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CHISPAS…

. Adonay SOMOZA HERNÁNDEZ. …………………………………………

DÍA DE SAN VALENTÍN. (No confundir con el Día del Amigo o Día Internacional del Beso). El Día de San Valentín o Día de los enamorados (desde el punto de vista laico, o simplemente San Valentín, es una festividad de origen cristiano que se celebra anualmente el 14 de febrero como conmemoración de las buenas obras realizadas por san Valentín de Roma, relacionadas con el concepto universal del amor y la afectividad. Originado por la Iglesia católica como contrapeso de las festividades paganas que se realizaban en el Imperio romano, también es una de las primeras fiestas que significaron la expansión del cristianismo en toda la Eurafrasia (Asieuroáfrica, continente euroasiático africano o simplemente y de forma concreta Eufrasia, es el súper continente más extenso de la Tierra romana; la fiesta ha conquistado importancia a lo largo del tiempo desde una perspectiva laica como el Día de los Enamorados o el Día del Amor y la Amistad.

A pesar del reconocimiento de san Valentín de Roma como el fundador de la fiesta el 14 de febrero, también se asocia a otros religiosos mártires con el nombre Valentín; esto no quebrantó la leyenda principal en la que se fundamenta la festividad: San Valentín casaba a soldados con sus prometidas en las mazmorras de las cárceles en el imperio en las épocas en que el cristianismo fue prohibido por Claudio II. Al enterarse de los votos matrimoniales que realizaba el santo, mandó capturarlo y traerlo frente a él para que se excusara; al parecer, Claudio no tenía más intención que solo reprenderlo y desterrarlo, pero por influencia de otros altos funcionarios mandó decapitar a san Valentín.

Los días que estuvo esperando en prisión para su ejecución percibió que la hija del juez de la prisión era ciega, y oró pidiendo a Dios que la joven tuviera la dicha de poder ver, durante su traslado a la plaza pública para su ejecución San Valentín le regaló un papelito a la joven para que lo leyera; ella, sin entender el motivo, ya que era ciega, abrió el papel y por primera vez logró ver y lo primero que vio era una frase que decía, “Tu Valentín”, como forma de despedida. Algunos historiadores que apoyan este relato como el único y verdadero afirmaron que Valentín se llegó a enamorar de la joven, por lo cual su simbolismo como santo del amor fue mayor.

Posterior a la leyenda de Valentín de Roma, la Iglesia católica, ya como religión oficial de Roma y con el papa Gelasio I como líder, buscaba la eliminación de las fiestas lupercales (Su nombre deriva supuestamente de lupus, por el lobo, animal que representa al dios Fauno, que tomó el sobrenombre de Luperco, y de hircus, por el macho cabrío), en donde según la tradición se sacrificaban perros y cabras para desollarlos y con la piel hacer látigos improvisados utilizados contra las mujeres para asegurar su fertilidad; la Iglesia católica encontró una forma de hacer desaparecer esta celebración sin que la población protestase, y eligiendo la vida noble de Valentín para que simbolizase el amor entre humanos, con fecha 14 de febrero del nuevo

calendario gregoriano. La fiesta poco a poco fue relacionada al día de la fertilidad; motivo por lo que lupercales quedaron reducidas hasta prácticamente desaparecer. Se tiene registro de que el primer día de San Valentín fue celebrado el 14 de febrero de 494. La fiesta fue establecida oficialmente por la Iglesia católica hasta que el papa Pablo IV dejó de celebrarlo y finalmente en 1965 durante el Concilio Vaticano II con Pablo VI se eliminó la fiesta del calendario litúrgico.

Desde el punto de vista popular la fiesta de San Valentín, (se interpreta como una oportunidad de celebrar el amor y el cariño, independientemente de la religión que se profese). Las celebraciones fueron variando con los siglos, siendo la Edad Media el período donde quedaría impregnado San Valentín con el amor cortés en donde se expresaba el sentimiento de afecto de una forma sincera, noble y con declaraciones poéticas románticas y las referencias al corazón y al dios romano Cupido.

Años más adelante se incluyó la amistad como una propiedad de San Valentín, y desde la revolución industrial a mediados del siglo xx, la mercadotecnia del capitalismo creó numerosos productos relacionados con el día de San Valentín, permitiendo que la fiesta llegue a lugares donde no se practica el cristianismo y donde ni siquiera están presentes las costumbres occidentales. IMPERIO ISLÁMICO. CONTINUACIÓN Y FINAL. ORTODOXOS: Los primeros califas fueron elegidos entre sus seguidores más directos, considerados los más dignos para continuar con la labor del profeta. En el 636 los musulmanes invadieron Persia, y triunfaron en 640. En 644 se conquista Chipre, en 651 Tiflis y Armenia, 654: Rodas. Durante su gobierno, el islamismo adquirió una estructura política definida y se instaló en Siria, Persia, Judea y Egipto.

