Agricultura familiar enfrentar a retos del cambio climático
Los ajustes estructurales de la década de los años ochenta desmantelaron la agricultura disminuyendo el bienestar para los pequeños productores rurales.
Ahora se buscan otras economías, otros desarrollos: agricultura familiar y economía social”, el cual es el resultado de cuatro años de colaboración entre la Embajada de Italia en México y otras instituciones mexicanas públicas y privadas.
El libro presentado a la comunidad, resalta el fortalecimiento de la pequeña producción agrícola y su cadena de valor frente a los retos impuestos por el cambio climático.
En México, los ajustes estructurales de la década de los años ochenta desmantelaron el sistema de intervenciones gubernamentales que proporcionaba a los agricultores acceso a tierra, crédito, seguros, insumos y hasta mercado, generando así disminuciones de bienestar para los pequeños productores rurales, amenazando su competitividad y en muchos casos su supervivencia.
En la presentación del libro participarán Miguel Carrillo Villarreal, Director del Programa Precios de Garantía de SEGALMEX (Seguridad Alimentaria Mexicana), Francisco Abardía Moros, del proyecto de Sistemas Productivos Sostenibles y Biodiversidad de CONABIO.
También participaron Gerardo Torres Salcido, Titular del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, Tatiana Vanessa González Rivera y Prudencio Oscar Mochi Alemán, ambos investigadores del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM y Emilia Giorgetti, Agregada Científica de la Embajada de Italia.
El texto a presentarse es una invitación a conocer los principales resultados de este estudio que están plasmados en 7 capítulos que abordan desde: la agricultura familiar y la economía social familiar, dos conceptos y prácticas compatibles; hasta elementos para valorar el potencial innovador de la economía solidaria en México.
El principal objetivo del diálogo México-Italia bajo el que se arropa este libro es construir y seguir compartiendo casos de éxito, así como buenas prácticas desarrolladas en ambos países, una vinculación eficaz entre distintos actores académicos, políticos, económicos, empresariales y sociales, con el fin de proponer e impulsar políticas públicas y cambios sociales que puedan fortalecer a los pequeños agricultores y sus productos.
Cabe destacar, la larga trayectoria histórica y la experiencia de Italia en el sector de la economía social (las cooperativas italianas, quienes manejan hoy en día el 24 por ciento del valor de la producción agrícola del país), además de su elevado desarrollo tecnológico (controles de seguridad y trazabilidad de los alimentos, procesamiento desde la materia prima hasta el producto final y empaque), de la eficacia del marco jurídico relacionado con la protección de la propiedad intelectual y las denominaciones geográficas, de la presencia de un sector académico fuertemente involucrado en estas temáticas.