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Prejuicios y estereotipos que manifiestan la práctica docente


Dentro de las aulas institucionales se reproduce todavía la enseñanza tradicional y esto incluye que los docentes todavía hagan diferencias educativas entre los alumnos y las alumnas, esto se debe principalmente a que los maestros en su mayoría no logran identificar las injusticias de género y las diferencias de cultura de los alumnos. Por tal razón existe una falta de conciencia de los maestros para educar con perspectiva de género.

Mi artículo es una reflexión y una propuesta para trabajar con las alumnas y los alumnos de la Facultad de Estudios Profesionales Zaragoza la educación con perspectiva de género.

Recordando autores como Platón y Sócrates sus aportaciones sobre la educación son valiosas cuando dicen que el “alma se libera a través de la educación” y que “la educación permite tener una nueva visión del mundo”, de tal modo que la educación abarca todo el ciclo vital y llega a ser un perfeccionamiento del hombre. Si se habla de equidad de género en la educación ésta debe abarcar desde la niñez hasta la última etapa de la vida luego entonces, los docentes en su práctica deben actuar sobre los obstáculos y estereotipos que acortan las oportunidades para ambos sexos.

Para trabajar con perspectiva de género primero se tiene que identificar que las escuelas son instituciones sociales inmersas dentro de una sociedad y que las maestras y los maestros no pueden cambiar muchas veces las ideologías y los valores que impregnan en estos organismos, pero sí pueden identificar y cuestionarse las maneras en las que el género influye en la educación escolar. Los docentes deben autoevaluar y cuestionar su quehacer pedagógico. Por ejemplo, en el salón de clases, se deben utilizar estrategias de enseñanza que sean atrayentes para hombres y para mujeres. La práctica de valores éticos principalmente para que en la alumna, y en el alumno se desarrollen capacidades y voluntades para autorregular su comportamiento como resultado de una conciencia entrenada para desplegar frutos como la justicia, la veracidad, el bien común y el cuidado de los Derechos Humanos hacia los demás compañeros y compañeras. Del mismo modo se debe ser tolerante y respetar las ideas y creencias de sí mismos y de los demás, el reconocimiento del diálogo como una base permanente de humanización, de mejoramiento de conflictos y diferencias en los grupos; reconocer, respetar y defender los derechos fundamentales de los individuos, sin distinción de edad, sexo, religión, raza, o estatus económico.

En las aulas los docentes deben incluir la utilización del genérico masculino, por ejemplo; “alumnas y alumnos se les invita a la conferencia en el auditorio” y no decir “alumnos se les invita a la conferencia en el auditorio”.

Utilización de los salones y espacios para que tanto mujeres como hombres se integren, en las filas no tener filas de hombres y filas de mujeres, que tengan la oportunidad de interactuar durante las clases y en actividades extracurriculares; que el docente se comunique de igual manera con mujeres y con hombres; que haya democratización en el uso de la palabra en clase; en la dinámicas de grupo que ellas y ellos se organicen y trabajen de manera colaborativa y no competitiva.

Los docentes propiciaran ambientes facilitadores para que las alumnas desarrollen sus capacidades intelectuales, creativas, afectivas y sociales que les permitan superar las barreras de género. Que las alumnas se autorealicen en el campo de las profesiones, y no solamente lo que culturalmente se les ha enseñado “ser madre y esposa”. Que incursionen en todos los ámbitos de la vida que son administrados por hombres; economía, política, negocios etc. Finalmente que las mujeres desde temprana edad tengan una educación sexual apropiada y sin tabúes para que conozcan su cuerpo y sus derechos sexuales reproductivos.

Para concluir señalare que la educación con perspectiva de género, genera todavía muchas inquietudes para los docentes, se necesita tener más información y formación en esta área de conocimiento, en espera de hacer los cambios necesarios para que realmente haya igualdad y equidad de género en las escuelas.

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