Patria, no votes por prietos

Ni son diez, ni once, sino son múltiples las razones por las que la sociedad no debe de votar o inclinarse o ser fans de la alta alcurnia que aglutina a la gran mafia del poder de la izquierda sediciosa mexicana.

Comenzando por su defenestrador Andrés Manuel López Obrador, quien ha tenido el descaro de hasta defecarse en las narices de la sociedad, al auto proclamarse ser “honesto”, pero da cuenta de navegar con bandera de sinvergüenza ya que su pasado negro lo delata de ser un palabrero charlatán.

Si bien, el filósofo griego Platón consideraba: “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”, el club de la ignorancia podría ser infinito.

Ni son diez, ni once, sino son múltiples las razones por las que la sociedad debe aprender a no ser idiotamente engañada una vez más por los políticos que se dicen ser “bondadosos” y presumen tener cara de “angelitos”, presumen ser y vivir como el pueblo y se dan el lujo de poseer carros y ropa de marcas costosas, y otras minucias, o en el mayor de los casos mostrar sus rostros de “inteligentes”, cuando en los hechos son todo lo contrario.

Todos van por la corona de la corrupción que es la extracción de las riquezas de este México en desgracia, que vive en un Estado fallido gracias a las tropelías de un priista que le quedó grande el cargo del Ejecutivo federal.

Andrés Manuel López Obrador es el principal ejemplo de esa clase medieval que ha escalado peldaños en el quehacer político hasta casi llegar a la cumbre presidencial de México.

Pero no ha aclarado su negro pasado cuando asesino a su hermanito José Ramón a quien le pegó “accidentalmente” un balazo agujerándole el cráneo, dejándolo entre un gran charco de sangre con huellas de manchas hemáticas de haber arrastrado el cadáver de su consanguíneo para “salvarle la vida” una vez cometido el desenlace fatal.

De eso, el señor López Obrador no quiere ni acordarse de ese negro pasado, y el otro amigo José Ángel León Hernández a quien de forma cobardemente artera, le lanzó un pelotazo cuando perdió un pleito entre chavos.

De tal forma que el famosísimo André Manué Lopéz Obrador, se ha negado a brindar detalles de cómo asesino a su hermano y su amigo cuando era un imberbe jovenzuelo.

“Haz patria negando tu voto a MORENA”, recordando ese acrónimo de consigna que nació en el norte de la república mexicana en el sentido “haz patria y mata a un chilango”, en una guerra fratricida deshumanizadora, propiamente de la intelectualidad misógina y andrógina tras los terremotos del septiembre negro de 1985.

Si bien los sismos de la década de los 80’s marcó un éxodo de capitalinos, éstos se mudaron a los estados circunvecinos y al norte del país, alterando la vida y el ritmo de los locales, generándose asimismo una animadversión que a más de tres décadas, el 'haz patria, mata un chilango', ha ido cambiando conforme a las circunstancias del momento.

Ahora de forma económica, nace el “HAZ PATRIA, NIEGA TU VOTO POR MORENA”, cuestiones de hacer política en una guerra de papel que no cesará hasta no ver los resultados del 1 de julio, solo que en esta ocasión histórica, debido a la bipolaridad de Andrés Manuel López Obrador, el tabasqueño podría encaminar a México por senderos sangrientos, una lucha fratricida entre hermanos. Si mató a su hermano y no ha aclarado esos incidentes históricos, qué se puede esperar si entorno a una crispada sociedad la enfrenta llevándola a una guerra civil a estas alturas del nuevo milenio. Sería entonces, la primera guerra civil que se registrara a nivel global.

La peje-ideología tiene una extraordinaria mezcla de “reformismo”, “marxismo”, “socialdemocracia”, “populismo de izquierda”, “nacionalismo de izquierda”, que finalmente la hacen ver como una “izquierda política”, que aglutina a todos esos agentes de poder que alguna vez figuraron en la historia contemporánea de México, y que en busca de no quedarse sin chamba, se refugian con el gran jefe de la mafia del poder de la izquierda sediciosa, y que obedece al nombre de Andrés Manuel López Obrador, El eterno engaña bobos.