top of page

El modelo soviético aplicado a MÉXICO, pulverizará a AMLO


El Partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), carente de una plataforma ideológicamente propia que más bien recurrió a apropiarse del facsímil del conservador Revolucionario Institucional –padre de todos los institutos político de México-, muy pronto podría desaparecer junto con su presidente Andrés Manuel López Obrador, de no sacudirse el yugo imaginativo clasista zarista, combinado con el salvajismo del estalinismo en pleno siglo XXI.

Rencoroso hasta la médula, perdido en el limbo de la malquerencia social y carente de toda visión de gobierno, la PejeMorena nunca ha sabido interpretar cómo utilizar tanto poder que el propio pueblo se equivocó en votar por Andrés Manuel que, sin embargo, en las próxima elecciones federales del 6 de junio del 2021, corregirá su rumbo para poner fin a los regímenes del partido único en el gobierno.

Si bien tampoco supo aprovechar el poderío aglutinado para ayudar a la clase desvalida, a la clase dominada por abyectos políticos -generación a la que se le identifica como los Miserables de López Obrador (al muy estilo de la obra del parisino Víctor Hugo)-, arrastra nulos y sombríos resultados.

En un recuento, agentes políticos de renombre advierten que en 15 meses, López Obrador superó a Carlos Salinas en devaluación; a Ernesto Zedillo en recesión económica; a Vicente Fox en incompetencia; a Felipe Calderón en homicidios; y a Enrique Peña Nieto, en corrupción e ignorancia.

En su historia –sentencia la vox populi-, México nunca había tenido a un gobierno –emanado de una izquierda saltarina-, que le haya hecho tanto daño a la sociedad en tan poco tiempo.

A López Obrador se le puede también tachar de ser un político moralmente derrotado, en sus 20 años de larga lucha para alcanzar la cúspide del poder presidencial, en un año y meses arrodilló a México ante el Tío Sam representado por el multimillonario Donald Trump; llenar el territorio nacional de miles de indocumentados centroamericanos que hicieron crecer los índices de inseguridad, desbordándose la delincuencia, y el nulo crecimiento frente a una economía estancada y pauperizada.

En las elecciones de 2018 no ganó López Obrador, sino que ganó el resentimiento, la envidia, el fracaso, la decepción, el odio y el oportunismo, y como eso ganó, eso es lo que el tabasqueño gobierna en un modelo arcaicamente oclocrático.

Lo admirable también radica que puso fin al régimen del partido único en el poder de México con una votación histórica de 30 millones de votos a su favor, pero míseramente se le observa desde los cuatro horizontes que era más divertido ver a un López Obrador protestar en contra del presidente en turno…

…Pero ahora, sus utilidades han sido desastrosas porque al decirse encabezar un gobierno “austero”, su trivialidad desdibujó sus metas de acabar con la corrupción al enriquecer a sus hijos a quienes los encumbró como “nuevos empresarios” con dineros que aparentemente fueron robados y que pertenecen al pueblo de México.

Empecinado y ciego para no actuar a favor del pueblo, prefirió interponer estándares de gobiernos extranjerizantes, como el modelo soviético seguido por sus rémoras cubanas-chavistas, que de seguir aplicándolo en México, en breve, Andrés Manuel López Obrador quedará pulverizado en las preferencias electorales reduciendo a su partido Morena, a la más mínima expresión en el Congreso.

A más de 10,713 kilómetros de distancia entre México y la antigua Unión Soviética, el ala marxista-estalinista muestra su rostro mesiánico en México, el cual hará desaparecer a López Obrador, por su mala política económica que ha arrojado a la calle a millones de trabajadores, acrecentando el hambre y miseria, y el boom del narcotráfico que opera abierta y descaradamente en todos los confines de la nación.

NOMENKLATURA ESTALINISTA EN MÉXICO. Al respecto, el ex priista Alejandro Rojas Díaz Durán, en una entrevista exhibida en redes sociales, desenmascaró a los grupos de corriente estalinistas para hacer quebrar a López Obrador estableciendo un modelo político de gobierno al muy estilo bolivariano zarista.

Insiste que esa nomenklatura de extrema izquierda ha tomado el control del partido Morena a partir de la llegada de Alfonso Ramírez Cuellar, donde “analizan” la realidad que vive la nación a partir de la teoría del materialismo histórico marxista, pretendiendo, asimismo, acelerar las confabulaciones y contradicciones en una lucha ideológica contra el neoliberalismo, dividiendo y crispado a la propia base militante de Morena.

En esa contextura política, Rojas renunció al PRI en 1996 por estar en contra de las medidas neoliberales del gobierno y se declaró diputado sin partido, en una ceremonia faraónica del Congreso de San Lázaro, donde cargó su curul y la plantó en la escalinata de la Cámara de Diputados.

El término nomenklatura, cabe destacar, define una elite de la sociedad de la Unión Soviética -y por extensión, a la del resto de los países del bloque comunista-, ha sido formada casi exclusivamente por miembros del partido comunista soviético que tenía grandes responsabilidades como grupo humano encargado de la dirección de la burocracia estatal, y de ocupar posiciones administrativas claves en el gobierno, en la producción industrial y agrícola, en el sistema educativo, en el ambiente cultural, etcétera, obteniendo usualmente grandes privilegios derivados de la ejecución de dichas funciones, lo que López omite hacer en México.

