Masacre en Tlatelolco
Y uso la expresión de que se recuerda esa masacre, precisamente con la intencionalidad de dejar claro que hechos como esos que marcaron nuestra sociedad, que cambiaron el rumbo de nuestras vidas y que fueron disruptivos del pacto social no pueden ni deben olvidarse.
En aquel momento miles de jóvenes estudiantes en su mayoría, acompañados de trabajadores y trabajadoras, profesores y profesoras así como de miles de personas más, salieron a las calles a exigir un cambio en la forma de gobernar, un cambio en la conducta y en el comportamiento autoritario que el régimen priista mantenía sobre prácticamente toda la población del país.
En aquel momento, esos reclamos y exigencias de justicia social y de cambio político, fueron acalladas con balas, con violencia, con desapariciones, con persecuciones y con miles de detenciones arbitrarias e ilegales.
Es importante señalar que a diferencia de lo ocurrido en otros países latinoamericanos en donde episodios como éstos han sido investigados y debidamente sancionados, en nuestro país, ninguna de las personas responsables por la masacre del 2 de octubre y por las incontables violaciones a los derechos humanos de aquella época han sido sancionados.
Manteniendo toda proporción y dimensionalidad de lo ocurrido hace 49 años y de lo que ocurre actualmente, el despertar de la generación “millenial” a raíz de los sismos de las semanas pasadas ha vuelto a colocar la atención en esa franja poblacional que a su manera y de diversas formas, sigue criticando al gobierno, sigue inconforme con su proceder mientras mantiene una exigencia permanente de cambio, a veces expresada con apatía y desencanto, y otras veces expresada con acciones solidarias, colectivas, o con miles de posts en redes sociales.
El desencanto juvenil de hace 49 años, es el mismo desencanto de hoy en día, en aquel momento, la salida para muchos jóvenes fue la guerrilla y la lucha clandestina, hoy también recurren a la clandestinidad pero digital y aunque ya no se recurre a la violencia como método para impulsar un cambio social, la generación “millenial” que ha salido a las calles literalmente a tomarlas, nos ha demostrado que buena parte de la apatía e indolencia que les cuestionábamos ha sido generada por nosotros mismos como sociedad, construyendo un conglomerados social con el cuál esta nueva generación no se siente identificado.
Ya sea a través de su descontento en redes sociales, de su apatía e indiferencia ante la realidad social, y tomando las calles de manera colectiva y solidaria, esta generación de jóvenes nos ha recordado que no están de acuerdo con la forma en la que se está conduciendo este país y con la forma en que como sociedad estamos participando en esta construcción o más bien destrucción de nuestra nación.
Atendamos estas diversas expresiones de rechazo, de necesidad de un profundo cambio político y social en México, atendamos las voces que nos piden que llevemos a nuestro país a un rumbo distinto al cuál se encuentra hoy perfilado, atendamos las voces de los jóvenes de hoy sin olvidar las voces de los jóvenes de hace 49 años.