Violencia, inequidad
La depresión constituye un severo problema de salud pública que afecta a entre 12 y 20 por ciento de la población de 18 a 65 años de edad, por la baja de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.
Como nube persecutora, la depresión se ha posado sobre la adolescencia y la juventud en México y el mundo. Aunque es un fenómeno multifactorial, se ha volcado en dichas etapas del desarrollo debido a la gran cantidad de cambios que las caracteriza, indicó María Emilia Lucio Gómez Maqueo, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
“Hay cambios en el desarrollo del pensamiento, se modifica el cuerpo y las formas de relacionarse con los demás. Aunado a ello, influye el bajo nivel educativo, el desempleo de la familia, la confusión de la identidad, la búsqueda de algo propio y, últimamente, la inseguridad.
“También intervienen las pérdidas que antes no ocurrían tanto como la muerte de los padres por violencia o enfermedades, además de los cambios hormonales y la baja de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que se relacionan con la depresión”, explicó.
La desesperanza es otro factor, pues el adolescente se siente desesperado, se vuelve ansioso por el futuro y menos protegido. Todo lo anterior, remarcó, contribuye a tener conductas suicidas y a atentar contra uno mismo.
El fenómeno del suicidio adolescente por depresión es un hecho doloroso que ha ocurrido siempre. En su ensayo El Suicidio, Émile Durkheim deja claro que las condiciones sociales influyen notablemente en su incidencia. La falta de oportunidades, la violencia, la inequidad y las pocas posibilidades que vislumbra el adolescente actual lo ha hecho más vulnerable e inseguro, advirtió Ricardo Trujillo Correa, también de la FP.
Si no siente pertenencia y no le significa nada un grupo social, un discurso o un metarrelato, perderá el suelo que le da identidad. Para el investigador, el asunto social en el suicidio es más importante que el núcleo familiar o un desequilibrio bioquímico.
Por otro lado, los medios de comunicación, otro fenómeno social, ofrecen a los jóvenes un mundo irreal e inaccesible, en el que lo único importante es disfrutar el momento. Sin embargo, como en el mundo real no son perfectos físicamente, campea la violencia, la inseguridad y el desaliento, y no pueden pasar la vida en actividades lúdicas, entonces experimentan sentimientos constantes de frustración y ansiedad que los llevan al consumo de sustancias adictivas, a la depresión y a los pensamientos suicidas, afirmó Trujillo.
En países como México, en donde la violencia, el temor y la falta de libertad se han convertido en una constante, se presenta cada vez más este fenómeno, pero, paradójicamente, en Estados Unidos, Japón y Alemania el suicidio adolescente ostenta las tasas más altas a nivel mundial debido a la falta de incentivos y a la exigencia extrema de alcanzar la perfección para sentirse parte de sociedades altamente competitivas.
La Organización Mundial de la Salud asegura que la depresión es un trastorno que afecta a 350 millones de personas en el orbe y es la principal causa de discapacidad. Las cifras revelan que, en general, afecta más a la mujer que al hombre.
En México, la depresión constituye un severo problema de salud pública que hoy por hoy daña a entre 12 y 20 por ciento de personas de 18 a 65 años, según cifras de la Secretaría de Salud.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, en el país menos de 20 por ciento de los adolescentes y jóvenes que presentan un trastorno afectivo, como la depresión, buscan algún tipo de ayuda. Se estima que quienes lo hacen tardan hasta 14 años en llegar a un tratamiento especializado.
Estudios realizados por la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica demostraron que el inicio de los trastornos psiquiátricos se da en edades tempranas, durante las primeras décadas de vida, y que dos por ciento de la población mexicana ha padecido un episodio de depresión mayor antes de los 18 años de edad.
Alrededor de 95 por ciento de los casos de depresión se origina en la infancia; en esa etapa se gestan y desarrollan factores que repercutirán en la adolescencia o en la adultez, señalan datos de la FP.
Actualmente, entre los jóvenes que las mujeres intentan más el suicidio, pero lo logran más los hombres, porque usan métodos letales, como el acceso a armas de fuego, armas blancas, ahorcamiento, mientras ellas utilizan métodos como la ingesta de pastillas.
Cifras históricas del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” refieren que en México de 1970 a 2007 el suicido en general creció 275 por ciento. A partir de 1970 el fenómeno en el grupo poblacional de 15 a 29 años de edad ha presentado un crecimiento sostenido.
Según las cifras, ocho de cada 10 suicidios, 80.2 por ciento, fueron consumados por hombres, y 19.8 por ciento por mujeres. El estado de Campeche, con 10.2 por ciento del total, es la entidad que presenta la mayor tasa por cada 100 mil habitantes; en contraste, las tasas más bajas son de Oaxaca, con 3.4 por ciento; Morelos, con 2.8 por ciento; y Guerrero, con 2.1 por ciento.
La UNAM brinda atención y apoyo a través del Programa de Atención Psicológica a Distancia, en la página:
http://www.psicologia.unam.mx/centros-de-formacion/, o al teléfono 56222288, con un horario de lunes a viernes de 8:00 a 18:00 horas.