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Clamor contra el aplastamiento de lageopolítica kakistocrática autoritaria



. BLAS A. BUENDÍA. ……………………………………………….

Por lamentaciones en México no paramos, y hoy los más de 127 millones de sus cohabitantes, han clamado contra el aplastamiento obtuso de una mente autoritaria y perversa, que día a día, con sentido kakistocrático, busca seguir demoliendo las instituciones democráticas de la Nación.

Si bien la kakistocracia es un término exactamente peyorativo, para ubicar en su máxima expresión a ese mesianismo rancio de donde, desde sus atarjeas, surge la designación de un gobierno formado por los más ineptos, los más incompetentes, los menos calificados y los más cínicos a un determinado grupo social, su estatus de salud es la putrefacción social.

En un juego de acertijos, la corrupción imperante en el medio de procuración, impartición y administración de justicia, le viene dando al traste a la democracia del país, traduciéndose en plenas realidades y, como “una herramienta básica”, es justo advertir que en el ayer y durante la época del neoliberalismo, un periodista de apellido Espinosa que prestó sus servicios al Washington Post, describió: “Bajo los puentes de la Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía) corren dos ríos: uno de dólares, el otro de mierda”.

La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., enunció también que similares argumentos —con muy ligeras variantes—, lo anterior se sostienen en esta Cuarta Transformación de la Nación.

Esa dramática realidad no ha sido expresada tan solo por ese periodista, sino que enumeró en reciente reunión académica, una dignísima toga de una ex servidora pública y funcionaria de la Fiscalía General de la República, la cual estuvo adscrita a cierto Estado de la Federación, digna letrada que en presencia de todo un señor General Brigadier de la Secretaría de la Defensa Nacional, dijo textualmente:

“Para ir a laborar, todas las mañanas me ponía unas botas de bombero que me llegaban muy arriba de la rodilla, con el objeto de no pisar y mancharme de todo el excremento que existía en la oficina”.

Lógicamente, si bien es un sentido demasiado riguroso de su deber, dio origen a este tipo de expresiones, es decir, descifrar las boñigas convertidas en gobiernos de los más ruines y que en México nunca se pensaba que este cáncer caería en sus espaldas, como balde de agua fría, o una maldita brujería.

Para enriquecer esta idea, un grupo de proscritos de las leyes —no existe otro calificativo más apropiado para describirlos—, se encargó durante la etapa del neoliberalismo de estructurar, maquinar, crear y consumar graves alianzas con el narcotráfico.

Ese gravísimo acto delictivo atentó en contra de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se opuso gravemente a nuestro Estado de Derecho y consecuentemente denigró y ensució a México.

“Pocas cosas desmoralizan más que la injusticia en nombre de la autoridad y de la ley”, dijo a lo largo del siglo XVIII, Concepción Arenal Pont (1820-1893), quien fuera una experta en materia del Derecho, pensadora, periodista, poeta y autora dramática española que se encuadraba en el realismo literario y pionera en el feminismo español.

Por desventura, ante los clamores contra los aplastamientos de la geopolítica kakistocrática autoritaria interna de México, nada ha cambiado en la Procuraduría (hoy Fiscalía) General de la República, desde esos años a los que hoy vivimos, la historia se repite con similares argumentos y otros rostros de actores siniestros, todos ellos violatorios de preceptos expresos y del fundamental y definido sustratum de nuestro régimen constitucionalista.

“La única diferencia es que ayer se delinquía y hoy por OMISIÓN al cumplimiento del deber se les brinda impunidad a esos bribones del Derecho”, acusa y sentencia la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México

Pese a esa afrenta —así lo fundamenta el escrutinio popular— degrada al recurrente y tristemente célebre líder de la 4T, a quien el pueblo exige, sobre todo en su papel como el Ejecutivo federal —principal actor político de la Nación—, sea congruente en sus acciones porque de lo contrario estará despertando al “México bronco” que nadie desearía ahora vivir y padecer, una sangrienta revuelta social, que se enmarañaría con el poder de facto que ha tendido el narcotráfico a nivel nacional y que tiene bajo su aparente pleno dominio, paradójicamente, al régimen fascista de Andrés Manuel López Obrador.

