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La ambición del poder cambia las personas


A través de esas 14 décadas, México ha sido escenario de innumerables convulsiones sociopolíticas que se han ramificado en movimientos armados como el de 1910 con más de un millón de muertos; y los fortuitos asesinatos políticos que también se fueron fraguando con el correr de los años.

En esa paradigmática escala histórica, a México lo marca como un país de triste historia, de triste estampa, que en su devenir, en la ahora república bananera de Andrés Manuel López Obrador, se le observará como una nación en la contumaz decadencia. La plutocracia de la izquierda.

Se distinguirá, aún más, en el futuro inmediato de seis años, donde el costeñito López estará decidido a emular a aquellos oscuros personales que se transformaron en dictadores teniendo un triste final ante la idiotez funcional de una sociedad masoquista, mancillada y sobajada por la mentira de sus clases plutócratas y políticos de oropel, aventurados en el marco de la pacotilla.

Los sucesos relevantes siempre han estado a la vanguardia de siniestros e irritados agoreros que vaticinan el peor de los destinos que tendrá México en seis años más, es decir, a partir del 2024, a López Obrador le embargará la nostalgia en busca de perpetuarse en el poder. Y no es para menos. Esos políticos de banqueta y pacotilla, trazan sus destinos hasta no ver a flote el involuntario derramamiento de sangre.

La historia de México los condena como tiranos, y el costeñito tabasqueño pinta como para ser el próximo aliado del porfiriato, que pertenece a la plutocracia cultural de la avaricia, de la sordidez, del impertérrito egoísmo, la mezquindad y la ruindad. Hermanados, todos, en los pecados capitales, que van desde la lujuria, la ira, la soberbia, la envidia al calificar a todos “fifís”, la avaricia, la pereza, y lo peor, la gula del poder.

El legado de Luis Donaldo Colosio, a 25 años de su muerte -que fue más bien un Crimen de Estado (23 de marzo 1994, Lomas Taurinas, Tijuana, México)-, “Yo veo a un México con hambre y con sed de justicia”, seguirá siendo un anhelo inalcanzable. El Peje, pese haber nacido en la cuna del otrora Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder, ya demostró que no es la amalgama de solución inmediata. Los dolores dentales serán intensos y se arraigarán en un supuesto líder de izquierda, venida a menos como un caudillo de papel.

Con sus acciones y sus histriónicos discursillos de facto, de forma arrogante anunció que no piensa en la reelección, que tiene espíritu maderista y que su ambición por el poder, lo dejaría a un lado (¿..¡!..?). El Legado de Colosio ni siquiera lo toca, sino más bien, lo elude en todo momento, “no está en su agenda política” para –como dicen los filósofos de la medicina-, es de su desinterés la “masturbación” ideológica.

El tras fondo de sus palabras estimulan la resucitación del fantasma de José de León Toral, quien por órdenes de los cristeros, el 17 de julio de 1928 acudió al restaurante de La Bombilla, en San Ángel de la Ciudad de México, disfrazado de mesero –según la historia-, sacó un revólver, matando a Obregón dejándolo en medio de un charco de sangre. Suceso, perteneciente a un México bronco que hoy en día por ningún lado se ve...

Ese pasaje de la historia no se olvida y prevalece en la mente por quienes han desfilado como huéspedes de Palacio Nacional; dejan caer sus posaderas en la Silla Presidencia, piensan que ya son dueños de México. Pero no.

Se equivocan. México es de todos, y a todos nos pertenece quienes somos mexicanos por naturaleza, nacidos en esa prodigiosa y soberana república, somos los que patentamos democráticamente a los gobernantes, pese a la irritación colectiva del electorado que muchas veces se equivoca para seguir navegando bajo tempestades inciertas.

Fuera de toda aflicción, con la carta que firmó el famoso AMLO -que carece de un protocolo de legalidad ante Notario, pareciera que fue hecha para enamorar a Eufemia Pueblerina, que posee un acervo neuro-lingüístico soez porque llama a sus enemigos políticos como “conservadores”, que abanderan la “doctrina de la hipocresía, “vociferantes”, “encubridores” y mantenerse soterradamente en la Mafia del Poder.

Con esa Peje-postura, definitivamente “nadie pretendería salir con la hija del señor”, aunado a ese glosario cerebral que le impide hilvanar las palabras con propiedad, con un discurso desgastante adormecedor rodeado de su vetusto equipo dinosáurico de trabajo que genera náuseas con solo verlo. Aciertan las nuevas generaciones femeninas, que un anciano solo da dos cosas: “Asco y dinero”.

