México, junto Latinoamérica se está quedando dormido, con los sueños anacrónicos

El mundo está cambiando rápidamente, evolucionando en muchos temas y se están complejizando sus problemas, afirma un filósofo y diplomático mexicano con alto y calificado acervo jurídico y cultural.

México, junto a Latinoamérica entera, se está quedando dormido, soñando sueños anacrónicos de revoluciones e independencias que ya no tienen lugar en nuestra historia, en vez de atender los problemas de hoy.

Si no lo hacemos por nosotros, hagámoslo por aquellos que nos dicen “papá”, “mamá” o “abuelo”, son a ellos a los que estamos fallando.

Los estamos dejando desprotegidos, desarmados y, les recuerdo el lugar común, que por común, no es menos cierto: ellos siguen y siempre serán el futuro.

López Obrador nunca fue una alternativa, ni de respeto y mucho menos la panacea que se obligara a velar por el pueblo que desde sus inicios, engañó.

Hoy podemos presumir que millones estuvieron y siguen estando equivocados, lo más peligroso no es la corrupción, es la falta de respeto al Estado de Derecho y ese es Andrés Manuel López Obrador, un sujeto que utiliza la patraña para seguirse enriqueciendo ilícitamente a costa de ese pueblo noble que apendejó en lo más profundo de sus raíces, y que ahora enfrenta la dualidad para la recomposición de una Revolución Ética y Moral, que hasta eso, el Caín de Macuspana ha venido arruinando sistémicamente hasta no ver su cumplido de pulverizar todas las instituciones republicanas que han garantizado –hoy endeble-, la paz social de toda la nación.

Es aterrorizante el perfil psicológico del presidente López. AMLO y/o MALO -como se le quiera identificar, que para el caso es lo mismo-, muestra ser una persona que le interesa acabar con México, dinamitándolo y destruyendo todo aquello que no cumple o no se acerque a sus objetivos políticos y personales.

Haber retirado el Seguro Popular y acotar la ley presupuestaria al Sector Salud, López demuestra sus dones de genocida, de un antisemita en potencia, de un sujeto que aniquila de manera sistemática e intencional a un grupo social -como en la época del presidente Luis Echeverría Álvarez-, al comprometerse a desaparecer la pobreza, dejándolos sin atención médica, por ejemplo.

Si bien la nación sigue considerando que “México estaba mucho mejor, sin López Obrador”, éste ha demostrado ser una persona con trastorno de personalidad narcisista, patológica o megalómano.

Andrés Manuel López Obrador tiene cinco problemas siquiátricos perfectamente diagnosticados.

El análisis clínico del médico siquiatra Juan Bosco, es “delirante el desorden mental de AMLO”, porque sufre de Oligofrenia, Esquizofrenia, Paranoia, Dislalia y una pasmosa Disartria, que es el mismo sentido de la debilidad en los músculos que se usan para hablar, lo cual suele hacer que el habla suene lenta y confusa. Se le suma uno más, que es la Anosognosia, un pacientes que no tienen percepción de sus déficits funcionales neurológicos.

Es arrogante y de naturaleza agresiva, a veces muy sutil con apodos y chistes, como “me canso ganso”, “el pueblo se cansa de tanta pinche transa”, “lo que diga mí dedito” y/o “el que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche”.

Un filósofo de la colonia Juárez, en Ciudad de México, afirma que el proletariado tiene la consigna histórica de acabar con el estado burgués, pese a que el Peje se ha convertido en un títere del imperialismo, en una exacta marioneta en todo su esplendor…

Un títere de la burguesía imperialista yanqui disfrazado de “humanista proletariado”, con gran sentido demagógico, epígono de los dictadores mundiales, Hitler, Mussolini, Stalin, Castro, Videla, Trujillo, Pinochet, con sus grandes poses histriónicas, de cultivo melómano, exaltante de una personalidad enana.

No sabe hablar con fluidez, le apesta el hocico degenerado por problemas hepáticos, a menudo se rasca el trasero, padece de monstruosa dislexia, mal viste costosísimos trajes del House Bijan, pantalones al estilo Charles Chaplin; dicen que “Pinocho lo va a demandar” por usurpación histriónica; se ha enriquecido y en complicidad, ilícitamente a su camada de pejes ratas, y un larguísimo etcétera.

¿Volvería a votar por este CANGUROTE?, que utiliza una máscara humanista la cual ya colmó los límites con resultados mediocres e inservibles, toda vez que es el artífice de la destrucción del estado burgués, agudizando las contradicciones de clase para precipitar los cambios por la vía de la revolución proletaria.

En un proceso dialéctico, le encanta el fantoche para ridiculizar al inservible aparato del Estado y su decadente figura de “presidentito”. Es un buen mimo, que descarnadamente evidencia las miserias del aparato inútil que implica el reinado de la burguesía. Es el hazmerreír mundial.

Para los conservadores, vaticinan que “la hoguera lo espera para convertirlo en una pía humana para que se revuelque en la Plaza de la Constitución, a donde muchos llevarían bidones con gasolina e infinidad de cajetillas de cerillos... todo porque Peje CANGURO le falló al pueblo noble, pero mucho muy pendejo... y hay que apurarse porque está subiendo el precio de las gasolinas, afirman.

El fuego como ceremonial purificante de la decadencia monstruosa de bacanal y hetarias en que se ha derrumbado el estado burgués ahogado en su propio vómito de orgia y excesos. Habría -con sentido figurativo-, Peje CANGURO a las brasas, junto con toda su corte de mancebos y prostitut@s, incluyendo efebos y lambiscones salameros.

No obstante de ello, sería la primera revolución "pacífica" del nuevo siglo, que para los entendidos “ninguna revolución puede ser pacífica”, solo que el histrión ya lo determinó: “Abrazos, no balazos!, aun cuando la Toma de La Bastilla lavó la afrenta del reinado mezquino y decadente de los luises, bajo la ilustración del francés Víctor Hugo, quien fue un poeta, dramaturgo y novelista romántico, considerado como uno de los más importantes en lengua francesa, dejando un legado imborrable sobre el perfil de Los Miserables.