Novedosa fórmula para preservar los cadáveres
A diferencia del formol, la nueva fórmula para preservar los cadáveres, que no tiene olor y disminuye riesgos sanitarios, mantiene la flexibilidad de los cuerpos y permite su utilización con fines de investigación y docencia.
Diego Pineda, jefe del Departamento de Innovación en Material Biológico de la Facultad de Medicina (FM), explicó que con el formol, que se utiliza en la mayoría de los anfiteatros, la preservación de un cuerpo requiere tres meses de preparación. “Con nuestro procedimiento, que combina varias sustancias, sólo se necesitan 15 días, y después de ese lapso el cadáver ya no necesita nada, ni refrigeración”.
Tras año y medio de pruebas y combinación de distintas sustancias por parte de Pineda y su equipo de colaboradores, se obtuvo la formulación, que ahora está en proceso de patente nacional e internacional.
“Con esta innovación, médicos de todas las áreas que quieran mejorar sus destrezas quirúrgicas tienen la posibilidad de hacer sus prácticas”, dijo el universitario.
Pineda explicó que antes el anfiteatro de la FM, como el de todas las instituciones donde se enseña medicina, contaba con tinas de inmersión con formol; ahí se colocaban los cuerpos para conservarlos, pero esa sustancia a la larga tiene efectos cancerígenos.
Además, el trabajo era complicado debido a que irrita los ojos y la mucosa nasal. “En la nueva formulación sí se utiliza formol, pero en un porcentaje menor a tres por ciento, combinado con otras sustancias”, aclaró Pineda.
Otra desventaja del método tradicional es que el formol y otros alcoholes que se utilizaban deshidratan y vuelven rígidos los cuerpos; además, por la rigidez y el color café que adquieren, es difícil identificar los planos anatómicos (piel, grasa, nervios o arterias), o practicar técnicas quirúrgicas.
Con cuerpos adecuados se adquieren mejores destrezas y se disminuyen los desaciertos en la práctica clínica, con un impacto positivo, porque los errores médicos son la tercera causa de muerte prevenible en el mundo, subrayó.
A partir de la transformación del anfiteatro de la FM –ahora el más moderno de América Latina– hace poco más de tres años, y la implementación de la nueva técnica de preservación, se incrementó el número de cursos de posgrado: de cuatro en 2016, a 66 en 2018, y hasta mediados de 2019 ya se contabilizan 55.
Los médicos que acuden a la FM dicen que es como estar en un quirófano con un paciente vivo. “Sólo falta un detalle: que sangre, así que ya trabajamos con Rubén Argüero, jefe del Departamento de Cirugía y quien realizó el primer trasplante de corazón en nuestro país, para que los cadáveres tengan “flujo” y “circulación” con presión, con ayuda de una máquina extracorpórea. “Lograrlo será espectacular”, calificó Pineda.
En la FM cuentan con el programa de donación de cuerpos. Hace dos años y medio, cuando inició, 27 personas se inscribieron, y en la actualidad tienen más de dos mil inscritos. En promedio, cada cuerpo sirve para impartir ocho o más cursos, y sin importar el tiempo que permanecen en la Facultad, reciben un trato digno.
Mientras concluye el trámite de patente, la entidad universitaria brinda asesoría a diferentes instituciones para que también echen a andar sus programas de donación de cuerpos o la modernización de sus anfiteatros. Es el caso de las universidades de Guadalajara, Nuevo León, Puebla y hasta Costa Rica.
Jorge Audifred Salomón, ginecólogo en el Hospital General Manuel Gea González y formador de nuevos especialistas, calificó como una gran experiencia trabajar en estructuras biológicas humanas. Los entrenamientos habituales en cirugía laparoscópica se hacen en estructuras inanimadas o en animales, “pero la oportunidad de trabajar con cuerpos humanos, en excelentes instalaciones y con una técnica única de preparación, es fantástico. Me siento contento y orgulloso de estar aquí”.
En una sesión de trabajo, los especialistas realizaron varios procedimientos, como reconocimiento de estructura anatómica, salpingectomía (extirpación de trompas), ooforectomía (de ovarios), histerectomía (de útero), y estudio de retroperitoneo para ver dónde se encuentra el uréter, nervios y grandes vasos. “Mis alumnos están felices”, concluyó.