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López Obrador deshonesto como presidente de México


Las reacciones en contra del llamado Peje presidente, ha creado el extraordinario malestar de la comunidad política, académica e intelectual del país, cuando pretende hasta defecarse encima de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, creando un estatus antijurídico denominado “memorándums constitucionales” bajo la complicidad de un Congreso mafioso que viene a suscribirse como un Golpe de Estado Técnico.

Antes y después, a la sociedad en su conjunto se le alertó que si Andrés Manuel López Obrador llegaba a la Presidencia de la República, para México iba a representar ser un serio peligro, y a cuatro meses de haber tomado posesión del cargo, ha ido crispando día con día a toda la nación. En esta tesitura, la sociedad ya duda que López Obrador sea mexicano.

México se ha convertido lamentablemente en una “república bananera”, constreñida por la obsesión de un costeñito tabasqueño iletrado lleno de odio y rencor que ya no sabe cómo actuar cuando las faldas de su mujer y bajo las sábanas de la intimidad, lo manipula de tal forma que incomoda a la sociedad.

La decisión de hoy, la de AMLO, nos pinta lo que viene para el País, alea jacta est, es decir, la suerte está echada, que a ciencia cierta es imprescindible que en cualquier momento, algún fanático se preste a convertirse en otro Mario Aburto para salvar a México.

Ante las circunstancias, no es nada descabellado pensar que el propio Andrés Manuel López Obrador esté cavando su tumba, pese a las tibiezas e indecisiones de millones de mexicanos, cuando uno solo de éstos millones de aburto’s haría cambiar el rumbo de la nación para evitar hacerla caer en el abismo de la dictadura.

México ha sufrido toda una serie de calamidades a través de su historia, nunca como ahora de tener a un representante del Jefe del Ejecutivo que tropieza de forma innumerable en actos inconstitucionales.

}Preocupados por este tipo de alertas, varios ciudadanos preocupados por lo que está sucediendo en México, que responden a los nombres de Leopoldo Hernández Romano, el ex diputado priista Jaime del Río y el académico Alberto Briceño Ruiz, hicieron circular en las benditas redes diversas observaciones jurídicas que deja boquiabierto en caso de que no se actúe con la ley en la mano, muy al estimo Juárez, en contra del mismo presidente.

El Benemérito de las Américas, en su época, estableció un apotegma jurídica que hasta hoy en día sigue funcionando: “A mis amigos: justicia y gracia; a mis enemigos, justicia a secas”. Esta connotación histórica es totalmente cierta, toda vez que el Peje presidente piensa aplicársela a todo aquel ciudadano que no comulgue son su ideas locochonas.

Para Leopoldo Hernández Romano, señala que un gobernante que modifica la Constitución con un memorándum, sin que ardan las redes y las calles, habla de la apatía y permisividad de nuestra sociedad. De su conformismo, ignorancia y ceguera. Lo mismo pasó en Venezuela, nadie levantó la voz lo suficientemente alto al inicio, pretendió poner un alto, defender las instituciones, aún a costa de su seguridad, y hoy, está en donde está…

López Obrador amenaza, agrede, arrasa, sin que algo pase. La destrucción de nuestras instituciones, la economía y el tejido social es una realidad, que la gran mayoría de la sociedad se niega a ver o simplemente no entiende.

Pareciera que el Peje presidente lo tiene muy bien escrupulosamente detallado, su logística no tiene maniobra de error y aprovecha la coyuntura de los tradicionales festejos religiosos (abril 2019), en un país netamente guadalupano

Leopoldo Hernández Romano acierta en los confines de las palestras: Estamos más preocupados por reflexionar y/o descansar esta Semana Santa que por defender el Estado de Derecho. “Creemos que el País puede esperar”, que milagrosamente la Suprema Corte de Justicia de la Nación hará su trabajo o los Senadores de oposición estarán dispuestos a contener. Queremos un milagro, operado por un ente supra social. Todo esto no va a ocurrir.

Si México pierde esta batalla, sin temor a equívocos, perderemos al País que reconstruimos a partir de 1985. Con todas sus debilidades y una grave injusticia social.

Pero un País que veía al futuro, con una democracia que operaba, instituciones que daban traspiés pero caminaban, una industria competitiva, un déficit educativo que trataba de ser atendido, unas finanzas públicas sólidas, abierto al mundo, preocupado de la cultura, que sabía vivir con su pasado e historia, trabajando ante una nueva realidad social, que buscaba empezar a integrar diferencias sociales, económicas, religiosas, sexuales y étnicas. Con una gran corrupción y cinismo, señalado por una libertad de expresión. Con inseguridad, pero libertad.

Hoy, el manto de las nubes cubre nuestros sueños, ha empezado a llover y nosotros no queremos aceptar que la tormenta ya empezó y que podría cambiar todo (...) Pensamos que nuestros paraguas de bolsillo nos mantendrán a buen resguardo, cuando el aire empieza a arreciar.

Probablemente hoy sea el día en que, el no haber levantado la voz de manera contundente y con fuerza, se convierta en “el hubiera” de un futuro desesperanzador, despedazado por culpa de nuestra apatía ciudadana y su notable cobardía.

Hoy la sociedad invita a levantar la voz, a gritar por nuestra intocable Constitución, a poner límites a un sueño mesiánico, impedir que se vayan al diablo las instituciones, la libertad de prensa, nuestras Instituciones y la verdad.

Hoy el Presidente reta al Estado de Derecho, es nuestra última oportunidad. ¿Vamos a levantar la voz y defenderlo o cedemos la plaza?

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