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Pejesexenio, facsímil terror de los sistemas dictatoriales


La dictadura de un político mentalmente desbalanceado y que se le ha identificado como el líder de la Legión de Idiotas como lo definiera Umberto Eco, con lujo de impunidad se la ha pasado por el arco del triunfo todas las leyes y códigos consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Pretende darle cumplimiento a su arrogante quimera de compararse al prócer Benito Juárez, incidiendo en el absolutismo trazando una barrera rebosada de ficciones políticas y de abyectos espejismos que han generado, por igual, incontrolables fenómenos de odio, ira y miedo entre la sociedad.

Pareciera que López Obrador con su comportamiento antisocial -muy propio de los insurrectos-, se pone en duda o podría hasta rarificar más la duda de que no es mexicano, sino “un hondureño espalda mojada” que invadió ilegalmente territorio mexicano, hace 66 años, a carga de las espaldas de sus padres.

Las murallas de las mentiras, definidas en la ciencia de la mente como sicópatas, crean aleatoriamente fenómenos como el odio, la ira y el miedo, aun cuando infinidad de sectores conservadores han lanzado permanentemente frases como “Di no más dictadura, mayor democracia”, generando entre el colectivo ese impulso colérico de saber que un solo sujeto que jamás en su existencia tuvo el acierto de ganarse la vida poseyendo un empleo digno y éticamente profesional para cuando menos presumir que honradamente se ha ganado lo que es.

A seis décadas de su nacimiento, el ahora oclócrata sureño, quien se erige como un falso Mesías, ha mantenido dominada la debilidad mental de millones; llegó al sitio donde ocupa por un golpe coyunturalmente de pura suerte, estableciendo campañas de exterminio de los sectores más pobres y a quienes se les consideran vulnerables por su propia condición de vida al despojarlos de los factores de salud, dejando sin presupuesto a hospitales y reduciendo criminalmente la plantilla de médicos mexicanos calificados.

La diversidad de los sectores de la sociedad, que todos esos elementos tienen un significado en el sentido que las dictaduras se construyen en torno a un individuo que estableció un culto a la personalidad, un solo partido de gobierno o una oligarquía de un rebelde social.

Si bien esos sórdidos fascistas se roban el poder de la idea de un supuesto fortalecimiento estatus de “democracia y libertad”, los filósofos de la historia universal han coincidido que “el primero en llegar, el último en morir”, se trata también de “no mirar atrás, la vida está por delante”, convicciones que no se ven, bajo el entendido que católicos afirman que la fe rompe barreras inquisidoras.

Pero esos invasores que enarbolan estandartes de la muerte, cortados por la misma tijera de una orden de personajes siniestros que muchos identifican como sectas de condenación, magnánimos o caballeros indestructibles con el manejo implacable de teologías cuan capullo de una franquicia de mercenarios que se desplazan en un mundo subterráneo denominado the haibi table (zona de habitabilidad), pretenden ser organismos autónomos con ordenanzas de “limpiadores”, “purgadores” o de “poderes de adjudicación”.

Gene Sharp quien fue un filósofo, político, profesor, politólogo y escritor estadounidense, conocido por su extensa obra en defensa de la no violencia como lucha contra el poder, hace un completo análisis sobre las crisis por las que han vivido infinidad de naciones a través de su obra literaria “De la DictaDura a la Democracia, un sistema conceptual para la Liberación”, respaldado por la filantrópica institución Albert Einstein, traducción al español por Caridad Inda.

El terror en los sistemas dictatoriales más agudos, se establecen como regímenes que se impusieron en nombre de liberación de la opresión y de la explotación, solo que esos pueblos faltos de información se echan una soga al cuello poniendo en riesgo sus libertades, porque trazan la derivación de la dictadura del gobernante en turno, transformándose en un traumático dominador y opresor, imponiendo asimismo una soberanía extremista que se traduce en la decepción de la esperanza que se había depositado en él.

A través de décadas, la realidad del poder absolutista se hace más patente por sucesos históricos que se han registrado en diversas latitudes del mundo, países gobernados por dictaduras, tales como Cuba, Panamá, Polonia, Chile, el Tíbet o Birmania, y muchos otros.

