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Ceremonia del Temazcal “Viaje de Desintoxicación”.



EDMUNDO OLIVARES ALCAL……….

SAN JUAN SOLÍS, Hidalgo.- El Temazcal, “ casa de vapor”, es ritual prehispánico de purificación que cura el cuerpo; el alma; relaja el sistema nervioso y libera las vías respiratorias. Se medita al interior de Temazcal que representa el vientre materno, que regresa a la madre tierra y purifica a las personas que participan.

Un grupo mujeres y hombres, del CECAM, Cumbres, coordinadas por Maricela Ramírez Mota, viajaron, desde la Ciudad de México, a este poblando, donde el Maestro guía, Sergio Anaya Perez, junto con su esposa Rocío Islas, encargada de los preparativos, ya lo esperaban con los brazos abiertos.

Una verdadera armonía de paz y amor vivieron los visitantes quienes antes de entrar al Temazcal, para darse un “baño de vapor”, participaron en una ceremonia, donde se colocó una ofrenda con flores de Cempasúchil, y rojas, diversa fruta, y alrededor se llevó al cabo la “Ceremonia del Temazcal”.

Las flores de Cempasúchil, son consideradas por los mexicas como un símbolo de vida y muerte, y que gracias a su color y aroma es uno de los elementos más representativos de las ofrendas, y en esta ocasión se utilizó para el ritual, dijo Mariano Caporal Bustamante, encargado de la ofrenda floral.

Las personas que se bañaron en el Temazcal entraron con ropa adecuada, los hombres desnudos de la espalda, para que la cabeza no sea la primera, parte del cuerpo, que entre en contacto con el calor del interior, para evitar mareos durante el baño.

Una vez adentro los participantes, el guía, sudador o temazcalero vierte agua o bien una infusión de plantas medicinales sobre las piedras calientes.

Estas piedras se llaman “abuelas” porque representan más antiguas de la tierra. El agua representa la vida, el fuego representa el renacimiento y la purificación, y el vapor representa el aire.

El Temazcal es una bóveda a modo de iglú. El espacio interno está sellado por aire y luz exterior. La ceremonia comienza con el paño de la copa para identificar la intención y pedir permiso a cuatro áreas principales.

Una vez adentro, se colocan las rocas volcánicas que se calentaron previamente por el fuego junto con las plantas medicinales en el medio, y se agrega agua para llenar la cámara de vapor.

El vapor es manejado y dirigido por el guía hombre o mujer, con un ramo frondoso de plantas o ramas tiernas de árbol con las que abanica con movimientos suaves pero enérgicos,

El Temazcal, busca la re-conexión con las mismas personas que participan en esta ceremonia, entran en él como representación de estar entrando en el vientre de la madre tierra y por esto tiene forma de “domo” con pequeñas dimensiones representando el vientre. Es una verdadera experiencia al estilo prehispánico.

Era imposible que se omitiera el “Día de Muertos”, la ceremonia del Temazcal, permitió acercar a la gente, sin miedo al destino final, reencontrar a los seres queridos.

A la muerte se le tiene miedo y respeto, pero nos acercamos a ella, nos reímos para ocultar el temor.

Durante la ceremonia y antes de entrar al Temazcal, el maestro Sergio dio una breve explicación sobre los famosos temazcales prehispánicos, de dónde es su origen y qué significado tiene.

En culturas antiguas como la Teotihuacana, Tolteca, Tlatelolca, Mexica y Maya, la usaban regularmente para limpiarse y promover el trabajo de las parteras.

Después de entrar en el temazcal, nadie puede salir porque al estar dentro con un clima previamente creado, este se usa para tener un momento de reflexión y meditación.

Al Temazcal únicamente se va para sanar algo del cuerpo, pero siempre es recomendado ir con la mente abierta y con ganas de experimentar una sensación nueva.

Los beneficios de esta antigua tradición son ilimitados, las primeras civilizaciones de este territorio lo usaban para tratar enfermedades respiratorias, digestivas, cutáneas, circulatorias y reducir las molestias menstruales.

Por supuesto en la ceremonia del Temazcal no podía faltar la flor de Cempasúchil originaria de México, su nombre proviene del náhuatl “Cempohualxochitl” que significa “veinte flores” o “varias flores”.

Nuestros antepasados asimilaban el color amarillo de la flor de cempasúchil con el sol, razón por la que la utilizaban en las ofrendas dedicadas en honor a sus muertos.

La tradición marca hacer senderos con las flores de cempasúchil, desde el camino principal hasta el altar de la casa con la finalidad de guiar a las almas hacia los altares.

Para los mexicas, el Mictlán era el lugar de los muertos, donde los fallecidos atravesaban durante cuatro años un proceso para dejar el cuerpo y las emociones a su paso.

Había nueve niveles que eran obstáculos que las personas debían superar. En el primero, por ejemplo, había un río que las personas cruzaban con ayuda de un xoloitzcuintle, un perro sin pelo emblemático de México.

Después, se metían a cuevas, escalaban montañas de obsidiana, resistían fríos vientos, perdían la fuerza de gravedad, recibían flechazos, entre otras acciones.

El último nivel representaba el paso de nueve ríos y era como encontrarse con todas las emociones, en un proceso de purificación, el “Viaje de Desintoxicación”

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