Día mujer más allá farándula
El mundo presta mucha atención a las denuncias de acoso sexual en el mundo del espectáculo, pero desgraciadamente no parece existir el mismo interés cuando el mismo delito, y otros peores, afectan a las mujeres más pobres
Debemos celebrar que, en el Día Internacional de la Mujer, los medios de comunicación ofrezcan extensos espacios a temas como el acoso sexual y la legalización del aborto, así como a la cobertura de las movilizaciones que ocurren en otras partes del mundo.
Nos alegra que el acoso sexual sea visibilizado gracias a las denuncias de personajes de la farándula. Pero nos falta mucho por hacer para que se preste la misma atención al acoso que sufren empleadas, obreras, mujeres pobres en general.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el acoso sexual puede presentarse cuando se condiciona a la víctima para obtener algún beneficio laboral (un aumento, una promoción o incluso mantener el empleo). También señala el organismo la existencia de ambientes laborales hostiles, donde se intimida o se humilla a las mujeres de manera cotidiana.
El mundo presta mucha atención a las denuncias de acoso sexual en el mundo del espectáculo, pero desgraciadamente no parece existir el mismo interés cuando el mismo delito, y otros peores, afectan a las mujeres más pobres.
No es el único espacio donde las diferencias de clase, la desigualdad brutal que vivimos, pasa la cuenta.
En muchos lugares, incluyendo la mayoría de los estados de nuestro país, las mujeres que pertenden a las clases medias y altas pueden asegurarse interrupciones del embarazo con atención médica calificada. Pero muchas siguen recurriendo a abortos en condiciones precarias y muchas veces insalubres, lo que deriva en altas tasas de mortalidad.
Según cifras del UNICEF, las posibilidades de que una mujer muera por condiciones vinculadas a la maternidad son 40 veces más altas en los países pobres que en las naciones ricas. Y en los países más pobres, las posibilidades son 150 veces mayores.
En México hemos tenido avances y retrocesos desde que, en 2007, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó la reforma que despenalizó el aborto, a petición de la mujer y hasta las doce semanas de embarazo. En contrasentido, muchas entidades han endurecido las penas con la consecuencia de que hay muchas mujeres en las cárceles, incluso por abortos espontáneos.
La Organización Mundial de la Salud estima que en 2015 murieron en el planeta 303 mil mujeres por complicaciones del embarazo o el parto, la mayoría de ellas en países pobres y por razones que pudieron haberse evitado.
La desigualdad social mata. En cuanto a la mortalidad materna, en los países desarrollados la relación es de 12 por cada 100 mil nacidos vivos ; en los países pobres es de 239 por cada 100 mil.
Otro rostro terrible de las prácticas que hacen víctimas a las mujeres es la trata de personas. Según cifras de Naciones Unidas, cada año son retenidas cuatro millones de personas: 75 de cada 100 son mujeres y niñas. Las redes de tráfico, que se extienden por todo el planeta, se enfocan sobre todo a la prostitución, pero también a la esclavitud laboral.
El año pasado, por estas fechas, la CEPAL dio a conocer un informe en el que destacó que 78 por ciento de las mujeres en la región latinoamericana están ocupadas en sectores de « baja productividad », lo que implica peores remuneraciones, baja cobertura de la seguridad social y menor contacto con las tecnología y la innovación.
Las mujeres también padecen las mayores tasas de desempleo y persiste la desigualdad salarial, perse a que el Convenio 100 de la OIT, relativo a la igualdad de remuneración, a trabajo igual salario igual, entró en vigor hace 64 años.
En México, al conjunto de demandas relacionadas con el mundo laboral y la maternidad, las mujeres debemos agregar, por desgracia, el veneno de la impunidad y la injusticia. Más de 200 mujeres son asesinadas cada día y 20 millones aseguran haber sido víctimas de alguna forma de violencia sexual.