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Derecho, ciencia


La aproximación a la realidad nos permite visualizar que el realismo constituye la existencia de un poder de control social informal por encima del formalismo del deber ser que Kelsen propalaba como inmutable, lo que debe ser deberá ser siempre aunque no sea, es un paradigma inservible digno de cualquier reflexión razonable, porque lo que no funciona se extingue en la jubilación del olvido.

Los controles sociales informales siempre han prevalecido por la religión, la ideología, la moral, la conservación del estatus social y encima del formalismo delirante.de un modelo económico de comodidad, el deporte, y hasta la moda han prevalecido por encima de cualquier poder formal las relaciones económicas de producción y distribución de los bienes sufragan cualquier otro mecanismo de control social formal.

Lo anterior nos permite dilucidar que el derecho y la civilidad se pierden en el camino de la prosa entre la razón y la demencia.

Rocinante no tiene pedigrí el caballo símbolo de la transportación de la justicia carece de pedigrí porque esta no debe de doblar su vara ante el fulgurante brillo de los ricos o frente a las lágrimas de los pobres, el trabajo de la equidad debe constatarse bajo la óptica de satisfactores de necesidades humanas.

El objeto mediático del Derecho Penal queda pulverizado en el discurso Re.

Es un instrumento de diversas ramas del saber con análisis y criticas del poder punitivo pretende explicar su operatividad social para proponer la reducción de la violencia.

Pero es un discurso paranoico, que imprime el estado para imponer sus reglas, la existencia humana no puede estar reducida a un compendio de normas burocratizantes y deshumanizadas que pretendan controlar al límites intolerables la libertad y el desarrollo humano.

El Derecho se introduce hasta en el ámbito de la libertad sexual, espacios que solo competen al erotismo humano.

Pero el capitalismo todo lo corrompe hasta convertir a la relación de pareja en un intercambio de bienes y servicios degradándola a relaciones de producción con valores mercantiles de prestaciones y contraprestaciones serviles, bajo ópticas rentísticas de fetichismos de las mercancías la mujer lleva su peor parte como símbolo de sexualidad mercantil en valores comerciales y publicitarios.

La oralidad se estrella contra el muro de la falta de resocialización y reparación del daño no existen parámetros de tratamiento de excarcelación a los justiciables.

El Estado de Derecho es ignominioso, la inutilidad policiaca degrada a la calidad de policías de barrio a militares y marinos (artículo 129 Constitucional).

Esta es la respuesta del Derecho frente a los problemas sociales.

El Derecho la norma justificante de la existencia del estado, el paraíso social que vocifera hace desaparecer en el deber ser la desigualdad y la explotación del hombre.

Solo es un discurso de poder de dominación política, potenciando sus miedos, prejuicios e inseguridades en la sociedad para actuar como buen padre protector de los sectores divididos y mediador de sus diferencias, dando imagen de órgano que dirime los conflictos sociales.

A los críticos del abuso del poder los etiqueta de anarquistas y antisociales.

El Estado es un aparato de poder de injusticia institucionalizada, de desigualdad social, de explotación hegemónica planetaria.

La agudización de contradicciones de clase precipitan los cambios en el desajuste social, por eso el Derecho aparece para hacer prevalecer el Estado bajo un discurso de equidad bajo un sistema de pesos y contra pesos por un lado restringe libertades y limita el ejercicio del poder y por otro otorga concesiones a la clase hegemónica.

Por ende el Derecho debe de servir como muro de contención frente al extremo de dictaduras oligarcas como un instrumento limitante y regulador.

Bajo la teoría del consenso en contra de la teoría del conflicto, con su paraguas de la ideología de tolerancia cero propalada por RUDOLPH GIULIANI un escenario de respuestas policiacas frente a problemas económicos.

La función social del derecho para substituir la arbitrariedad y el despotismo limitando al poder para preservarlo.

La revolución sangrienta es injusta, porque a toda revolución deviene una contrarrevolución.

El Derecho debe contemplar las relaciones de poder real para satisfacer necesidades, y sus normas cambiantes en función directa a la evolución de la sociedad.

Los propósitos específicos satisfacer necesidades de interacción social sin el divorcio con la realidad.

No se puede legitimar lo infuncional o lo absurdo, la problemática del aborto, la eutanasia. La relatividad de las sentencias en materia fiscal es una locura jurídica.



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