Ley General de CTI no debe ser “borrón y cuenta nueva”

La visión de que “todo lo que se hizo antes estuvo mal y ahora sí vamos a hacer bien las cosas”, es arrogante e ignora el trabajo que se realizó a lo largo de muchos años a través de los cuales se desarrolló la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI) en nuestro país.

Así, la nueva ley planeada para este año no debe representar un “borrón y cuenta nueva” con respecto a la Ley de Ciencia y Tecnología de 2002, reveló Juan Pedro Laclette, ex coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico en su artículo “La ‘nueva’ Ley de Ciencia y Tecnología” publicado en el número 56 de la revista Forum.

De acuerdo con el biólogo mexicano, la reforma en torno a la nueva ley que será objeto este año de múltiples discusiones, debiera conservar los aspectos positivos de la ley aún vigente.

“Si bien es cierto que hay muchas cosas que deben ser corregidas y que el desarrollo de la CTI en México es insuficiente, el legado que recibe la actual administración es considerable y debe ser cuidado”, se lee en el artículo.

Como ejemplo, Pedro Laclette escribió sobre las más de 250 dependencias públicas (institutos, centros, facultades, escuelas, etcétera), localizadas en Instituciones de Educación Superior, Secretarías de Estado y en otros Centros Públicos, en los que se realiza investigación científica de calidad, a cargo de 40 mil a 50 mil profesores e investigadores, incluyendo a los miembros del Sistema Nacional de Investigadores que hay en nuestro país.

Un segundo acierto lo constituye el vocero autónomo e independiente de los usuarios del sistema, que ha ganado legitimidad y credibilidad: el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT).

En mi opinión, comentó, su legitimidad y credibilidad se debe a la composición de la Mesa Directiva que integra instituciones y organizaciones de los sectores gubernamental, académico y privado; esta composición no tiene parangón en México, ya que integra las visiones de los 3 sectores de la Triple hélice de la CTI y constituyó un avance en la democratización en la toma de decisiones en el sector, aseveró Pedro Laclette.

El investigador emérito de la UNAM, destacó en su texto cinco consideraciones específicas sobre los cuales repensar la creación de la nueva ley. Las dos primeras: educación, ciencia, tecnología e innovación, como estrategia central para el desarrollo de nuestro país; el sistema de gobernanza de CTI que actualmente enfrenta al menos dos problemas: la disminución gradual de capacidades del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) y el pobre funcionamiento del Consejo General de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico.

La tercera consideración del científico mexicano giró en torno al bajo presupuesto que se otorga a la ciencia ya que desde hace más de 20 años la inversión en CTI se ha mantenido muy por debajo de los niveles recomendados internacionalmente.

“Proporcionalmente al tamaño de nuestra economía, invertimos mucho menos que los países desarrollados, e incluso menos que un buen número de países en nuestra región Latinoamericana”.

En el cuarto punto buscó la definición de Grandes Objetivos Nacionales, a través del gobierno de México, “él es quien debe establecer los objetivos a mediano y largo plazos”. Y el quinto punto es la planeación de proyectos a largo plazo a través de mecanismos que garanticen su continuidad.

“En mi opinión, de no avanzar hacia una mayor equidad y justicia social, se corre el riesgo de caer en una ingobernabilidad creciente. El conocimiento (educación, ciencia, tecnología e innovación) constituyen la brújula para avanzar hacia un desarrollo sostenible para nuestro querido México”, concluyó Pedro Laclette.