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Alejandra Del Moral arrastra la vergüenza como estigma perdido


, BLAS A. BUENDÍA. ………………………………………………….

Eso es lo que actualmente está viviendo Alejandra Del Moral, candidata perdedora de la contienda electoral del Estado de México, que a través de oscuras concertarsesiones que llevó / o sigue consumando el obtuso líder del institucional, el famoso Alito, éste se ha transformó en un servil de la Cuarta Transformación, y un maniquí del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Conforme a sus nefastas actitudes, el político campechano Alejandro Moreno Cárdenas, pese a ser un abogado y político mexicano presidiendo al Partido Revolucionario Institucional desde 2019 —donde pretende eternizarse por su habilidad de engañar a las bases del tricolor—, manipuló al CEN del PRI —cuan kakistocrático paladín de la violencia de género—, para desdeñar “a la pequeña Ale”, ubicándola en la sexta posición en la partición de las diputaciones federales   plurinominales para llegar a integrarse al escenario legislativo de San Lázaro.

Los entendidos en materia política ordinaria advierten que “hay cosas que caen por su propio peso por lo que sentencian que “el pecador muere…, más no perece el pecado porque la pena dura una eternidad”; y otra razón, que también es cierta, “la historia se encargará de juzgar, dando a conocer los errores de cada actor político”, como es el caso de la ahora incómoda Alejandra Del Moral, a quien pese a sus finas vestimentas, la ven como una “política apestada”, por haber vendido la victoria del PRI en el Estado de México, encumbrando a otra corrupta surgida de la oclocracia de Morena, Delfina Gómez Álvarez.

En medio de toda esta descomposición del quehacer político nacional, a grandes luces se deja ver que uno de los principales traidores del Estado de México fue el famoso Alito, quien sigue manteniendo un presunto maridaje con Ana Lilia Herrera a quien siempre protegió bajo la aceptación del ahora ex gobernador perturbador Alfredito Del Mazo.

En el periodo de la pasada campaña electoral del Estado de México —territorio considerado como la tierra de nadie, debido a que el narco crimen organizado está muy activo—, Alito ya tenía amarrado el triunfo de Alejandra Del Moral, pero algo sucedió ya que las componendas oscuras sobresalieron desde Palacio Nacional, al grado de manifestarse acciones de odio y rencor por parte de Alejandro Moreno en contra de la afamada corrupta Ale Del Moral.

Para “taparle el ojo al macho”, como rezaría la sabiduría popular, particularmente Alito prefirió palomear a la lideresa del PRI del Estado de México, Ana Lilia Herrera Anzaldo, así como a Cristina Ruiz, en buenos lugares, para integrarlas en la próxima legislatura de la Cámara de Diputados, representando la Quinta Circunscripción.

Para Del Mazo, su candidata de lujo es ahora Ana Lilia, a quien consideran también “la estrella de Del Mazo”, acción —como dirían entre la banda de delincuentes morenistas—, “es una verdadera mentada de madre”, toda vez que, según los números, Alejandra del Moral obtuvo cerca de tres millones de votos, que por lógica, tenía más posibilidades de llegar a ocupar una curul bajo los reflectores del palacete de San Lázaro. Pero la desgracia que sufrió la dama, fue el asomo de una puñalada trapera por parte de la dirigencia nacional priista.En el peor de los casos, en esta misma “misa”, hizo su aparición en la pasarela política una mujer prácticamente adinerada, bien trajeada, usando zapatillas de tacón de aguja, sonriente, sin preocupaciones económicas, empleando perfumes de extraordinaria calidad francesa, pero lo importante, muy afamada pero “apestada” entre la familia priista. Ella es Alejandra Del Moral, la mujer que arrastra la vergüenza como un estigma político perdido.

Conforme a su paradójico negro historial, Alejandra Del Moral, como mínimo, debió haber sido posicionada como segundo lugar en las plurinominales para la Cámara de San Lázaro, cuyo grupo parlamentario es actualmente encabezado por el ex gobernador del estado de Campeche, Alejandro Moreno.

Lo que causa ya sea horror o sorpresa, es que a Cristina Ruiz ha sido situada en una buena área gracias a su activismo político dentro del tricolor que, para colmo de males, nunca ha sido postulada para una candidatura popular por la vía uninominal, y mucho menos que haya ocupado algún cargo en el Sector Público federal.

En pocas palabras, carece de experiencia legislativa porque se desconoce qué preparación académica podría presumir, o emular a uno más de tantos “cartuchos quemados” que sobran en el Movimiento de Regeneración Nacional, cuyo dueño despacha impunemente desde el sillón presidencial de Palacio Nacional, calificado ahora por la prensa internacional, como “el chapucero del ocho”, según analistas ibéricos quienes presentaron un análisis en contra de López Obrador, atreviéndose demencialmente en afirmar que “la corrupción es una fuente de financiamiento…” (sic)

Alejandra Del Moral si tuviera un mínimo porcentaje de dignidad, debió haber reflexionado en no aceptar el sexto lugar de las posiciones plurinominales para integrar la Quincuagésima Sexta Legislatura de San Lázaro.

La historia es muy estricta. Claro que Ale no debería aceptar el barato  ofrecimiento de Alejandro Moreno porque éste lleva en su apellido el estigma del obradorato morenista, que es la traición secular.

Primero, porque la señora Del Moral —pese a la inmoralidad política que cometió al poner en subasta su triunfo electoral del 4 de junio del 2023—, a todas luces soslayó sus propios principios éticos, sobre todo su orgullo como mujer, desde el punto de partida cuando se hizo perdió la elección gubernamental.

En la praxis, Ale se autodestruyó porque, no solo traicionó a 18 millones de mexiquenses, sino a toda la nación porque en el futuro hubiera sido promocionada como precandidata a la Presidencia de la República, ahora que la paridad de género está en boga.

Pero su panorama en la política es totalmente incierta —según analistas políticos—, porque así como están las cosas, es mejor que se vaya a su casa a cuidar y educar a sus niños y al holgazán de su marido, Mariano González Aguirre, que por cierto, “a la pequeña Ale” se le ha visto caminar, agarrada del brazo de un galán que se dice ser diputado federal, asistiendo a sitios públicos que tienen que ver con el proceso político del país; se especula que la señora Del Moral “no tardar a Mariano de mandarlo de puntitas a Tlaxcala”, pese a su recién casamiento.

Alejandra del Moral Vela nació el 22 de agosto de 1983. Es casada con el también político mexiquense, Mariano González Aguirre, hijo del ex gobernador de Tlaxcala, Mariano González Zarur, y de la actriz Hilda Aguirre. Es madre de gemelos, un niño y una niña, que nacieron el 13 de marzo de 2022.

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