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2022, año del oclócrata y represor tabasqueño, opinan los fanáticos



. BLAS A. BUENDÍA. ………………………………..

Millones aciertan que sí, sobre todo aquellos que hicieron de su vida un papalote por andar conceptualizando la obra destructiva de Andrés Manuel López Obrador, de quien esperaban que les salvaría el pellejo para salir de la pobreza que desde siempre han padecido, y dieron cuenta, penosa y tardíamente, que “no hay luz en el fondo de algún túnel” que conduzca a retomar el orden constitucional de la Nación.

México está destrozado. México está más que crispado. México ya no tiene remedio porque si los mexicanos siguen votando de forma estúpida, hasta ahí llegó el día en que sus libertades se verán acotadas, bajo el esquema de seguir sufriendo las arbitrariedades de un tirano, de un dictador, de un represor, un déspota autócrata criminal, aun cuando haya terminado con su indolente y saqueador sexenio de la riqueza nacional.

Bastó que en los primeros cuatro años de su pésima administración, el famoso “rayito de la esperanza”, demostró no saber gobernar porque desde que arribó al poder por una mera coyuntura política enarbolando mentira tras mentira, para el mítico maestro Yapetto, el padre de la marioneta Pinocho, al presidente López le sigue imaginariamente creciéndole la nariz.

Eduardo Alejo "Tato" Pavlovsky, quien fuera un médico y psicoanalista argentino (fallecido a los 81 años), y quien también sería un director de teatro y dramaturgo, orientó su carrera al psicodrama, fundando en 1985 el Centro de Psicodrama Psicoanalítico Grupal (CPPG). Dentro de su autoría teatral se encuentra su afamada obra Telarañas.

En el profundo ser de sus reflexiones hubo un fragmento que cobró fama internacional: “¿Estamos en una pandemia de estupidez?”

Creadores de las redes sociales construyeron un breve documental referente a “la apología del estúpido”, donde se advierte que “…era un país curioso. La mayoría de la gente inteligente dependía de un grupo de idiotas. Era asombroso observar, cómo este grupo de idiotas, supervisaba la suerte de los talentosos.

“Lo increíble es que el sector de los inteligentes, para contentar a los idiotas, comenzaron a empobrecer sus ideas y comprendieron que la única manera de progreso de esa comarca era tratar de contentar a los idiotas, transformándose poco a poco en idiotas.

“La idiotización de la comarca, llegó lenta e inexorablemente. Lo curioso es que este proceso no fue percibido por los talentosos (¡ohhh!, ¡qué pena! y ¡qué vergüenza, combinada con la desgracia!)

“Las ideas cada vez más idiotas de los talentosos producían una enorme aceptación de parte de los idiotas que premiaban a los talentosos idiotizados con cargos cada vez más prestigiosos”. (Termina la cita)

Comparativa a los hechos que se vienen suscitando en México, es exactamente otro de los tantos inconscientes que va sembrando López Obrador, ese mandatario malandrín que le da por criticar sin fundamentos a todos quienes tiene a su alrededor, pero en respuesta, los bolivianos y peruanos ya le pusieron un “tate quieto” al “cobarde matoncito”.

Indisputablemente, Andrés Manuel no sabe cómo crear riqueza para México, pero sí sabe que no podrá acabar con la ¡CORRUPCIÓN! porque es parte del ADN de su partido, MORENA, y sus sectarios secretarios federales.

Su estrategia, entonces, es seguir regalando dinero, tarjetas, viajes…, que a la larga, si no se activa la economía, obviamente se le acabará el dinero y aunque ordene imprimir billones de pesos, conllevará a México a una espiral inflacionaria peligrosísima hasta que la Nación se declare en quiebra total ante los organismos internacionales.

Tratará de solicitar empréstitos de emergencia, pero ante las circunstancias, perderá toda confianza porque México dejó de ser confiable por el mal gobierno que posee y que tiende a destruir hasta los basureros de la ciudad que brillan por su ausencia, desde la época de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Si bien no habrá quién le lance a México un salvavidas económico, internamente no alcanzará para sostener todos los gastos desmedidos, y otra vez, surgirá ¡La Corrupción!

Este modelo oclócrata puro que presume ser “gobierno”, obviamente no lo inventó el todo poderoso Andrés, porque esos índices de desigualdad y desintegración social, la propia crispación que vienen sufriendo pueblos como el de Venezuela, está basado en ¡la demagogia!, que a todo eso se le denomina POPULISMO.

La sociedad advierte que ”¡México estaba mucho mejor sin López Obrador!” El político tabasqueño engañó a todos por transformar a México con base a “milagros y visiones”, que su vida diaria tendría cualidades a las de otros gobiernos, “porque nosotros somos diferentes”, que para la vox populi, le mejoraron su beligerancia al citar que “ahora son peores”.

El pueblo de México siempre ha sido hábil y creativo, con amplios conocimientos y experiencias, pero cae fácilmente en las redes del engaño político al vendérsele en tiempos electorales, los remedios que son inalcanzables sobre todo porque en los últimos años, el rostro de la pobreza está más que vigente.

