Abición humana
Los vampiros del alma han sido en todo tiempo y lugar los explotadores de los pueblos enteros desde la época de la esclavitud romana donde emerge la propiedad privada sobre las cosas y las personas, el Patricio con Derecho de vida y muerte sobre sus esclavos.
El trabajo esclavo, factor determinante de la producción de riqueza, el Patricio por razones patrimoniales tenía que atender la alimentación y la salud de sus esclavos, esto provocaba un demérito en su peculio, dando origen a la manumisión de los esclavos, bajo las condiciones de una nueva fórmula de expoliación conocida como el sistema feudal de esclavitud del siervo de la gleba sin el compromiso de asistirlo en su alimentación y salud, simplemente bajo la cadena de pago de una deuda interminable insaldable, relativa al pago de la renta del fundo dado para su cultivo al siervo, quien nunca logró una equidad entre los recursos obtenidos en la producción servil y la renta fijada por el uso del feudo.
En el capitalismo galopante, del neoliberalismo económico la explotación del trabajo del esclavo moderno, contienen la posibilidad de denegarle los satisfactores inmanentes a cualquier desarrollo humano, mediante fórmulas de privatización de la salud, la educación, la cultura y con grave detrimento de su alimentación.
Estamos contemplando un mundo en donde el Derecho a través de los tiempos, es un instrumento de consolidación y explicación ideológica retórica del proceso de explotación humana, a favor de unos cuantos y en demérito de las mayorías sociales.
En el capitalismo moderno, los grandes financieros y dueños planetarios como en el caso de las familias Rockefeller y Bush, son propietarios inclusive de secretos ocultos con relación a la cura del Cáncer y del Sida, además de manejar toda la política monetaria internacional, el control de precios del petróleo, de los alimentos, del dinero, de los medicamentos farmacéuticos, de las ganancias en la venta de armas y alijo de estupefacientes, y en fin de todos los recursos monetarios que van a parar a sus bancos y a las casas financieras de Wall Street, un mundo de negocios legal e ilegal que pone precio a todo lo que se puede comprar con dinero en el mundo capitalista.
En ese panorama dentro de los países subdesarrollados, se imponen las reglas de la economía, basadas en la grotesca dependencia que implica para esos países la deuda externa, convertida en una cadena perpetua interminable, como la dependencia que tenía Cándida Erendira con su abuela desalmada, a quien le fue destruida su casa por un incendio propalado por las velas y el viento que se introdujo por las ventanas, suceso que esclaviza a la prostitución a Cándida Erendira, para que bajo un plazo de eternidad liquidara el daño, estando encadenada a la abuela.
Así es la cadena contraída por los países latinoamericanos con el Banco Mundial y sus dueños, las familias del imperio.
En el subdesarrollo la esperanza de subsistencia humana, en términos de satisfactores económicos es muy escasa, la educación pública permanece en grave deterioro funcional, sin un modelo de planificación para incorporación de sus egresados al mundo de las fuentes de empleo, la asistencia pública de salud a punto de colapsarse y los Derechos laborales de la clase trabajadora pulverizados, bajo el esquema de una justicia farsa, del famoso fraude en el mecanismo Out Sourcing, panorama donde no existe garantía alguna de efectivizar los Derechos de los trabajadores.
Los marginales quienes se encuentran fuera de la economía formal están sometidos a un andamiaje de exterminio vía ausencia del poder adquisitivo, siendo obligados al despliegue de trabajos infragratificados, en espera de decretarse su archivo definitivo.
En el mundo disfrazado como sistema socialista, el 95% de la población se encuentra esclavizado bajo un régimen de dictadura semi feudal, ejercido por los dueños de esos sistemas, en donde prevalece un apoderamiento de las personas, de su fuerza de trabajo, de sus recursos y en general de todo su patrimonio.
En esos sistemas totalitarios no se detenta el ejercicio de Derechos Humanos fundamentales, como la libertad de expresión; de imprenta, de opinión, ni de decisión de vida en cuanto a su actividad de arte, oficio o profesión a desempeñar.
Los propietarios de esos regímenes totalitarios, como el caso de los Castro en Cuba o de los Kim IL Sung en Corea del Norte, son proclives a decidir cómo deben pensar, vestir, comer, trabajar y en general vivir los esclavos sujetos a su imperio, mucho cuidado de cualquier expresión de inconformidad, los puede arrastrar al paredón.
La ambición de la acumulación del poder y del dinero simplemente son formas de expresión humana basadas en la demencia, equivalentes a la sed de los vampiros.
Y la pregunta que siempre surge: ¿Qué haría usted si de la noche a la mañana hereda 660 millones de euros? Esa es la cantidad que ha dejado David Rockefeller en herencia para cada uno de sus cinco hijos que aún viven, un total de 3.300 millones. Una cantidad desorbitada para cualquiera, pero no para los miembros de esta dinastía. Y es que el patrimonio generado por su apellido está valorado en más de 11.000 millones de euros. David Rockefeller falleció el lunes, 20 de marzo, 2017.
David era el último en aglutinarlo y hacerse cargo de la gran fortuna que generó su abuelo, el gran magnate del negocio petrolífero en los años 60, John Davison Rockefeller. Tras la muerte de sus hermanos John Davison Rockefeller III, Lawrance, Abby, Winthrop y Nelson.