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Las verdaderas heroínas al otro lado de la frontera


Durante mucho tiempo, se han propagado noticias de mujeres indocumentadas mexicanas que laboran en ciudades de los Estados Unidos; muchas de ellas se han dedicado al trabajo de la maquila, otras se han concentrado en el campo. Debido a la situación económica y social que prevalece en sus hogares, no solo los integrantes del sexo masculino han emigrado a este vecino país; muchas de ellas también lo han hecho, persiguiendo el sueño de encontrar el modo de sobrevivir y mejorar su situación económica. En la búsqueda incansable de cubrir sus necesidades, la mujer ilegal se ha enfrentado a distintos y difíciles retos, como ejemplos podemos citar el temor a la deportación, también la incertidumbre de encontrar y conservar un empleo digno que le permita sobrevivir y no podemos olvidar su necesidad de prolongar su estancia en un lugar acogedor para establecerse y sostenerse económicamente. Estas mujeres han tenido que emplearse en lugares muchas veces inadecuados con sueldos más bajos al promedio, también han tenido que enfrentar la desvalorización ante la competencia masculina, esta situación no solo se suscribe al simple hecho de ser indocumentada sino también de ser mujer.

Al hacer referencia a los datos históricos, podemos afirmar que durante la historia y alrededor del mundo siempre ha existido la inequidad de género. Aquellos que son los más débiles son el blanco de agresiones e insultos y en muchas ocasiones, no se ha reprendido al agresor de estos seres; después de muchas luchas y a lo largo del tiempo, las mujeres han logrado tener el respeto que merecen, y ahora se reconoce en todo el mundo la equidad de género y los derechos de la mujer.

El concepto de equidad de género hace referencia a la igualdad entre hombres y mujeres. Lo cuál implica un trato igualitario para todos sin importar sus características físicas o las deficiencias. Es un derecho que tienen tanto mujeres como hombres a gozar de los mismos derechos que les brinda la sociedad. De acuerdo con Vega (2002:182), tanto hombres como mujeres son iguales. Es el sistema en el que vivimos el que refuerza las diferencias entre ambos. Existen documentos que señalan que el varón domina a la mujer, y la considera como un ser inferior. Dado que la minoría de las mujeres ha logrado que se atiendan sus necesidades, es indispensable que participen en toda clase de actividades laborales y sociales.

La situación económica de México ha provocado que muchas mujeres de bajos recursos, y en muchas ocasiones poca escolaridad, emigren a Estados Unidos para lograr subsistir económica y socialmente. De acuerdo con Vega (2002), migrar es una oportunidad para ganar en vez de perder. es una posibilidad para mejorar e implica independencia económica y social, lejos de la carestía de sus hogares. Además sostiene que, aunque las circunstancias han convertido a las mujeres en proveedoras económicas de sus familias, esto no presupone un cambio de roles con respecto al del varón dado que éstas se ven en la necesidad de apoyar al cónyuge económicamente sin transformar su situación social y cultural.

Como consecuencia de la económica tan precaria que vive la mujer mexicana migrante, su situación social y familiar ha sido radicalmente transformada. Dado que los ingresos de su cónyuge son muy bajos, ella ha pasado a formar parte de la fuerza de trabajo, y ha tenido que tomar roles que originalmente eran considerados como propios del varón. De acuerdo con Vega (2002:184), ellas han dejado de ser madres sumisas y abnegadas, entregadas a las labores del hogar y al cuidado de los hijos. Ahora se han convertido en generadoras de ingresos, apoyando económicamente a su cónyuge en la manutención de los hijos. Por su parte, Woo (2020:79) sostiene que algunas mujeres indocumentadas que han radicado en los Estados Unidos por varios años se han nacionalizado como americanas, han logrado especializarse en alguna actividad comercial y han emprendido negocios exitosos, transformando así no solo su situación económica sino también la social.

A modo de conclusión, la equidad de género implica la igualdad entre todos los individuos sin importar su raza, credo, posición social u orientación sexual. Todos tienen el mismo derecho de ejercer sus derechos para así contribuir al pleno desarrollo social, económico, político y cultural del país y el mundo entero.

En la sociedad mexicana, cuya situación económica y social es bastante inestable, un sinfín de mujeres en situación precaria se han propuesto buscar nuevos horizontes para solucionar las demandas económicas y sociales de sus familias. Esto ha propiciado cambios no sólo en la estructura familiar sino también en la social y económica, transformando así su rol de madre abnegada por el de jefa de familia, en constante lucha por solucionar los problemas que aquejan a sus familias, demostrando al mundo su capacidad y su amor por lograr alcanzar sus metas.



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