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Fanatismo político


La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A. C., hizo un respetuoso llamado a todas las fuerzas políticas del país para defender en lo máximo posible, el espíritu del constituyente de 1917, ya que si bien es cierto que México se enfrenta al rostro de un dictador, el Congreso puede contrarrestar la angustia popular que observar preocupantemente un laberinto mental y emocional del personaje que actualmente gobierna a toda la nación.

La mayoría de los actores, sin pasar por alto los toques de grotesca comicidad que se dan en ocasiones y que, durante un instante llevan el horror a una especie de punto de congelación, es detectable debido a que hace mella en la tranquilidad de la sociedad.

Angustiosamente, alerta la presidencia de esta agrupación de abogados postulantes, empapados de fanatismo, los mexicanos chairos o fifís, liberales o conservadores, neoliberales o decentes, han sido conducidos a un túnel donde hallan una feria de colores, morados, tricolores, azules, amarillos o anaranjados, con arengas, discursos o conceptos pronunciados en tribuna mañanera por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Con profunda pena muchos juristas hemos corroborado que se han roto los parámetros estatuidos en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, dijo el prestigiado abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz, quien con suma preocupación observa que no hay congruencia entre lo que el Ejecutivo dice, y hace.

Algunos preceptos de nuestra Carta Magna –añadió- se han violado a placer, en todas partes de la Republica y lo que resulta más grave es que esas violaciones flagrantes y vergonzosas, están auspiciadas por los tres Poderes de la Unión, sin descartar a gobernadores y presidentes municipales, todos ellos obligados a respetar la Norma Suprema (cuando menos para guardar las formas), deberían conocer la letra de la ley.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, construida en 1917 por auténticos arquitectos ideológicos de los más diversos pensamientos, merece un homenaje, singularmente opuesto al que brindamos a nuestros muertos, en esta temporada que se le rinden memoria a quienes ya se nos adelantaron.

Para el abogado Woolrich, “nuestra Carta Magna no está fenecida, está vigente, por ese sólo hecho de controlar la trilogía funcional primaria que es la División de Poderes en México, es decir, esos Tres Poderes de la Unión merecen respetarla, adecuando siempre la vida de México a sus mandamientos, espíritu y principios en contenidos en ella.

La veneración que chairos y fifís, que todos los mexicanos debemos profesar a la Carta de Venustiano Carranza –subrayó- jamás deberá conducirnos a debates estériles y divisionarios. “Nuestro México, lindo y querido, puede ufanarse y sentirse orgulloso de ella por ser la única Constitución que rige los destinos de la Patria, no debe traducirse en confrontas estériles y estúpidos desempeños”.

Tenemos –exaltó- una excelente Ley de Leyes, aún parchada, pero los juristas queremos que se le respete, pues sólo con ella y su estricta aplicación se van a remediar los grandes males que son herencia del neoliberalismo y los cuáles aún aquejan al País, asechado por modelitos extranjerizantes como es el socialismo o el comunismo que en este nuevo milenio, no deben ser asociados en la nostalgia de supuestos redentores de sangrientos pasados.

A ese anhelo constitucionalista, nunca debe de confundirse frente a aviesas y antimexicanas tendencias que propugnan el rompimiento de sus principios sociales, políticos, económicos, de justicia que la sustentan en sus 136 artículos inalienables, y que son pilares de la Rectoría del Estado.

Entiendan todos –aseveró el jurista Alberto Woolrich Ortiz-, “nuestra Constitución conjuga en su sistema normativo los diferentes matices y aspectos de la vida nacional y establece las bases para la solución de problemas que afronta nuestra Nación, así como puede dar satisfacción a las necesidades del pueblo, provengan estas de liberales o conservadores”.

A todos los juristas de los confines de nuestra Patria –insistió- nos preocupa verdaderamente la posibilidad de que no sea el pueblo de México, sino los Congresos y las Legislaturas de los estados quienes pudieran alterar drásticamente los principio políticos, económicos, jurídicos y sociales y substituirlos por otros que dividan aún más a la Nación, bajo un pronóstico nada halagador.

“México debe estar unido hoy más que nunca, no permitamos que esos roces entre políticos borren de un plumazo la armonía que detenta el espíritu de nuestro Pacto Federal, sin más que decir”, finalizó el abogado Alberto Woolrich Ortiz, presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México A. C.

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