Nunca se ha escondido bajo telones siniestros de las trampas, pese a que sabe distinguir lo esencial de lo secundario; ha tropezado en el valemadrismo que genera antipatía en medio de un océano de incredulidades e inseguridades, porque como diría el mismo Andrés, “¡…a mí no me vengan de que la ley es la ley…!”

Esa patética tesis, el país se ha transformado en defenderse por sí mismo de todos esos sujetos que rompen las reglas de la ley, respaldadas por la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Para millones de personas que han alcanzado el tesoro de la tercera edad, han observado lastimosamente cómo un idiota que vive en Palacio Nacional, ha destruido la unión nacional, ha destejido el Pacto federal y ha demolido las instituciones republicanas que tanta sangre y lágrimas costaron a nuestros ancestros. ¡La historia de México no miente!

Lamentablemente, para el mexicano de bajo perfil, cae en la espiral de su propia y supina ingenuidad, sus creencias se desarrollan por los suelos, es presa fácil de los gobernantes autócratas que se convierten en perfectos criminales.

Ese ejército negro que engrosan los mexicanos y quienes se mezclan con las corrientes migratorias y el crimen del narco-organizado —invasores impunes de nuestra Patria—, integran a los grupos boñigas, tan igual como siempre, López Obrador es “un titán de la inconformidad”.

Millones vivimos en el México que perdió la brújula del desarrollo. El México que sin proponérselo, llegó un abusivo para dominarlo bajo sus criterios comunistas. Un México en ruinas. Sus calles y avenidas, con enormes baches, y ya no digamos los ahora acostumbrados socavones.

La Ciudad de México se parece mucho a la cuna donde nación el famoso Peje-AMLO. Las madrigueras de los delincuentes, que por ser “humanos” tienen “licencia para delinquir”, según el Rey de Palacio Nacional, es el dolor de cabeza de todos los días. México se enfrenta a jóvenes de cristal, que no hacen absolutamente nada por quitarse la soga del dominio del déspota de Palacio Nacional.

De manera persona, jamás en mi vida —y eso que voy que vuelo a los 70 años gozando de cabal salud, el próximo 3 de febrero— mis abuelos y mis padres me inculcaron una perfecta educación cívica, que es el absoluto respeto y veneración hacia todas las personas, sobre todo los de la tercera edad. Pero la completa degradación para el tristemente célebre líder de la 4T (el de la cabecita de algodón), desde el 2018, trazó su parteaguas del desastre descomunal, aunque cotidianamente reitera aspirar a una República Amorosa.

No existe ningún triunfalismo, salvo la PejeLandia de López Obrador que también presume que “todo va bien; que ya se acabó la corrupción; y que los índices de inseguridad van a la baja”, no obstante que sigue con sus pretextos de echarle la culpa a los neoliberales a quienes fustiga un día sí, y otro también.

Su administración, un Gobierno fallido, ha tenido el cinismo y el descaro de lucirse con narcotraficantes que lo apoyaron económica y financieramente su campaña presidencial, que ha cuatro años de esos dramáticos sucesos, ahora presume que fueron “aportaciones”, superando la ciencia ficción porque nunca formaron parte de sus abiertas manifestaciones de corrupción.

López Obrador no solo se niega a ver la viga que tiene en sus ojos. De la paja, ni qué decir. Mantiene el sigilo de guardar su ingenua creencia de que “en la vida todo debe salir bien”. Graso error. Es fastidioso y fantasioso entablar diálogos con “un ciego que no ve a través de sus ojos inyectados por el candor del infierno de Lucifer”.

Trampea que las derrotas y los fracasos son oportunidades en la vida para “crecer y madurar”, pero también se niega hablar con justeza sobre la verdad.

Sus oscuros pactos con la Cofradía de los Leviatanes también tienen mucho que ver. Carece de un momento justo que alguien tenga el valor de reclamarle la verdad de que está desmoronando a nuestra Patria.

Quienes osen reclamarle públicamente, al día siguiente ya no vive para contarlo. Es odioso y vengativo, como siempre. Su venganza no tiene fin con los periodistas críticos. López ha perdido la cabeza y ya se le observa que “se le va el avión”. Necesita urgentemente que sea analizado en un Hospital de la Mente para conocer cuál es el grado de avance de locura.

Pareciera que no es un ser humano correcto, sino todo lo contrario, hace sufrir a millones, tampoco tiene un instante de bondad porque todos sus hechos lo deforman como un turbador patibulario, desde aquella época en que se convirtió en el fratricida de Tabasco, tras asesinar a su hermano José Ramón, pegándole un balazo en la cabeza. Su crimen quedó en la impunidad, que a través de todos los tiempos, comenzó a poner en práctica su “deporte favorito”, matar a la gente sin remordimiento alguno.

El maestro Yapetto lo tiene al filo de su Formón el cual consiste en una hoja, con cantos biselados cortantes, sujetada a un mango de madera, sirviéndole para labrar o dar forma al tronco tallado de un Peje descarriado.

En este caso, terminar la nueva obra labrada en madera del Peje-Pinocho, esperando que con el tiempo no se apolille porque Andrés Manuel López Obrador, todo lo que toca, lo pudre. Es decir, sigue lucrando y explotando el odio, la violencia y la misoginia entre las esferas sociales de México, otrora República de leyes.

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