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4T ha dejado al garete aplicación de la Justicia en México.



En el pasado, México se había distinguido por ser un país de leyes, pero desgraciadamente como fue corriendo el periplo de los tiempos, pareciera que se convirtió en un laboratorio entre las fuerzas políticas beligerantes de pretender deformar el Estado de Derecho que pese a todo y que hasta hoy en día, ha sido la base primordial de la gobernanza nacional.

Conforme a las ambiciones del actual Ejecutivo federal, pareciera que la Cuarta Transformación le apuesta más a la ingobernabilidad, donde la administración de Andrés Manuel López Obrador ha dejado al garete la aplicación de la justicia bajo las órdenes antiimperialistas del Foro de Sao Paulo para sostener inexplicable un régimen oclocrático, mismo que se ha transfigurado con impactantes resultados negativos, tanto para el desarrollo sociopolítico nacional, repercutiendo en la esfera internacional.

Desde aquellos lares del viejo continente, donde se asienta el Parlamento Europeo, observan cómo un maremágnum de malandrines que emanaron de las Mafias del Poder Neoliberal en México, paradójicamente estén insertados en el régimen “transformador” obradorista, haciendo de las suyas sin que haya alguna fuerza moral, espiritual o de ética profesional, que ponga freno a toda esta barbarie, a todas esas pifias que la ahora mal llamada “izquierda neoliberal”, viene cometido y deshonrando la imagen de México ante el concierto de las naciones.

La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, aclara enfáticamente que la justicia siempre debe de ser adversa a cualquier fenómeno de corrupción; lamentablemente eso no ha acontecido así, ya que durante la época del neoliberalismo fue anulada y en el hoy por desgracia se encuentra no solamente abolida, sino plenamente avalada esa anulación, por la Cuarta Transformación de la República.

En su pronunciamiento político-jurídico, la Academia referida acusa que si nos remontamos a la historia de la Nación, nos encontraremos bien pronto que con anterioridad a las referidas épocas políticas, los fenómenos contrarios a la justicia siempre se indagaban, procesaban y por consecuencia se sancionaban y encarcelaban a todos aquellos que directamente intervenían en las deformaciones de mérito.

“En el presente momento político-jurídico en el cual por desgracia vivimos, la Justicia en nuestro México ha muerto, al parecer ya no hay esperanza para ella”, alertó el penalista Alberto Woolrich Ortiz.

Consideró que lo antepuesto se debe a que esos apocados regímenes del neoliberalismo y de esta Cuarta Transformación, se refugiaron y se refugian en el entorno de la corrupción y sólo fingieron y fingen combatirla, evidenciando con ello inconfesos apetitos de una “auri sacra fames” (desmedida sed de riqueza), renunciando así mismo a la aplicación irrestricta de nuestra Constitución Republicana, lo que los convierte en indignos para la justicia, para la política y para la República.

La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, en fraterna hermandad con el Foro Independiente de la Nación, “no ocultamos nuestra indignación y nuestro enojo, ante esas intencionadas corrupciones, por sobre todo si las mismas provienen de quienes por misión constitucional deberían de combatirla, como es el caso del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero y su gran caterva de cómplices en el medio de procuración e impartición de justicia.

“Con conocimientos y de modo directo y viril, le sostenemos, como se le ha venido sosteniendo, cara a cara al Fiscal General de la República, que es un corrupto, omiso y cómplice de alianzas creadas por el Estado con el narcotráfico. Su dejadez a investigarlos resulta indignante para los Estados Unidos Mexicanos”, subrayó.

Si bien lamentó que esa frase de “abrazos, no balazos” ha quedado como un ejemplo en la personalidad histriónica de quien la inventó, solo pertenece a ese tipo de personas con padecen de trastorno de personalidad, que histriónicamente usan su apariencia física y actúan de forma inapropiada, seductora o provocativa para llamar la atención de los demás. A menudo se comportan de manera sumisa para retener la atención mundial.

La Abogacía Independiente de la Nación siempre ha sostenido y comparecido ante la opinión pública como voz responsable de la referida acusación y no como simuladores vergonzantes, ni como subordinados de la injusticia y corrupción propiciada por la propia autoridad. “Sabemos que por ley quien afirma debe de probar y se está dispuesto a ello”, remarcó.

Aseveró que con plenitud total, la Fiscalía General de la República y muchos de sus funcionarios han caído en múltiples actos de corrupción en toda la Nación. Ello lo afirmamos, probamos y decimos ante la justicia que México espera y necesita.

“México, hoy tiene que enfrentar esos vergonzosos hechos, asumir sus responsabilidades. Pobre nuestra Nación, ya no hay ni explicaciones ni decires que eviten un saneamiento a nivel nacional de nuestros recintos de injusticias”, lamentó el penalista Woolrich.

Nuestra Constitución —resaltó— no prohíbe ni persigue la opinión de la Abogacía Independiente de la República: “Nuestras togas se desenvuelven en un ámbito de libertad y opinión que propicia el expresar, decir y gritar: “Infelices corruptos debe ya llegar su fin”, sentencia.

Y subraya: “Pobre, muy pobre México, triste, muy triste país es el nuestro si nuestras leyes no se aplican en contra de esos miserables, menesterosos y desventurados”.

La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A. C. —determinó— no teme conducirlos a la cárcel, no teme el enfrentamiento con esos sinvergüenzas. “Para ello la fuerza nos la da el Derecho y el hecho de que México no es ni indigente, ni un afligido País”, expresó.

Continuó: “Hoy, de una vez por todas, queremos enfrentar nuestra realidad, sin simulaciones, sin cortapisas, sin mezquindades, sin ocurrencias, para ello debemos enfrentar esa realidad con aíres de justicia y libertad, porque el aire de justicia no le hace daño a México.

“Con apoyo en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se puede y se debe perseguir a la delincuencia del poder. Todo abogado tiene, con apoyo en la Carta Magna, el derecho a exigir justicia.

“No se nos puede vedar solicitar ella. México, por definición. La República por esencia.

Nuestra Nación por destino, sólo es y puede ser cuando exista la justicia que hoy exige la abogacía. ¡Es cuanto…!, puntualizó el prestigiado abogado Alberto Woolrich Ortiz, quien es presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México.

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