De los tibetanos que pelearon contra la agresión del régimen comunista chino, de los rusos que en agosto de 1991 le cerraron el paso al golpe de estado de línea dura, o de los trabajadores tailandeses que con prácticas noviolentas impidieron el retorno del régimen militar, el mundo fue adquiriendo puntos de vista perturbadores sobre la pérfida naturaleza de las dictaduras que, sin embargo, en algunas regiones del planeta, aun se observan cómo esos autócratas destruyen a su gente quienes los encumbró, consumistas del engaño, de un ultraje frente a la bestialidad impuesta, y que pese a todo, las nuevas generaciones se empeñan en desafiarlos sin conseguir mayores avances.

A estas alturas del nuevo milenio, el mundo observa atónito cómo naciones tan poderosas como la rusa, sus pueblos continúan soportando las opresiones de sus “amos y dominadores tiranos”, es decir, un aparato de simulación de una supuesta División de Poderes, no hay día y noche que soporten la fatalidad de sus regímenes impuestos por la Oclocracia, la cual se nutre en un perfecto coctel entre el rencor y la ignorancia.

Desde los cuarteles de la oposición que enarbolan el ondear de la democracia, se movilizan para intentar vencer las fuerzas de una ignominia, recolectores y salvadores de las libertades, ya que es bien sabido que es triste advertir cómo cada dictadura deja tras de sí una larga secuela de muerte y destrucción.

A plenitud de hechos históricos, “una guerra sin muertos, no es guerra”, y en esa tesitura si pudiesen esas fuerzas democráticas impedir el establecimiento de las dictaduras, otro sería el panorama, aunque habría que mantener la alerta que “el poder es el poder, este se ejerce y no se presta”, es en consecuencia, conservarlo a cualquier precio.

En las guerras siempre hay ganadores y perdedores. Hay que entender que el poder es una gran empresa de negocios desarrolladores que muchas veces tropiezan con actos de corrupción, pero en ese marco las sociedades deben ser cuidadosas en respetar la vida humana, pero la ceguez de la infamia del poder hacen que sus luchas victoriosas germine el renacimiento de otras dictaduras que pudieran provocar mayores carnicerías masivas de lesa humanidad, parecidas a la época de Adolf Hitler, el mayor genocida de la historia.

El problema genérico de cómo destruir una dictadura y cómo impedir el surgimiento de una nueva, no es tan solo la validez del sufragio universal, sino de la propia condición humana de los políticos.

El desafío contra los dictadores sería una empresa fácil y poco costosa. Todas las formas de lucha tienen sus complicaciones y costos. El combate contra los dictadores por supuesto causará bajas.

La deambulación de los enemigos de la patria siempre ha existido más allá del terreno de la cultura griega. La obediencia, la cooperación y la sumisión son esenciales para que un dictador sea poderoso, es el caso de México, de un ser urbano logró sorprender a todo mundo.

Estuvo 20 largos años ocasionando desmanes para alcanzar el anhelado “hueso”, para que tan solo en un año arrodillara la soberanía de México ante la dictadura financiera del país más poderoso del mundo, Estados Unidos.

Gene Sharp dice que sin acceso a las fuentes de poder político, el poder del dictador se debilita y finalmente se esfuma. El retiro del respaldo es, por lo tanto, la principal acción que se requiere para desintegrar la dictadura. Sería útil repasar cómo se pueden afectar las fuentes del poder mediante el desafío político.

La desaprobación moral necesita ser expresada mediante acciones para que la dictadura perciba que es una amenaza seria a su existencia. Es necesario retirarle la cooperación y la obediencia para negarle al régimen el acceso a las otras fuentes de poder. Lamentablemente, la cultura mexicana es subdesarrollada debido a que su propio sistema de gobierno ha permitido hacer crecer al gigantesco pulpo de la corrupción, sin importar la sobre existencia de los pobres.

En situaciones en que la población se siente impotente y asustada, es importante que las tareas iniciales para el público sean acciones de poco riesgo, que le desarrollen la confianza en sí mismo, pero los actos de disensión están desorganizados aun cuando se reconozca que en una lucha a largo plazo, la mayor parte de las estrategias de campaña no deben tratar de alcanzar la caída completa e inmediata de la dictadura, sino de lograr objetivos limitados.

Cada campaña tampoco va a requerir la participación de todos los sectores de la población. De esto, todo mundo lo reconoce.

De la Planificación estratégica, las campañas de desafío político contra las dictaduras pueden empezar de varias maneras. En el pasado, estas luchas casi nunca se planeaban y eran de hecho accidentales.