Esta filosofía política –acepta convencido Rojas Díaz Durán- ha permeado negativamente en el gobierno obradorista, en donde radicalizan a la sociedad con el propósito de acelerar las negaciones sistémicas entre la misma colectividad, para avanzar en un proyecto en donde se supone que es “justiciero”.

Reconoce que ofrecieron muchísimas cosas que “no estamos cumpliendo”, porque esa ala radical que es una minoría, frente a la gran mayoría que somos el ala de una izquierda democrática, moderna, progresista, evidentemente que ve hacia el futuro, esa “nomenklatura de tufo estalinista” por su desmedido autoritarismo, prácticamente ya se quitaron las máscaras, y hoy se conoce a quienes pretenden destruir al presidente de México.

La disputa por el control de Morena sigue siendo la batalla permanente por el futuro ideológico de la 4T que, pese a todo, la sociedad lo reconoce por su radicalismo y no por su moderación, lo que obligará a su dirigencia decidir las posiciones claves de cara a la elección intermedia del 2021.

-¿Alejandro, quiénes serían los que conforman esta ala radical en el gabinete, los encargados de las políticas públicas? ¿Cómo ves tú esa división?, se le consultó.

Dijo que en este complejo compaginar, los radicales estalinistas no han asesorado bien al Presidente de la República, que lejos de personalizar a culpables, se ve claramente que ahí está esa filosofía nománklita tomando camino.

-¿Dirías que el gabinete energético ha tomado esa filosofía, Rocío Nahle, Manuel Bartlett, Octavio Romero…?

-Sí. Yo creo que México tiene que insertarse en la modernidad y no necesariamente es anulando las inversiones, hay que revisar los contratos, por supuesto para extirpar la corrupción que hubiera en ellos, sin ir en contra del desarrollo de la sociedad.

Admite que el camino de la Cuarta Transformación no ha sido el esperado. “Yo creo que lo han asesorado e influenciado muy mal, precisamente miembros de esta nomenklatura”.

-¿Ha permeado la influencia de estos grupúsculos en exceso sobre el presidente?

-Sí, sin duda. Dijo que los contagios del virus SARS CoV2 (Covid19) “ya cambió la ecuación de gobierno”, por lo que “tenemos que replantear el modelo, las políticas públicas y el programa de rescate económico, porque Morena es corresponsable de la gobernabilidad y el mismo presidente”.

Urgió al Ejecutivo federal a escuchar a esta mayoría “que somos de mexicanos, que formamos Morena; somos la inmensa mayoría; el 99 por ciento de los mexicanos que creemos en este proyecto que él lo construyó desde hace décadas, nosotros quisiéramos que él volviera a recuperar el Centro político, porque así como gobernó a la Ciudad de México, lo gobernó en el Centro.

Hizo hincapié que esta cruzada política por una izquierda moderada, tiene aliados de alto perfil, pero esa “nomenklatura de tufo estalinista”, ha mostrado su radicalismo a ultranza. Son los que intentan expandir el bolivarismo-chavista, porque –remarcó- “lo dice Dolores Padierna. Hay videos; Gerardo Fernández Noroña, etcétera. O sea, sí existe como proyecto de país, venozalizar a México. Yo no estoy de acuerdo, dentro de Morena, ni la mayoría de los mexicanos”, aseveró.

El reto de Rojas es la primera apuesta por una alternativa política desde dentro de la Cuarta Transformación. El conflicto interno de Morena podría ser más trascendental que la elección de 2021, recapacitó.

Y como si le cayera una lápida panteonera en sus espaldas, puntualiza: “Si esa nomenklatura hubiera sacado sus propuestas en campaña, no hubiéramos ganado la Presidencia de la República ¿¡eh!? Y, si en la víspera nos hubieran confesado lo que ahora están diciendo y lo que están ejerciendo ocultamente, estoy seguro que no hubiéramos ganado la Presidencia de la República. Lo que pasa es que ya se quitaron la máscara. Nosotros queremos regresar al origen del proyecto, el que nos hizo ganar”, concluyó.

DIRECTORIO

Lic. Fernando González Parra

Director General

Mtra. Graciela Ornelas Prado

Directora

Edmundo Olivares Alcalá

Subdirector

Karen García Hernández

Jefa de Redacción

Héctor Manuel Serna Ornelas.

Juridico

Pablo Gómez

Articulista 

Ernesto Olmos Avalos.

Alitzel Herrada Herrera.

Garnica Muñoz José Antonio.

Reporteros

Adonay Samoya H.

Lic. Andrés Aguilera.

Roberto Chavez.

Renato Corona Chavez.

Javier Méndez Camacho.

Gustavo Santos Zúñiga.

Blas. A Buendía

Lic. Alicia Barrera Martínez

Columnistas

  • Icono social Twitter
  • Wix Facebook page
bottom of page