Alunizaje: doble mirada de ciencia y arte sobre la Luna
Hace 50 años, cuando el ser humano pisó la Luna por vez primera, se dijo que el suceso era toda una conquista; en realidad, el satélite natural de la Tierra ya nos había conquistado desde el principio mismo de la humanidad.
Alunizaje, libro escrito por el astrónomo José Franco, plasma los múltiples significados que la Luna representa para nuestra especie, y lo hace desde una doble visión: científica y poética, pues incorpora también fragmentos líricos de la artista plástica Lucia Hinojosa,
La obra se presentó en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico la tarde de ayer. Ahí, su coordinadora general, la doctora Julia Tagüeña Parga comentó que “escribir un artículo científico es muy fácil, una vez que la investigación está terminada, porque no es personal. Sin embargo, este libro es una reflexión porque habla no solo desde el conocimiento sino desde los sentimientos. Es ahí donde el arte se vuelve entrañable”.
Al comentar el libro, el doctor Jesús González, director del Instituto de Astronomía, detalló parte de la información contenida en los 8 capítulos de Alunizaje: Metáforas cósmicas; Con el Universo en las manos; Coreografía celeste; Cronos y ciclos; Derivadas espaciales; Seduciendo al infinito, y Epílogo sin final: Variaciones estéticas.
“Con el verso en nuestras manos, plasma lo que los astrónomos sabemos sobre astronomía, por ejemplo ‘que las estrellas son las primeras alquimistas de las que surge la vida’”, citó González.
En el libro aborda también las singularidades de la astronomía: una ciencia primeramente observacional sin posibilidad de experimentar y que, sin embargo, la sed de conocimiento hace del ingenio humano la nave para poder descubrir lo que hay en el universo, más allá de la Tierra, comprendiendo la luz, con la física y usando las matemáticas, el lenguaje científico por excelencia.
Alunizaje muestra también que la Luna ha sido un referente para las culturas prehispánicas, parte importante de nuestra cosmogonía. De acuerdo con el doctor José Franco, también excoordinador del Foro Consultivo: “En mesoamérica el conejo o la liebre son las primeras formas reconocidas en la superficie lunar y ya forman parte de nuestra cultura”; en algunas partes del mundo la concebían, medio en broma y medio en serio, como hecha de queso mientras que para los antiguos mexicanos era una olla de pulque.
Entre los relatos mitológicos prehispánicas que hablan del cielo, el doctor Franco relató en breve su preferida: la del surgimiento del día, la noche y las estrellas: “La diosa de la noche para las culturas del altiplano fue Coyolxauhqui (que en náhuatl significa “la de cascabeles en la cara”, en referencia a las manchas de la Luna), quien también era hija de Coatlicue, la diosa madre.
Ella y sus 400 surianos (Centzonhuitznahua), sus hermanos, descubrieron que su madre estaba embarazada y la persiguieron para castigarla. El hijo que Coatlicue llevaba en el vientre es Huitzilopochtli (el Sol) que, al nacer, hizo huir a sus 400 hermanos (las estrellas) y a la diosa de la noche la desmembró”.