Algunos de los agravios específicos que desencadenaron las acciones anteriores han variado notablemente, pero a menudo incluyeron nuevas brutalidades, el arresto o la muerte de una persona tenida en alta estima, una nueva política o regulación represiva, escasez de alimentos, falta de respeto a las creencias religiosas o el aniversario de un importante acontecimiento relacionado con el hecho.

A veces una acción específica de parte de la dictadura ha enfurecido a la población de tal manera que ésta se ha precipitado a la acción, sin tener la menor idea de cómo podía acabar la insurgencia.

Otras veces, un individuo valiente o un pequeño grupo, puede haber iniciado una acción que atrajo apoyo. Un malestar específico puede ser reconocido por otros como semejante a las injusticias que ellos han experimentado, y éstos también podrán, en consecuencia, sumarse a la lucha.

A veces un llamado a la resistencia por parte de un pequeño grupo o de una persona puede encontrar inesperadamente una inmensa acogida. Aunque la espontaneidad tiene algunas cualidades valiosas, a menudo ha ofrecido desventajas. Con frecuencia los de la resistencia democrática no han previsto las brutalidades de la dictadura.

En consecuencia, han tenido que sufrir gravemente, y la resistencia se ha desplomado. A veces, la falta de planificación por parte de los demócratas ha dejado las decisiones cruciales al azar, con resultados desastrosos. Aun cuando el sistema represivo haya sido derribado, la falta de planificación en cuanto a cómo manejar la transición a un sistema democrático ha facilitado el surgimiento de nuevas dictaduras.

La resistencia armada contra las dictaduras no las afecta donde son más débiles sino más bien donde son más fuertes. Al escoger competir en el campo de las fuerzas militares, el suministro de armamentos, la tecnología armamentista y demás, los movimientos de resistencia tienden a situarse donde están en clara desventaja. Las dictaduras casi siempre podrán desplazar recursos superiores en esas áreas.

Las sociedades del mundo han subrayado también el peligro de confiar en los poderes extranjeros para la salvación, so pena de crear otros problemas que conllevan a confiar en negociaciones como un modo de quitarse las dictaduras de encima.

¿Cuáles son los medios disponibles que ofrecerán a la resistencia democrática una clara ventaja y que lograrán agravar las debilidades identificadas de las dictaduras? ¿Qué técnica de acción va a aprovechar la teoría del poder político que se ha discutido?

La alternativa a escoger es el desafío político. El desafío político tiene las siguientes características:

No acepta que los resultados sean decididos por los medios de lucha escogidos por la dictadura. Es difícil para el régimen combatirlo. Puede agravar extraordinariamente las debilidades de la dictadura y negarle acceso a sus fuentes de poder.

Puede dispersarse ampliamente en cuanto a la acción, pero también puede concentrarse en un objetivo específico. Conduce a errores de juicio y de acción por parte de los dictadores. Puede utilizar a la población como un todo, y a los grupos e instituciones de la sociedad en la lucha y acabar con el dominio brutal de unos pocos.

Sirve para acrecentar la distribución del poder efectivo en la sociedad, haciendo que el establecimiento y mantenimiento de una sociedad democrática sea más viable. La dinámica de la lucha noviolenta como sucede con la capacidad militar, el desafío político se puede emplear con una variedad de propósitos, que van desde esforzarse por influir en los opositores para que hagan cosas diferentes, crear condiciones para la solución pacífica de un conflicto, hasta desintegrar el régimen de los adversarios.

Pero la dinámica del desafío político es muy diferente a la de la violencia. Aunque ambas técnicas son herramientas para luchar, lo hacen por medios muy distintos, y con distintas consecuencias. Los modos y resultados de un conflicto violento son bien conocidos. Las armas físicas se usan para intimidar, herir, matar y destruir. La lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. A diferencia de ésta, es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales y sicológicas, aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad.

En consecuencia, se han podido identificar hasta cerca de 200 métodos de acción noviolenta y, por supuesto, hay muchos más, la más peligrosa, cuando las fuerzas castrenses intervienen para disuadir cualquier conflicto interno que vaya en contra de los intereses del gobierno constitucional, aun cuando éste haya surgido de la fuerza civil añorando su papel insurrecto.

“La violencia es el miedo a los ideales de los demás”, conjuraba Mohandas Karamchand Gandhi quien fuera el dirigente más destacado del Movimiento de independencia indio contra el Raj británico, para lo que practicó la desobediencia civil no violenta, además de pacifista, político, pensador y abogado hinduista indio. Recibió de Rabindranath Tagore el nombre honorífico de Mahatma.​



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