Pajarito, pajarito, ¿por qué estás tan grandote?, Es que no soy pajarito, soy un guajolote
El día 30 de octubre algunos diputados del PRI, PAN y PRD, entre ellos el que esto escribe, subimos a la tribuna del Congreso de la Ciudad de México, a hacer una solicitud para que se reflexionara sobre la invitación que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador hiciera en días pasados, al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, para la asistencia a su toma de protesta como Presidente de la República Mexicana.
Estas intervenciones provocaron un largo debate sobre el comportamiento del controvertido presidente venezolano, entre otras cosas se argumentó que Maduro se ha convertido en un dictador, que encarcela a la disidencia política, que se ha transformado en un asesino, opresor, demagogo, antidemócrata, golpista… los diputados de Morena, contraargumentaron que el Presidente electo puede invitar a quien quiera a su “fiesta democrática” que habrá en México, que otros presidentes mexicanos ya lo han invitado; que es un presidente de izquierda, que AMLO era amigo de presidentes democráticos, que era amigos de todos los gobiernos y todos los pueblos del mundo; que también se había invitado a Trump, que ya venía la cuarta transformación en México; pésele a quien le pesé, Morena había ganado con muchísimos votos y que el gran cambio empezará el día primero de diciembre de este año…
La oposición replicó, que Maduro no era de izquierda, sino un espiritista de derecha, que habló con el expresidente Chávez muerto, personificado en “un pajarito chiquitico” y afirmando que le había indiciado: “El comandante Chávez está feliz y lleno de amor”.
Seguramente la presencia de Maduro no servirá como punto de unión entre mexicanos, habrá expresiones de rechazo, existirán manifestaciones de repudio, cientos de venezolanos se expresarán. Maduro representa el más desastroso gobierno latinoamericano, no hay un país en América con mayor privación económica que Venezuela, ni con mayor señalamiento en la violación de derechos humanos.
Ojalá Maduro, a pesar de ser invitado a la “fiesta democrática”, recapacite, se abstenga de asistir, y envíe a su embajadora con un “fraternal saludo venezolano” y una carta de felicitación y nos ahorre tener un pretexto más de desunión entre este sufrido pueblo mexicano.
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