Vivir verdaderos cambios en la Ciudad de México

Nos toca vivir tiempos de cambios, de esperanza y confianza en que el futuro será nuestro. Tiempo en que la gente común marcó un hasta aquí, en que la gente decente decidió desplazar a los canallas envalentonados.

En la Ciudad de México, las y los electores refrendaron su voto a la izquierda como lo hicieron desde 1997, hace 21 años con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, que ahora nos acompaña.

Esto a pesar de las decepciones causadas por la traición y la utilización simulada de los principios de esta forma de pensamiento y de vida que postulan los principios propios de la visión de izquierda. El pueblo de la Ciudad decidió nuevamente hacer historia, haciendo suyos los principios del proyecto de esperanza e innovación, encabezados por la doctora Claudia Sheinbaum.

Esta entidad acompaña con nuevos bríos, decisión y firmeza el carácter transformador que ha arrancado en todo el país. La Ciudad de México constituye un eje y un referente de que se puede gobernar con honestidad, eficacia y equidad.

Dicho acompañamiento implicará acciones responsables, reflexivas y propositivas, impulsoras de un proyecto común con el Gobierno Federal entrante, encabezado por nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, asumiendo el carácter diverso y plural de nuestra sociedad, siendo garantes de construir en la diferencia y en el respeto hacia aquellos que no piensan como nosotros.

Con orgullo y entusiasmo, asumimos el compromiso de seguir el camino de la transformación de este país y de la Ciudad, impulsando su proceso democratizador y retomando su papel de puntal en la lucha por los derechos y libertades ciudadanas.

En la Ciudad de México retomaremos los objetivos democratizadores alcanzados por sus habitantes, que hoy se expresan en una Constitución de avanzada; en un poder Legislativo plural y paritario, que diputados y diputadas tenemos el privilegio y el honor de integrar.

De alcaldías en lo que fueron las anteriores delegaciones y con una Carta de Derechos de sus habitantes, que deben ser exigibles y justiciables.

En la Ciudad de México sus habitantes han tomado en sus manos la dirección del presente. Hay confianza en un cambio, donde se pueden convertir en los protagonistas de un futuro que deje atrás la corrupción, el desaseo y la injusticia.

Somos y seremos una mayoría responsable, que no se marea con el poder; que sabrá escuchar, analizar y reflexionar todos los puntos de vista. Priorizaremos el consenso, como esencia del proceso democrático.

Pero también tenemos de impulsar con toda nuestra convicción y fuerza el proyecto transformador que nos mandató la mayoría de los ciudadanos, a quiénes no les vamos a fallar p a los obstáculos y los intereses que lo quieran impedir.

Lucharemos frontalmente contra la corrupción y la impunidad que caracterizó al Gobierno Federal y a gobiernos de la Ciudad.

Vamos a tener un rasgo permanente de autoridad. Vamos a luchar por la erradicación del dispendio y el tráfico de influencias. Nos preocuparemos también porque esto sea una constante en nuestro trabajo y tengan por seguro que predicaremos con el ejemplo.

Parafraseando a Salvador Allende: es nuestra obligación y derecho denunciar los abusos y prácticas indebidas, pues una de las tareas de un movimiento de transformación es romper el cerco del engaño que cubre la realidad. Por esto, ni simulación ni opacidad, ni los fomentaremos ni los permitiremos.

De igual manera, nuestra preocupación central es la desigualdad e inequidad, que van unidas a la miseria y la pauperización.

Pareciera que hoy, cuando transcurre la segunda década del siglo XXI, escucháramos al General Lázaro Cárdenas cuando señalaba en su toma de protesta: “Tengo presentes de una manera indeleble las impresiones que durante mi campaña electoral pude recoger: profundas desigualdades e inicuas injusticias a que están sometidas grandes masas de trabajadores y muy particularmente los núcleos indígenas que deben constituir para nosotros una honda preocupación”.

Lo anterior tiene una dimensión social asociada al desarrollo económico, sustentable y justo. Este es uno de los ejes por los cuales habremos de trabajar, no puede haber justicia social si no existen los satisfactores mínimos para vivir con decoro y dignidad, si no hay las condiciones económicas para que ello se asegure.

Ahora la “Ciudad de la esperanza” se empieza a convertir también en el de la innovación, rasgo propio de esa nueva era, continuidad de la anterior, pero con particularidades propias de los tiempos actuales. El cambio no tiene regresión ni vuelta atrás.

Ejerceremos con plenitud nuestras funciones dentro del marco de división de poder que establece nuestra Constitución. Pero al mismo tiempo tendrá en nuestro grupo, y estoy seguro que quienes integramos la coalición triunfadora en la Ciudad, una fuerza que como un sólo puño con usted jugará su papel como parte de la transformación de esta Ciudad y del país junto con usted y con nuestro Presidente, Andrés Manuel López Obrador, ¡haremos historia!