A BOTAPRONTO POLÍTICO
- Chronos
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GUSTAVO SANTOS ZÚÑIGA. …………………………
Terrorismo oficializado. Es verdaderamente punzante para los mexicanos escuchar, durante los últimos seis años, día tras día, información de la desgarradora y creciente situación de inseguridad, narcotráfico y, especialmente, el terrorismo que se vive y, más, cuando en el mundo nos acusan de tener un narco gobierno. En la actualidad están surgiendo conductas que, a pesar de resultar lesivas para la colectividad y estar claramente definidas en el Código Penal Federal, “como cualquier acto que busca infundir terror entre la población mediante el uso de la violencia”, nada más no se actúa en consecuencia y, oficialmente se argumenta que, “los incidentes de violencia que ocurren en México no cumplen con los elementos específicos que constituyen el terrorismo”.
El Diccionario de la Lengua Española lo define, sucintamente, como “Dominación por el terror” o “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. Aunque breves, estas definiciones no técnicas dan cuenta de la especificidad política y violenta de este fenómeno, es decir, de su inscripción en las relaciones de dominio y de agresión.
Millones de mexicanos somos testigos de los atentados terrorista que medios de comunicación, nacionales y extranjeros, han reportado durante los gobiernos de morena. Coches bomba, explosiones, uso de armamento exclusivo para el ejército, los crímenes, incendio de negocios, desapariciones y actos violentos registrados en los últimos años en nuestro país, son, según argumenta la autoridad, “cometidos por el crimen organizado sin fines de terrorismo”, lo que, una de dos, confirma su negación al problema o les hace cómplices.
Así pues, los mexicanos de bien no podemos permanecer indiferente ante este fenómeno, que hace imprescindible no sólo establecer medidas preventivas hacia el futuro, sino tomar conciencia inmediata de nuestra realidad e identificar conductas que presentan características sui géneris y que, dada la finalidad que persiguen y sus funestas consecuencias, deben quedar tipificadas como constitutivas del delito de terrorismo.
El terrorismo es una práctica antigua en el ámbito de los conflictos políticos nacionales y también en el espacio internacional. Literalmente, se refiere a los actos de violencia cuyo objetivo, más allá de los resultados concretos padecidos entre aquellos a quienes se considera enemigos, es la generalización del temor y la apertura de un clima de incertidumbre en el cuerpo social: la diseminación de terror, en definitiva.
Luego de escuchar los “dialogo” gubernamental con amenazas y palabras altisonantes de destacados actores de gobierno de Morena, la férrea defensa desde palacio a no combatir al crimen organizado, de los ataques y exclusión de respetables representantes del poder judicial, de utilizar el poder para amedrentar a quienes no piensa igual que ellos y, de los cientos de denuncias de nepotismo, corrupción e impunidad que circulan en contra de las autoridades mexicanas, en sus tres niveles, no quisiese pensar que los gringos identificaron ya los dados cargados de quien nos gobierna.
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