Cuevas, saltamontes Futuro nuestro voto
El asombroso fenómeno de saltar hacia Morena desde el periodismo, de abrazar al PAN desde el PRD, de dejar el PAN para irse con el lopezobradorismo, de poner amarillo al azul, rojo al blanco, tricolor al ciudadano y cruces al laico no va a detenerse pronto.
Es un fenómeno político que obedece a la debilidad de nuestro sistema de partidos y que, horror de horrores, está contribuyendo a destruirlo.
Los saltamontes no le están haciendo daño a su club de amigos de siempre, están agujerando la pluralidad partidista y, por lo tanto, debilitando nuestras condiciones democráticas.
No exagero y no escribo contra Morena. Finalmente, ese partido se muestra como un espacio competitivo, con altas probabilidades de ganar, y ese es un jugoso incentivo.
Si además, para Morena, una periodista, un futbolista, una ex panista, un ex secretario de gobernación salinista, o un ex perredista, contribuyen con votos para conseguir el objetivo último, que es hacerse del poder, ¿quién lo puede reprochar? Es una actitud racional de Morena y es una actitud racional de los saltamontes, cuya calidad moral o política no califico aquí. Estoy refiriéndome al fenómeno completo.
Porque además, el problema no sólo está con Morena. Todos: el PAN, el PRD, el PES, el Partido Verde, el PRI y hasta el cajón de los independientes aceptan el intercambio.