A lo largo de su “turismo político”, la frase rimbombante del presidente López es la del “me canso ganso”, que solo provoca iracundas risotadas sin obligarse a concretar la línea de su gobierno, que es una asignatura pendiente que –como ha presumido-, “yo ya no me pertenezco”, en alusión que es “indispensable” para mantenerse en el poder presidencial hasta su muerte. Tiene 65 años y un infarto de por medio; con una vida estresada lo único que lo orillará es sufrir otro ataque al corazón para postrar al “pobre líder y diablo de la izquierda mexicana”, en el hospital más caro de México.

La configuración de su epístola a la ficticia Eufemia Pueblerina, deja a la tentación que infinidad de conservadores actúen en perjuicio de la unidad nacional en caso de que el costeñito López pudiera sufrir un atentado en contra de su vida, llegado el final sexenal en el 2024, buscar su anhelada y soñada reelección, cueste lo que cueste.

El arrastre del crimen de Estado, cometido por el potosino José de León Toral en contra de Álvaro Obregón Salido, no ha dejado de ser una idea que haga dormir plácidamente al Jefe del Ejecutivo federal en turno.

Presumen los arrogantes enemigos del “señor presidente López”, que no está descabellada esa hipótesis, pero alertan que en esta contemporaneidad podría repetirse ante esa disyuntiva de eternizarse en el poder manipulado desde Palacio Nacional. México tiene su historia y una Pacto Federal inamovible. Así lo diseñaron los constituyentes del 17, y ha prevalecido por más de cien años, para ser exactos, 102 años.

En las benditas redes sociales se estimula la idea que “fanáticos los existe a montones”, y uno de ellos, utópicamente con la paga de hasta 50 mil pesos, podría hacer el trabajo sucio que conservadores tecnócratas y tras bambalinas del poder económico y financiero del país, ya quisieran poner a México en llamas con un posible atentado en contra de la figura presidencial.

La histórica carta que José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, ​ conocido como Porfirio Díaz, quien fue un militar mexicano que ejerció el cargo de presidente de México en siete ocasiones, ocupando en total la Presidencia de México por 30 años, es una anécdota extraordinaria en la historia de México, es decir, una extensión sin precedentes de alguien que amasó el poder por el poder. Pero don Porfirio tuvo más elocuencia para irse del país, dirección a Francia, para evitar el derramamiento de sangre.

Dejó, sin embargo, un país “en paz”, pero finalmente convulsionado; se asomó el México en Llamas a través de la Revolución de 1910, dejando un reguero de muertos por todos lados del país, sumándose más de un millón de personas, y que no obstante de eso, la ambición por el poder, hizo más presa entre la clase más connotada en las tres primeras décadas del siglo XX.

El Porfiriato dejó un estilo de gobernar, pero a partir de ese entonces, la república inicio un andamiaje hacia la democracia; han pasado muchos sexenios y la pobreza es galopante, el hambre es apremiante, los núcleos sociales tienen que soportar a los malos gobernantes. Los buenos son contados con los dedos de una sola mano.

La globalización llama a todos los mecanismos de gobierno y la izquierda no está exenta de hacerse de la vista gorda. Tiene que entrarle al juego tecnocrático, porque de lo contrario, será el pueblo el que resentirá el despreció del mundo.

En cuestiones económicas no hay soluciones ni mágicas, ni solidaridades gratuitas, mucho menos actos fallidos; o las izquierdas del mundo le entran a la era de la tecnocracia o quedará en el rezago, como Cuba, qué mejor ejemplo de padecer un estancamiento económico por más de medio siglo, ordenado por el poder económico de Estados Unidos. Abrió sus puertas hasta luego que el dictador Fidel Castro entrara a un túnel por muerte natural, hasta ya no ver su figura en La Habana.

En las benditas redes sociales circulan memes que hieren a los más susceptibles gobernantes.

“Todas las caras, un mismo diario”, afirma Diario CONTRAPESO Ciudadano, que más bien se traduciría en “Las caras de la avaricia”

Frases coincidentes que han registrado la historia. Frases que incomodan a quienes poseen el poder de alguna nación. México es patético ejemplo de ello.

“…Pero sí debo hacer ante el Congreso la solemne protesta de que JAMÁS ADMITIRÉ UNA CANIDIDATURA DE REELECCIÓN…”

Porfirio Días Mori – 1879 – Y duró 30 años en el pode

“…Sepan pues, señores conservadores, que ABANDONARÉ LA PRESIDENCIA EN EL DÍA PRECISO QUE MARCA LA MÁXIMA LEY…”

AMLO - 19/03/19 – (¡…!)

Lo más dramático que le puede suceder a México, es mantenerse como un Estado fallido, desde que comenzó a ser gobernado por la plutocracia del neoliberalismo, hasta ahora con la plutocracia del izquierdismo soez y mentiroso.

¿Cuál será el destino de México con un gobierno que no tiene ni pies ni cabeza, y está al asecho del enemigo extranjero para que éste siga explotando la riqueza minera y energética de todo el país?

López Obrador, sigue sin ser una lógica e inmediata solución.

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