Omeyas: En el año 661, el gobernador de Siria perteneciente a la dinastía omeya, Mohavía, puso en duda la legitimidad del califa Alí, quien fue asesinado. A partir de entonces esta nueva dinastía se hizo cargo del gobierno, transformándolo en una monarquía y trasladando la capital a la ciudad de Damasco. En 674 tratan de conquistar Constantinopla por mar, sin éxito. Durante esta etapa el islam anexó los territorios de Cartago en 698, el norte de África en 709, la península ibérica en 711, parte pequeña de la Galia en 720, más tarde conquistan el sur de Asia Menor y Turquestán hasta el río Indo. En 732 tratan de avanzar al centro de la Galia hasta Poitiers, sin embargo, los francos resistieron dos veces bajo el gobierno de Carlos Martel, hasta que en la tercera los francos salen a luchar y derrotan a los árabes.

Abásidas: En el año 750, una revolución iraní asesinó a la mayoría de los omeyas (solo quedó con vida Abderramán), quien consagró califa a Abul-Abás y estableció la nueva capital del imperio en la ciudad de Bagdad; los abásidas se mantuvieron en el poder hasta el año 945 en que los selyúcidas (turcos musulmanes) se apoderaron del califato. Durante este período las provincias de Córdoba, Egipto y Marruecos se desvincularon del poder central en Bagdad.

La primera Fitna. Omar fue sucedido por Uthmán ibn Affán, otro de los primeros seguidores de Mahoma. Bajo Uthmán, el nuevo imperio cayó en una guerra civil, a la que se llamó la Fitna, o desorden. Muchos de los familiares y primeros seguidores de Mahoma estaban descontentos con Uthmán, porque sentían que estaba favoreciendo indebidamente a sus parientes y actuando menos como un líder religioso y más parecido a un rey. Soldados rebeldes mataron a Uthmán y ofrecieron el liderazgo a Ali ibn Abi Tálib, el primo y yerno de Mahoma.

Muchos musulmanes (en particular quienes tenían sus propios candidatos al califato), rechazaron aceptar a Ali como líder, por lo que este pasó su breve califato luchando contra las facciones disidentes y los parientes de Uthmán, los Omeyas. Ali murió a manos de un asesino jariyí y los Omeyas reclamaron el califato. Ellos lograron retener el liderazgo de la mayoría de los musulmanes por varias generaciones, pero salvo por un breve período, nunca volvieron a gobernar sobre un imperio islámico no dividido. La fe islámica divergió también, separándose en las principales de la actualidad, los suníes y los chiíes. (Esta es quizás una enorme simplificación de una historia religiosa compleja).

La Segunda Fitna. El gobierno de los Omeyas fue interrumpido por una segunda guerra civil (la segunda Fitna) en el año 680, se restableció, pero luego terminó en el año 758. Después de esto, dinastías rivales reivindicarían el califato, o liderazgo del mundo musulmán, y muchos estados e imperios islámicos solo prestarían una obediencia simbólica al califa, incapaz de unificar al mundo islámico.

El apogeo del poder islámico. El territorio del Califato en el año 750. La mayoría de la población de este nuevo imperio no era musulmana. Sometida al estatuto de dhimmí y bajo pago de un impuesto de capitación (yizia), la población conquistada descubrió que sus religiones eran toleradas. De hecho, las autoridades musulmanas regularmente desalentaban las conversiones, ya que esto erosionaba su base impositiva. Bajo los Omeyas, los que buscaban convertirse, tenían que encontrar un benefactor árabe que los adoptara en su tribu. Una vez que fueran árabes honorarios, podrían convertirse.

Sin embargo, la mayoría de la población con el tiempo se convirtió al islam. Si fue un movimiento rápido o lento, es una cuestión fuertemente debatida en el mundo académico, y solo se decidiría por estudios meticulosos país a país.

La declinación de la unidad política. La unidad política del islam comenzó a desintegrarse. Los emiratos, que aún reconocían el liderazgo teórico del califa, se deslizaron hacia la independencia, y un breve resurgir del control terminó con el establecimiento de dos califatos rivales: el de los Fatimíes en el norte de África y el de los Omeyas (Califato de Córdoba) en España (los emires allí eran descendientes de un miembro de esa familia que logró escapar). Al final, los abbasíes gobernaron como marionetas para los emires buyíes.

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