Día de Muertos nos recuerda cuán finitos somos especiales

. EDMUNDO OLIVARES ALCALA. …………………………………….

Bajo el manto de la noche, y soportando las inclemencias del tiempo, millones de familias en México, en los Campos, esperan ansiosos la hora en que sus padres, hermanos y demás familiares, así como amigos, quienes se encuentran ya con Dios “espiritualmente” estarán entre los vivos, donde, entre llantos rezos y canciones, los recuerdan eternamente.

El Día de Muertos en el poblado de Todos Santos Xochitlàn, Puebla, es una celebración que va más allá de la muerte, es una expresión de amor hacia aquellos que nos han dejado.

Cada año, los xochitecos se unen para recordándonos que, aunque los seres queridos se hayan ido, su recuerdo y legado perduran en nuestra cultura y corazones.

El Panteón del poblado de Todos Santos Xochitlán, Puebla, cuna de grandes hombres y mujeres, cada año se inunda de familias completas donde hombres, mujeres, adolescentes y niños, con santa devoción acuden para visitar los sepulcros donde guardan los restos de sus familiares muertos.

Desde ayer miércoles, cientos de personas, desde temprana hora acuden al campo santos para limpiar los sepulcros, dejarlos preparados para que por la noche les coloquen veladoras y flores.

Las campanas de la iglesia del poblado anuncian la media noche, las almas de muertos, “empiezan a arribar al panteón para convivir, aunque sea por unos segundos, estarán entre los vivos, sus familiares.

Entre copa y copa, los tríos, los familiares, o los cantores en general, recuerdan a sus familiares interpretando las canciones amorosas que en vida les gustaba.

Algunas personas, hombre, mujeres y adolescentes, con llanto en los ojos recuerdan las cosas buenas, malas y chuscan, que hicieron sus seres queridos, provocando la nostalgia y la risa y piden reír a Díos su eterno descanso.

La señora Ofelia Alcalá, Manuel Olivares “El famoso Gavilán”, así como el periodista Manuel Olivares hijo, son recordados por sus hijos, sus familiares y la mayor parte del pueblo, por su generosidad, por haber apoyado a sus paisanos cuando más los necesitaba.

Esta celebración mexicana nos recuerda cuán finitos somos; no obstante, también nos enseña que la muerte es parte de la vida y debemos festejarla.

El Día de Muertos es una tradición mexicana de origen prehispánico que se celebra principalmente el 1 y 2 de noviembre. Sin embargo, se dice que desde el 28 de octubre comienzan a llegar las almas. Además, últimamente los preparativos inician muchas semanas antes y es que la belleza y complejidad de esta celebración ha atraído la atención de todo el mundo.

Es un hecho, de la muerte nadie escapa. Sin embargo, pese al dolor que su presencia pueda provocar, de nuestros pueblos indígenas hemos aprendido a percibirla como una etapa en la que debemos regocijarnos.

A veces el colibrí, a veces el cuervo,a veces el tecolote, nos dice cuándo hemos de irnos.

Pero nosotros los mexicanos no morimos, sólo cambiamos de casa, de cuerpo. Y cada año venimos aquí,

En las diferentes regiones de México las comunidades celebran el regreso temporal de sus familiares y seres queridos difuntos.

Se trata de una festividad sincrética entre la cultura prehispánica y la religión católica que, dado el carácter pluricultural y pluriétnico del país, ha dado lugar a expresiones populares diversas, transmitidas de generación en generación y a las que, con el paso del tiempo, se han añadido diferentes significados y evocaciones de acuerdo con el pueblo indígena, comunidad o grupo que las llevan a cabo, en el campo o en la ciudad.

Hasta dentro de un año familia.