Ciencia mexicana pide probar medicamento de hepatitis C como tratamiento COVID19
Un equipo de científicos mexicanos ha propuesto en un artículo científico, el cual se encuentra en revisión, que un medicamento que se usa para tratar la hepatitis C, podría servir para el tratamiento de COVID-19.
Antonio Lazcano Araujo, experto en biología evolutiva, explicó que “mientras esperan la repuesta, y dada la crisis de salud que enfrentamos, el estudio detallado está disponible para que la comunidad científica lo vea y, tal vez, la propuesta sea ensayada por algún grupo de investigadores”.
El científico integrante de El Colegio Nacional explicó que los virus pueden replicarse porque en su estructura contienen ácidos nucleicos, es decir, existen virus de DNA, con doble hélice, donde está almacenada la información genética.
Y virus de RNA, de una sola hebra. “No conocemos virus mixtos. Los virus de DNA son extremadamente estables, tan estables como la información que almacenan, como el virus de la viruela. Por el contrario, los virus de RNA cambian mucho, cambian tanto como un rumor o un chisme”.
Lazcano explicó que hace cinco años, en su laboratorio, empezaron a estudiar las pistas de cómo se replican los virus de RNA, “nos interesaba averiguar cómo se puede entender la evolución de las polimerasas, las moléculas que hacen copias de los virus, son como una especie de copiadoras, y nos dimos cuenta que todos los virus de RNA conocidos tienen polimerasas con un origen común y que de hecho podemos rastrear las similitudes de las RNA polimerasas y DNA polimerasas de las células”.
¿Cómo funciona el medicamento?. Gracias a un trabajo de investigación que realizaron Rodrigo Jácome, Arturo Becerra, Samuel Ponce de León y Lazcano, el cual lleva por título Structural Analysis of Monomeric RNA-Dependent Polymerases: Evolutionary and Therapeutic Implications y que fue publicado en 2015 en PLOS ONE, se demostró que las polimerasas son moléculas esenciales para la replicación de los virus, es decir, son centrales en el ciclo biológico de los virus. Todos los virus conocidos de RNA tienen un origen común y desde el punto de vista evolutivo quiere decir que tienen propiedades comunes.
El virus de la hepatitis C es de RNA y su polimerasa se inhibe con un medicamento que ya está probado y aprobado, “se nos ocurrió ver si la molécula del medicamento atacaba los sitios activos, los que son funcionales de la polimerasa del coronavirus y resultó que sí; significa que podría ser un medicamento en contra del coronavirus”.
Los virus no están vivos ni muertos, son entidades biológicas, todos los días vivimos en un océano de virus que se replican, si fueran visibles no podríamos vernos entre nosotros. La mayor parte de esos virus no nos hacen daño, incluso algunos de ellos han jugado un papel muy importante en la evolución de la humanidad.
De acuerdo con científico, del Departamento de Biología Evolutiva de la UNAM, los virus flotan en el aire, están en diferentes superficies, están en el suelo, en el agua que bebemos, en los alimentos, pero esto no significa que debamos vivir asustados, pero sí es necesario adoptar una serie de medidas higiénicas y otras acciones, como tener un esquema completo de vacunación, para que nuestro cuerpo genere los anticuerpos necesarios para combatir con mayor facilidad diferentes enfermedades como: sarampión, varicela, polio, fiebre amarilla, etcétera.
En el estudio del origen de la vida los investigadores usan a los virus de RNA como modelo. “Sabemos cómo sintetizar algunos de sus componentes en el laboratorio, sabemos cómo romper las cadenas, cómo se pueden estabilizar, pero un problema por resolver en el origen de la vida es cómo se empezaron a multiplicar las primeras células”, dijo.
Como todas las polimerasas tienen un origen común, decidieron hacer una historia familiar, lo que se llama en biología filogenia. Encontraron que todos los virus de RNA: el de la polio, el del zika, el del SIDA o los coronavirus, todos ellos comparten el gen que codifica para esa polimerasa, es decir, tienen una copiadora muy parecida, tienen propiedades en común”.
Esto es importante porque significa que podremos aprovechar la investigación desarrollada alrededor del SIDA, por ejemplo, ya que si encontramos moléculas capaces de inhibir la polimerasa del virus que causa SIDA, estas van a servir para combatir las polimerasas del coronavirus o del zika, es eso estamos. Entendiendo esto, no sorprende que algunos países probaran el ministrar retrovirales a los enfermos de Covid-19, funcionaron en muchos casos, aunque eran moléculas para afectar a otra polimerasa, pero funcionan parecido, añadió.
Agua y el jabón contra el SARS-CoV-2. El material genético de los virus, RNA o DNA, está adentro de una cajita protegida por proteínas llamadas cápsides, en el caso de los coronavirus, que son como pelotas con picos, parecen cactus con espinas; esas espículas son las proteínas que permiten que el virus reconozca a un receptor en una célula, y están constituidas por lípidos, por grasas. Así como retiramos las grasas de los trastes al lavarlos, el agua y el jabón disuelven la grasa del coronavirus.
“Cuando las autoridades de salud nos dicen que es necesario quedarnos en casa, es para aplanar la curva, no solo es para reducir la presión hospitalaria, en la medida en que acatemos las medidas, en esa medida reduciremos el riesgo de ser parte de los números, debemos entender que no hay países con camas y ventiladores suficientes”, expresó el también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
Recordó el gran papel que juega la ciencia en temas de salud: “cuando apareció el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, tardamos 10 años en aprender sobre su biología y aún hay preguntas por resolver.
Y aunque ahora no sabemos por qué los coronavirus se multiplican tan eficientemente en el interior de las células, hay algunas ideas por dónde puede ir la respuesta, a tres meses de que apareció este nuevo coronavirus que infectó a los seres humanos, el conociendo que tenemos sobre él es absolutamente asombroso y es un conocimiento que se está repartiendo de manera inmediata a todo el mundo y que ya despertó el interés de la industria farmacéutica, lo cual significa que habrá recursos para investigar más y producir las vacunas”.