“Debemos decirle al C. Presidente de la República, que no debe de ser la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, sino el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, quien por su evidente desconocimiento del Derecho, tiene que acudir a nuestra Constitución Política para enriquecer su escaso o nulo acervo cultural en temas de justicia, que no sólo desconoce, sino que muchas veces inventa y, lo que es peor, no hace nada por enmendar las graves situaciones que siguen ocurriendo en la Justicia”, abundó.

Para ese tristemente célebre “líder de cuarta”, la citada Academia consideró que “para López Obrador no existe ni la Constitución, ni la justicia, ni la dignidad, ni la congruencia, ni la decencia, ni la diplomacia, ni el amor por México”, más bien, de forma histriónica y —como si fuera un peleador callejero y un pelafustán abusador del poder extralimitado—, continua y jocosamente se ríe de todo mundo al retomar los discursillos del tirano y megalómano asesino de Adolf Hitler: “A mí no me vengan a decir que la ley es la ley”.

“¡Es cuanto!”, apuntó el prestigiado abogado Alberto Woolrich Ortiz, presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C.

Descomposición mental. El grado de descomposición mental ha rebasado los límites éticos ya que se viene observando que López Obrador se indigna o se inquieta desordenadamente, su emoción borra su lucidez y lo obnubila, y por lo consiguiente, su convicción se conserva enfebrecida.

De igual forma, ha despreciado a “su” pueblo noble, se ha burlado sistémicamente de él, y lo ha masacrado por negarse a controlar la pandemia que para él, es un discurso recurrente y demagógico.

Las fuerzas del mal dominan a López Obrador y lo definen como un mega enemigo de México, incluso, un curioso meme que muestra una viñeta con la imagen de su muñequito que cruza la banda presidencial en su pecho, un Ministro de la Corte, fustiga: “Esta caricatura es un peligro para México”.

Al tolerar las acciones criminales del narco, López no solo le ha jugado al peligro, sino que Estados Unidos a través del aparato de inteligencia del gobierno estadounidense, ya está preparando incursionar con sus plataformas especiales para asaltar y allanar suelo mexicano, debido a la indolencia que ha mostrado el Ejecutivo mexicano para seguir protegiendo al narcotráfico, pese a la detención de Ovidio, uno de los hijos de “El Chapo” Guzmán.

Y si bien, los oclócratas demagogos y arbitrarios nunca han sido adictos a los Hombres de Leyes, es aterrorizante el perfil psiquiátrico de López Obrador, la sociedad vuelve a organizarse porque ante el asecho y lo peligros que representa el famoso AMLO, comienza a reestructurarse la idea: “Ni un voto a MORENA, por TRAICIÓN A LA PATRIA”.

Es tal la magnitud del repudio nacional en su contra, que su patrimonio electoral ha disminuido: julio 2018, 30 millones; julio 2021, 20 millones; y agosto 2021, 6.5 millones. ¿Se le acabaron los votos a la 4T?

La crudeza de los memes en internet, tienden a destruir toda estructura de los actores políticos; recientemente surgió uno de tantos donde López Obrador, acompañado por su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, en la gráfica aparece un diálogo secular donde la señora, acariciándole la barbilla, describía:

“Dicen que mi esposo es un inepto, incapaz, resentido, mediocre que no sabe hablar, ni vestir, que le falta educación, inteligencia, falto de cordura, ególatra, inhumano, cínico, sinvergüenza, doble moral, cobarde, y que no sabe gobernar. ¡No es falso… pero le exageran!”

Ante esta realidad, los mexicanos, a quien alguna ocasión calificó como “tontos útiles”, éstos no termina en seguirse carcajeando de un personaje a quien también lo tachan como “el idiota de Palacio Nacional”, no solo por “la maravillosa manipulación de los cerebros débiles, que no dejan de ser carnada de un acto por demás pueril”, sino que ya se hizo costumbre ese intercambio de ataques verbales entre supuestos cándidos.

Para una muestra histórica, basta recurrir a lo que expresaba el tirano Vladimir Lenin: “Usaremos a los idiotas útiles en el frente de batalla. Incitaremos el odio de clases. Destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad. Comerán las migajas que caerán de nuestras mesas. El estado será Dios”.

Si México sigue enfrentándose a un sociópata escatológico, su destino será el final de haber sido una República soberana, ya que —necesario recordar— los sociópatas se caracterizan por la falta de remordimiento o empatía por los demás, la falta de culpa o la capacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones, el desprecio por las leyes o las convenciones sociales y la inclinación a la violencia. López Obrador reúne eso y muchos otros pecados capitales.

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