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Como “tramposo lamebotas”, Alejandro Armenta Mier exhibe su “desesperanza camaleónica”



. BLAS A. BUENDÍA. ………………………………………………………..

Desde la tribuna de la Cámara Alta, el senador Alejandro Armenta Mier, aspirante al gobierno de Puebla, sin pruebas fundamentales, denunció que fue “amenazado” por la presidenta de la Suprema Corte de la Nación, Norma Lucia Piña Hernández, por medio de varios textos de WhatsApp, de aparente “dudosa procedencia”.

De inmediato, la Presidenta Ministra Norma Piña admitió la autoría de los textos, que si bien fue un grave error de las características de una intimidación, Armenta tuvo que tragarse su coraje para complacer a su amo, el Presidente Andrés López Obrador, sobre todo en estos momentos que está en pugna abierta contra la Corte, cuyos togados han impedido la violación a la Constitución por parte de los malqueridos y mafiosos morenistas.

La decisión del Ejecutivo forma parte de acallar las voces viperinas que surgen de entre los actores políticos que poseen una adversidad contra la 4T, para evitar entrar a una espiral de los dimes y diretes, cosa extraña para el caudillo tabasqueño, de quien desde que se tenga memoria, ha sido el gran maestro de la discordia y la denostación, hasta llegar a la polarización de la sociedad.

Armenta inició con que denunciaría a la Presidenta Ministra sobre los hechos que han dañado su perfil político, pero bastó una “sugerencia” del tabasqueño para olvidar ese proyecto de escándalos públicos entre políticos.

Armenta ha obedecido en todo al Peje Lagarto, hasta el colmo del “tramposo lamebotas”, transformándose en una persona oscura que hace hasta lo imposible para ganarse la confianza del afamado Presidente de México. Es decir, dar un paso más hacia la nominación al gobierno de Puebla.

El legislador por ahora de afiliación morenista tiene una biografía oscura, como político.

Fue allegado a Enrique Peña Nieto, pero observó mejores horizontes al lado del grupúsculo de traidores encabezados por Andrés Manuel López Obrador, quien lo colocó como presidente de la mesa directiva del Senado de la República, desde donde orienta las instrucciones presidenciales a los senadores de Morena, para encauzar el absolutismo presidencia, así como de todas las acciones para alcanzar la “Cuarta Transformación” de la República.

Desde luego, y fiel a su costumbre, Armenta traicionó al ex presidente Enrique Peña Nieto, pretendiendo ahora llega hasta la ignominia por llamar la atención del Peje Lagarto para que lo señale con el dedo índice y convertirlo aspirante a la candidatura del gobierno poblano.

Visto desde los cuatro horizontes, el títere Alejandro Armenta Mier, se viene comportando como lacayo para complacer en todo a su jefe López Obrador, haciendo todo lo que está de su parte para ser tomado en cuenta en la nominación al gobierno de Puebla, que compite por ese cargo con su primo, el diputado Ignacio Mier Velasco, o sea, se vislumbra no solo un “choque de trenes”, sino que el Peje Lagarto, con antelación, puso a pelear a los Mier.

Con anterioridad, el “valiente” senador Armenta, fue secretario particular del gobernador poblano Mario Marín Torres, quien fue adversario de AMLO, con quien ambos eran agitadores.

El llamado “góber precioso” —ahora en prisión—es padre político de Armenta; a él le debe la presidencia municipal de Acatzingo; fue diputado local por el distrito 18, y secretario en el gabinete marinista como director general del DIF.

Su habilidad o criterio cambiante —cuán camaleón de cuatro espuelas—, le permitió evitar ser involucrado en el grupo de pervertidos políticos pederastas o de participar en la recepción de las “hermosas botellas de coñac”, que el ex mandatario Marín Torres recibía en la Casa Puebla, de parte de José Kamel Nacif Borge.

Armenta fue separado del Partido Revolucionario Institucional por sus frecuentes asistencias a las reuniones del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y porque expresó que en ese grupo son “enemigos de la corrupción”, de acuerdo con sus comentarios.

Como “vil chismoso”, Armenta Mier también es incondicional del ex gobernador Manuel Bartlett Díaz, a quien le informa de todos los movimientos políticos que se registran en el estado de Puebla.

Se presume que el director de la Comisión Federal de Electricidad, recomendó a Javier López Zavala, candidato derrotado al gobierno poblano —preso en un penal estatal—, como presunto responsable de la muerte de la activista Cecilia Monzón Pérez.

El criterio de Armenta es la infidelidad; se le recuerda que fue encarnizado crítico de la todavía magistrada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Yasmín Esquivel Mossa, por el doble plagio de sus “méritos académicos”, primero por el título de licenciada y más tarde del doctorado. Armenta calificó como “vergonzosas” ambas acciones.

