Vergüenza parlamentaria en el congreso de la CDMX
El mexicano se caracteriza por la magnitud de su cultura, pero esa misma cultura hace que el mexicano esté en constante conflicto, pues se encuentra inmerso en una sociedad donde existen prejuicios y altos índices de discriminación.
Una característica en México es lo conflictivo (s) que pueden ser algunos integrantes de la sociedad, pero quizá el conflicto sea indispensable dentro de la esfera social, pues arroja argumentos distintos y expresan desacuerdos.
Una sociedad con conflictos es una sociedad sana. Es primordial destacar la importancia de solucionar estos conflictos, pues resolverlos permite aumentar el nivel de madurez y desarrollo al momento de conciliar las partes.
Es en síntesis el apremio con que se “legisló” la VII y última Legislativa de la Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal, antes de que entrara en funciones el Primer Congreso de la Ciudad de México, todo esto, referente al tema de la Ley Anticorrupción, la cual ha generado controversias tanto legales, como en el sentido periodísticamente mediático.
El Magistrado civilista Élfego Bautista Pardo, en su análisis Así es el Derecho, llegó a la conclusión que “la Ciudad de México en este momento no cuenta con Sistema Anticorrupción”.
Al interior del histórico edificio parlamentario de Donceles y Allende, se ventiló este tema en donde el diputado Jorge Gaviño Ambriz (PRD), hizo un llamado a las y los diputados del Congreso capitalino a corregir el proceso legislativo declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN), y que fue promovido por la última Asamblea Legislativa en el devenir político de la gran Ciudad.
En un pronunciamiento hecho durante la sesión de la Comisión Permanente, el legislador recordó que la decisión del Máximo Tribunal de la nación se debió a violaciones al procedimiento legislativo, falta de convocatoria a la sesión en donde se aprobaron los dictámenes y a la ausencia de distribución de los mismos a los integrantes del pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, VII Legislatura.
“La crítica y el debate es lo que le da fuerza al sustento de una democracia auténtica. Sin intercambio de ideas, sin respeto a los derechos de las minorías, con oídos sordos a la oposición, cualquier gobierno carece de legitimidad”, agregó.
“Nos queda menos de la mitad del periodo en nuestro encargo de tres años como diputados, y los pendientes se siguen acumulando. Ojalá sirva de lección, ya vimos las consecuencias de no actuar conforme a Derecho; el tiempo se agota, nos queda poco, faltan muchas cosas por hacer”, concluyó.
El posicionamiento se integró al Diario de los Debates del Congreso de la Ciudad de México.