aceptar e impulsar a algunos personajes poco comprometidos con los valores de izquierda.
Sin embargo, señaló que el PRD está buscando regresar a su origen e impulsar a personajes con brillo e historia propias, como Juan Zepeda, que simple y sencillamente no podrían o no deberían aceptar dócilmente una alianza con un partido como Morena, que ahora con su facultad de absolver y convertir a los de la mafia en una especie de corte celestial purificada ha decidió aliarse con personajes como Alfonso Romo, Esteban Moctezuma, el yerno de Elba Esther Gordillo y con el inefable líder charro de los manipulados trabajadores “tontos útiles” del Metro-CDMX, Fernando Espino Arévalo, quien no tiene ni un ápice de ideología más que el arribismo camaleónico y de quien en el pasado, el mismísimo López Obrador, así como a éste, los tachaba de mafiosos; paradójicamente, hoy en día, son sus “santos y generosos".
"El pretexto es decir ‘aliados de Peña’, ‘firmantes del Pacto Por México’ y sumar a sus redactores, por cierto, pero la verdadera causa del NO a la Alianza de las izquierdas es que por lo menos el PRD sería conciencia crítica y no dócil rebaño interno frente a un reto formidable, incluso más grande que sólo ‘sacar al PRI’: una patria para todas y todos con igualdad económica, laboral, educativa, social, etcétera.
“Y con inclusión, con justicia, con desarrollo social, sin corrupción y con opciones u oportunidades para cada uno de los mexicanos. En síntesis, sin la cultura priista que se resume en el modelo de la Presidencia del ‘hombre fuerte’, del ‘Guía preclaro’. Lo que queremos en el PRD, y es claro que no en Morena, es cambiar a un modelo de relación política que nos obligue a responsabilizarnos de nuestro propio presente y futuro”, vislumbró.
Apuntó que "si la izquierda quiere llegar a la presidencia estamos obligados a presentar soluciones y programas claros y con objetivos reales; Andrés no las tiene y cree que no las necesita, pues en su soberbia sigue menospreciando el criterio e inteligencia de todos los mexicanos y opta por el discurso facilón de decir que la delincuencia se acabará ‘si yo, hombre honesto, llego a la Presidencia’".
"Ante un problema estructural y multifactorial es mejor la simplificación extrema a comprometer acciones y decisiones complejas. Eso no es la izquierda que necesitamos, eso no es la izquierda. Andrés sí es fuerte pero no tiene ideología ni proyecto que lo sostenga. La alianza hacia el 2018 debe ser para fortalecer al país, NO para fortalecer a un hombre y hacerlo Presidente", que pusiera en mayor riesgo a este México crispado, un México que camina por sí solo sin necesidad de tener a un “guía espiritual” o que pudiera de sacarlo del histórico atolladero en que se encuentra “sin rumbo fijo”.