Cambió de opinión tan pronto supo que AMLO apoya con todo su poder a Yasmín Esquivel Mossa, quien es la esposa del constructor estrella de la 4T, José María Riobóo

El senador Armenta es el mismo tramposo que se arrodilla ante la injerencia de AMLO en el Poder Legislativo y fue el líder senatorial quien encabezó la reunión de senadores de MORENA, en la sede alterna del patio del antiguo Parlamento de Xicoténcatl, sesión en la que se aprobaron al “vapor “por lo menos 20 iniciativas enviadas por el Ejecutivo, en menos de dos horas y sin quitarles ni una coma, de acuerdo con las órdenes del Peje Lagarto. Alejandro Armenta Mier, seguirá haciendo todo lo posible para complacer al Presidente dela República.

Trasciende que los entrañables “cañonazos” al muy estilo del presidente Álvaro Obregón, han estado a la orden suprema que ordena entregar el Ciudadano Presidente de la República, a sus corifeos, toda vez que es algo común entre los legisladores (senadores y diputados) del kakistocrático Movimiento de Regeneración Nacional. El método es de sobornar a esos “representantes del pueblo” para que obedezcan ciegamente todos los caprichos del ahora Rey AMLO.

Pese a todo este escabroso caminar, Alejandro Armenia Mier es un político cualquiera, advenedizo y capaz de vender a su madre, si con eso lograra alguna ventaja.

Como “tramposo lamebotas”, Alejandro Armenta exhibe su “desesperanza”, ha sido un político más —de esos de relleno—, vividor y explotador del erario; cuán vil gandalla que solo acuden al Parlamento mexicano a aprobar iniciativas de “ley”, en detrimento del desarrollo de la nación, sin importarle el color partidista. Lo que le ordenan, eso hace, sin importar que sus votos lesionen la buena marcha de millones de mexicanos.

La Real Academia Española (RAE) adjetiviza a quien se comporta como “gandalla”. En suma, “el que saca partido de todo, sin consideración ni respeto por los demás”; “provechado”; “es un cuentero, codo, collón, gandalla, convenenciero”, “el ahora líder de la Mafia del Poder morenista en el Senado de la República, donde confluyen varios grupos de gandallas que arman broncas parlamentarias sin la razón de ser, todo tiene un recio económico, a través de las redes de corrupción legislativa.

Indignación. Dentro de todo este panorama político, en redes sociales circuló una supuesta carta emitida y firmada por la Presidenta Ministra Norma Piña, que pese a su investidura, la Suprema Corte de Justicia de la Nación no utilizó los mecanismos oficiales, sino un documento que podría carecer de veracidad pues no contiene el logotipo del Poder Judicial de la Federación. La epístola está fechada en Ciudad de México, 18 de mayo de 2023.

“Hago esta aclaración por respeto a quienes han mostrado apoyo a mi persona. Por respeto a mis pares y a mi familia. No quiero que mi silencio deje lugar a dudas. Como lo manifesté expresamente en la comunicación personal con el Senador Armenta Mier, sostengo en público lo que dije en privado.

“Sus expresiones sobre datos inexactos, así como sobre la labor de quienes formamos parte del Poder Judicial me indigna.

“Reconozco que la vía utilizada no fue la más adecuada. Confío en que mi modo frontal y directo de hablar se distinga claramente de una amenaza.

“La honestidad es el criterio para construir el México que la Constitución garantiza y que las y los mexicanos nos exige”, puntualiza la Presidenta Ministra Norma Lucía Piña Hernández, en su carta que para muchos, es un texto simuladamente apócrifo.

A su vez, el legislador aseguró que el 16 de mayo, la ministra entabló comunicación con él y recibió comentarios con un tono “inapropiado e intimidante”. De acuerdo con lo expuesto, fue a través de Daniela Pérez, secretaria técnica del Senado, que Piña Hernández habría conseguido su número telefónico por el cual posteriormente intercambió diversos mensajes.

La noche de aquel martes un sujeto auto-identificado como Francisco Tapia, asesor de la letrada, se puso en contacto con la asistente de Armenta y tras conseguir el contacto, se generó la conversación a través de la aplicación WhatsApp. Ante tale hechos, el senador anunció que enviaría una carta al Supremo Tribunal para que la propia presidenta confirme o rechace la personificación que se le hizo.

Frente a todo este escándalo —lleno de maldad y envidia—, el Ejecutivo federal —como siempre— “metió su cuchara” y le pidió a Armenta que ya no procediera con sus amenazas de entablar denuncias penales, mismas a las que solo les dio lectura desde la tribuna, sin tener mayor éxito a su imberbe drama protagónico, que de forma neugonista, López Obrador se ubicó neutralmente en el lado opuesto de los antagonistas.

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