La importancia de posponer La renegociación del TLCA
Analistas estiman que después de esta séptima ronda, podrían cerrarse al menos siete capítulos adicionales a los tres ya finalizados. Sin embargo, los temas que se discutirán a partir de ahora son altamente relevantes y complejos para el futuro de la economía mexicana y la relación multilateral con los países vecinos. Uno de ellos es la situación de los derechos laborales en nuestro país. Congresistas estadounidenses opinan que dicho tema es ineludible si se busca que el nuevo TLCAN prospere en las siguientes instancias de aprobación. Al respecto, los demócratas Bill Pascrell de Nueva Jersey y Sandy Levin de Michigan aseguraron que la mejora en los derechos laborales “es el tema central que debe abordarse (…) Si México no deja de reprimir los salarios de sus trabajadores no sólo será un obstáculo para un nuevo acuerdo comercial, será una sentencia de muerta para cualquier acuerdo que apruebe el Congreso.”
Organizaciones sociales como el movimiento Futuro Sin TLC y activistas de Derechos digitales, R3D, el Centro Victoria, entre otras, han llamado a suspender las negociaciones y rechazaron la forma en la que se ha conducido el proceso de renegociación. Expusieron tres razones por las cuales dicho proceso no debería continuar. En primer lugar, denuncian el secretismo y la opacidad de la renegociación al excluir a los ciudadanos del debate y de la toma de decisiones. Segundo, la postura del gobierno mexicano al favorecer y privilegiar los intereses del sector privado. Finalmente, señalan la falta de legitimidad del actual gobierno de Enrique Peña Nieto (alrededor del 79% de la población la rechaza) para firmar un acuerdo que impactará en la economía y en la vida de los mexicanos durante las próximas décadas.
En ese sentido, el deber y la responsabilidad de Estado que la administración actual está obligada a asumir–dado el impacto de la firma del Tratado y sus consecuencias– es posponer las últimas rondas de negociación hasta que se conozca quién asumirá la Presidencia de la República tras las elecciones del 1 de julio. Tanto por el distanciamiento entre las posiciones de Enrique Peña Nieto y Donald Trump, como por la falta de legitimidad del primero frente a su población, aunados a las dificultades que está presentado la renegociación hasta este punto, lo más sensato es esperar a un reacomodo de fuerzas y voluntades políticas; un nuevo equilibrio que permita a los tres países revisar el Tratado a partir de nuevas condiciones y visiones de futuro.